Por Su Culpa

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Pov. Clarie

Mis maletas ya están listas, todo ya está empacado, solo falta que llegue el camión para empezar a subir todo. Camino hacia la que una vez fue mi sala, en donde todo está en cajas, esperando ser enviadas; Los muebles, adornos, alfombras, cuadros y lámparas que una vez tuvimos decorando esta parte de nuestro santuario están listos para formar parte de otros hogares.

Hogar... Qué triste suena esa palabra cuando hoy no tengo nada y hace seis meses lo tenía todo. Por muchos años creí saber, conocer lo que significaba tener una relación estable, sana, duradera, llena de amor. Recuerdo a nuestros amigos elogiando lo que teníamos: un matrimonio feliz, admirado por cómo a pesar de los años, nos amábamos, aún demostramos pasión.

Aún confiaba en ti, Taylor.

Nunca había sido perfecto, toda relación tiene momentos en los que se debe parar, respirar y hablar cualquier dilema que se tenga, intentado buscar una solución a cualquier problema que enfrenten en ese preciso momento; nosotras logramos encontrar soluciones, nos tardábamos, a veces para dilemas pequeños, más lo superamos. Ese era el punto.

Juntas, todo lo superamos. Pasado.

Lo que no está en el pasado, es que faltan diez días para mi cumpleaños número veintinueve, debería, no, deberíamos estar planeando una cena con tus padres, hermano y mis padres al mismo tiempo que una pequeña reunión/fiesta con nuestros amigos más cercanos. Debería de estar dividiendo mi tiempo entre el trabajo y los preparativos. Incluso, debería estar planeando su llegada. Sé que no me sirve de nada vivir de lo que "podría haber sido" o del "hubiera sido" pero estar en esta casa me hace preguntarme ¿Qué hubiera sido si yo no...? Ni siquiera, lo sé. Debo preguntar primero algo como: ¿Si no me hubiera enterado del engaño como lo hice aún tendría a mi bebe? o ¿Qué hubiera pasado si todo seguía igual y me seguías viendo la cara de estúpida? ¿Planeabas dejarme algún día por tu amante si no te hubiera dejado yo primero?

Tengo muchas preguntas.

Y tú, Taylor, tienes la respuesta a la mayoría de ellas.

En medio de mi caos mental, me detengo en lo que una vez fue nuestra cocina. ¡Oh! Como nos gustaba tomar café a media noche metidas de lleno en charlas que no tendrían dos amantes, la tendrías con tu alma gemela. También tengo miles de memorias de tu sonrisa al llegar a casa y encontrar organizada una cena romántica cada cierto tiempo solo porque quería decirte cuanto te amaba, así como en un principio tu también lo hacías.

No solo yo te sorprendía, me encantaba cuando me hacías el desayuno decorando la mesa con mis flores favoritas, siempre cambiabas algo. Siempre me sacabas una sonrisa, Taylor, llenabas mi corazón de tanto amor y dicha que me sentía completa hasta en mis peores momentos. Pensé que tú también te sentías así de dichosa conmigo a tu lado, sin importar lo que la prensa dijera, creía que me veías ahí sosteniendo tu mano el resto de nuestras vidas. Como juramos en aquel altar.

Estaba tan equivocada, eso está claro hoy en día. Ojalá me lo hubieras dicho antes de ver cómo le faltabas el respeto a nuestro santuario, a nuestro matrimonio, a nuestro bebe. Así como esta hermosa cocina tiene todos esos buenos recuerdos de nosotras disfrutando de lindos momentos, también contiene uno azul oscuro que ha logrado eclipsar las memorias anteriores.

Creo que no tienes idea de lo bien que lo recuerdo.

El día en que todo se quebró, esta cocina fue testigo de todo: los besos, las copas, el champagne, mi dolor, la traición hacia tu familia. Habían sido días cansados Taylor, ambas estábamos agotadas. Las dos teníamos diferentes motivos para encontrarnos en ese estado, por ejemplo, tu estabas agotada de las sesiones de estudio, yo estaba terminando mi último informe antes de entrar en el periodo de maternidad por orden médica, dejando a mi hermana a cargo de la empresa. Por eso, aquel día estaba esperando llegar a casa con mi amada esposa, queriendo una tarde de relax a tu lado, pues me habías comentado anteriormente que regresarías a casa temprano. Creí en ese momento que lo decías por mí. Para pasar tiempo juntas.

