La pila de papeles rodeaba mi escritorio, era temprano, tanto que el sol aún no se asomaba para alumbrar la ciudad, había amanecido -como tantas veces lo hacía-, mi cabeza dolía y... ¿Cómo no? Aún no terminaba el trabajo que yo mismo me había encargado y todo por tener mi cabeza en otro lado.
Me sentía frustrado últimamente, pensé que el remordimiento nunca me llegaría pero aquí estaba, lo tenía justo a mi lado repiqueteando en mi cabeza, martillandome con lo mismo «Eres una mala persona» lo soy, eso lo sé, pero me duele el hecho de que lo descubrí hasta ahora. Cinco años en esto y justo ahora es que comienzo a arrepentirme y preguntarme el porque no deje esto hace tiempo, porque no deje de pintarme una vida feliz cuando en mi posición nunca la tendría. Soy un iluso.
Por ello es que en cuanto mi cabeza hizo clic me levanté rápidamente dispuesto a acabar con eso, iba a acabar por fin con mi pequeña burbuja de felicidad, la cual supe que en cualquier momento se rompería.., a pesar de las palabras, momentos y detalles bonitos, botaría todo al carajo porque ante todo debía tener amor propio, o por lo menos, recuperar un poco de eso, también mucho orgullo y ego... Lo necesitaría
En cuanto llegué a mi casa me asee y arreglé adecuadamente, no iba a mutar a un nuevo yo oliendo a vagabundo, claro que no. Por eso es que al estar listo me fuí a la imponente Corp. Jeon, hoy iba a ponerme a mi primero.
Mis zapatos de un pequeño tacón resonaba en el fino y caro mármol, ya había salido del ascensor así que con imponencia buscaba a la secretaria de el hombre que yo iba a enfrentar hoy, gracias a ella conocí a la persona que yo hasta hace unas semanas creía el amor de vida, quién iba a dejar su rutina por alguien como yo ja, que idiota si lo era, pero mientras venía en el auto me puse a pensar en todo pasamos juntos. En como nos conocimos, lo tímido que era conmigo, lo detallista y romántico aunque no fuera en fechas especiales. El era el estándar. Pero nada era color de rosa, siempre va a haber algo empañando nuestra felicidad... Está casado, pero eso no es todo, tiene años casado y lo peor es que yo lo sabía.., siempre lo supe y nunca me quejé por su esposa, nunca dije nada sobre eso, incluso la ignore muchísimo. A pesar de sus ausencias en casa yo no me quejaba, simplemente me daba mi lugar «claro, de segundo plato» y lo admito, en ese momento perdí todo lo que alguna ves fue mi dignidad, amor a mi mismo y autoestima. Todo se fue por la cañería.
Pero a pesar de todo yo sentía que el sí me ama, aunque parezca mentira yo si lo creo, y lo siento en mi corazón que late desenfrenadamente cuando lo veo, cuando siento su tacto, sus besos, sus caricias y cuando miro esa sonrisa tan hermosa que me mata.
Al llegar al puesto de trabajo de mi amiga sonrio en grande mirándola, regalandole mi más sincera sonrisa. Ella me da una igual pero esta parece forzada, mucho diría yo, no le prestó atención a malos pensamientos y me pongo de puntitas para alcanzar el alto escritorio debido a mi altura.
—Hola Jinnie — esa linda chica de cabellos negros es una de mis únicas amigas en la capital desde que llegué. Jinnie o Jinha como es su nombre real es una maravillosa persona, pero sobre todo alguien madura, sensata, agradable y muy cariñosa con quiénes son de su agrado. Ella ha sido secretaria por siete años seguidos de mi novio, gracias a ella nos conocimos y aunque parezca raro el chico no es su santo de alabar, más bien le cae super mal. Y ella lo admite, pero sigo sin opinar sobre eso, aunque ella muchas veces me ha dicho que lo deje y también deje de hacerme daño a mi mismo con sus palabrerio bonito yo no puedo, estoy metido de cabeza es esto.
—Hola Yoon, pensé que no vendrías — se notaba nerviosa, y yo no sabía que era —¿Que haces aquí bonito? — la pregunta me pareció tonta y hasta muy de sobra, pero no dije nada al respecto. Simplemente trate de alivianar el ambiente tenso -que de repente se había formado entre nosotros- reí de forma nasal moviendo mi mano en señal de negación. Había comenzado a arrepentirme de esta repentina resurrección en mi, así que deje de lado mi levantamiento y querencia de dejar mi noviazgo para visitar -como siempre- a mi novio.
—B-bueno..., Sobre eso mi niño.., lo siento pequeño pero no puedes entrar — fruncí mi entrecejo un poco -muy- confundido por su respuesta, la cual no esperaba por nada. Un pequeño mohin se hizo en mis labios y la mire tratando de convencerla como muchas veces lo había hecho —Yoonie, no te puedo dejar entrar porque... Porque Ryujin está ahí con el — siempre me había gustado su manera de ser tan directa, pero esta vez me dolió el hecho que lo haya dicho sin tapujos. Me dolió mucho saber eso, esa mujer no pisaba está empresa al menos que quisiera dinero para bañarse con el, por eso nunca me había tenido que preocupar por mirarla o compartir el mismo oxígeno con ella. Una lágrima se deslizó por mi mejilla, mi amiga, muy preocupada, vino a mi abrazándome, brindándome calor y amor que es estos momentos necesitaba.
Pero algo dentro de mi no iba a quedarse con eso, claro que no, sin pensarlo la empujé con suavidad y corrí a la gran puerta aún sin tener mis cinco sentidos conmigo, no sabía lo que hacía pero lo que si sabía era que ese idiota que alguna vez llame amor de nombre Jeon Jungkook me las iba a pagar con creces.
Estuve apunto de prácticamente tumbar la puerta, de no ser por la conversación que la pareja tenía adentro, quise entrar pero me detuve porque quizá esto me serviría de algo... Y vaya que si
—En verdad no entiendo que haces aquí Ryu, sabes que estoy muy ocupado como para que vengas aquí. Existe el teléfono... — si fuera otra situacion me fuera reído a todo pulmón, para mí si tenía tiempo, y de sobra
—Lo sé kook pero esto es importante — escuché lo que pareció ser un suspiro agotado de Jungkook, quién parecía estar cansado de que su esposa cortara todo y no terminara de contar lo que quería
—Habla Ryu, estoy demasiado ocupado como para tus tonterías ¿Quieres más dinero? Muy bien, ve con Jinha y dile que te haga una transferencia desde mi cuenta bancaria pero por favor no- — la tipa pareció cortarlo, porque hubo un largo silencio, tanto que me ponía los nervios de punta y la curiosidad a flor de piel por saber que era
—Estoy embarazada — sentí como un molesto pitido en mi oído impedía escuchar lo demás, una fuerte punzada en mi cabeza me hizo caer de rodillas. A lo lejos escuché el sonido sordo de unos tacones acercándose, en un momento pensé que era la esposa de Jungkook pero no. Era mi amiga y venía con su novio, quién también trabajaba ahí.
El musculoso jóven me tomó entre brazos al ver mi situación débil, mi rostro más pálido de lo normal y mi cuerpo gelatinoso, no hablaba simplemente veía en un punto fijo. Al final no pude más con la presión y terminé desmayandome en los brazos de Hyunwoo quién un poco asustado corrió junto a Jinha hasta el ascensor.
‹Give me a whisper And give me a sign Give me a Kiss before You tell me goodbye (Don't Cry)›
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Dᴏɴ'ᴛ Cʀʏ {Kᴏᴏᴋɢɪ} || Finalizada ||
FanfictionSolemos decir que los amantes son seres malos y que merecen el odio de toda la sociedad, incluso Yoongi quién es amante de Jungkook también lo cree.. Gracias a ello se levanta en contra de su propia relación sin importarle sus sentimientos. En un pr...