Ahora que lo pienso, nunca debiste avisarme, Taylor.

Nunca debiste haber hecho lo que hiciste.

Seis meses después, me sigo cuestionando el ¿por qué lo hiciste? Y no hablo de tu engaño. Me refiero a llevar a esa ..., a nuestra casa justo cuando nos enteramos, que el embarazo no me estaba sentando bien, me sentía exhausta todo el tiempo, el médico nos sugirió tranquilidad y reposo absoluto al menos los dos primeros meses. Aquella tarde, pasó justo lo contrario a lo que nos prometiste al médico y a mí: que me cuidarías como lo que se suponía era tu princesa hermosa.

Nunca fui tu princesa Taylor, aquellos besos, caricias y palabras susurradas al oído de esa mujer, en la encimera en nuestra cocina mientras bebían un par de copas de champagne, destrozaron lo que una vez tuvimos. La situación se complicó más, cuando el dolor de tal espectáculo, afecto a nuestro bebe, inevitablemente, todo eso me causo una amenaza de aborto. El dolor que sentí, me causó un grito de miedo y agonía. Solo hasta ese momento ambas, se dieron cuenta de mi presencia, tenían una expresión de miedo y culpa.

No supe lo que dijeron, tampoco me importaba. Eran y son unas traidoras. Así que, en medio de todo ese caos, en donde ambas me pedían disculpas, pero en el que tú nunca te acercaste a mí. Solo te grite llena de rabia, traición:

- ¡Aléjate de mí!

Cuando intenté darme la vuelta, sentí el dolor en mi vientre más agudo, no pude dar más de dos pasos antes de apoyarme en una pared, donde me di cuenta que estaba sangrando. Escuche el grito de esa... Señalando mi estado, en ese momento dejaste todo atrás Taylor, por fin yo era quien te preocupaba. Te acercaste a mí tomándome en brazos, dirigiendo nos hacia la camioneta.

El camino hacia el hospital fue extremadamente duro, me decías que íbamos a estar bien, que estarías para nosotros y harías todo lo posible para que me recuperara. Ella me miraba preocupada, al final de cuentas era mi amiga, pero estoy segura de que no le gustó nada de lo que me dijiste. Te ignore, bueno a las dos, todo en lo que podía pensar era en mi bebe. No lo quería perder. Era lo único que me quedaba.

Al llegar pasamos de una a la sala de maternidad, y cuando quisiste acompañarme te grite que no. Les grité a todos que te quería lejos de mí. Los médicos obedecieron, sin importar que eras mi esposa, ellos me llevaron lejos de tu ahora horrible presencia.

Me ayudaron Taylor, nunca entendiste eso así que los culpaste de la pérdida de nuestro bebe y en medio del dolor les gritaste, los insultaste y terminaste llorando como nunca te había visto hacerlo. Yo no lo hice, después de tu escena, simulando preocupación por el que iba a ser nuestro hijo, les di las gracias por toda su ayuda con lágrimas cayendo por mis mejillas, sabía que no había sido su culpa. Era la tuya.

Me perdiste en ese momento, amor.

Ya no tenía a nadie. Y quería estar sola, tu ignoraste eso. Así como muchas cosas más.

Impactada por mi reacción, me preguntaste qué carajos me pasaba, si estaba consciente de que había periodo al bebe. Si Taylor, sabía todo eso al igual que me di cuenta que tú, ya no me transmitías paz o felicidad. Por eso después de dos días de recuperación, cuando volviste de la casa con mi celular y ropa cómoda para por fin irme de aquel frío lugar, te recibí con mi abogado.

Y hoy, a unos días de mi cumpleaños, terminamos de una vez lo que fue nuestra historia de amor. Desearía que nunca hubiera terminado, desearía que tú nunca me hubieras engañado con mi mejor amiga, desearía tantas cosas que es imposible que se hagan realidad. Así que, llenándome de determinación, decido terminar de recorrer la casa mientras intento tranquilizarme, tengo que empezar a dejar ir el dolor, a mi bebe aun si eso me toma toda la vida. Regreso a la cocina y me paro enfrente de esa maldita encimera, sacando de mi bolso las llaves y dejándolas encima del mármol frío junto a mi anillo de matrimonio. Me giró cuando escuchó unos pasos acercándose a la cocina, estoy por hablar cuando veo que eres tú junto a tu madre.

-Claire...

Más de un universo- TSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora