Capítulo 9

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Tara y yo atravesamos las puertas de la cafetería y ocupamos nuestra mesa habitual frente a la ventana.

Segundos después, una camarera nos tomó nota y se alejó en dirección a la cocina.

Los ojos de Tara recorrieron mi rostro con preocupación mientras yo jugueteaba con los cubiertos.

—Chica, parece que no hayas pegado ojo. ¿Qué te ha pasado? —

Respirando profundamente, comencé a relatarle los acontecimientos de los días anteriores: mi enfrentamiento con Sam, la intervención de Eric, las disculpas de Sam en el bar.

Tara escuchó sin interrumpirme, aunque frunció el ceño.

Cuando terminé, guardó silencio por unos segundos.

En ese momento, la camarera volvió con nuestro pedido. Depositó las tazas de café frente a nosotras y un gran trozo de tarta de queso en el centro de la mesa. le agradecí con un gesto y la mujer se marchó.

Soplé en mi taza humeante y di un sorbo antes de continuar.

las cosas se están complicando aún más si cabe. No sabía que involucrar a Eric traería este tipo de consecuencias — admití finalmente, bajando la mirada hasta el gastado mantel de plástico de la mesa.

—No intento justificar el arrebato de Sam... pero está claro que sólo se preocupa por ti. Pero te advertí sobre mezclarte con vampiros, Hope. Siempre traen problemas. —

Sus palabras me escocieron, pero no pude negar la verdad que contenían.

—Lo sé, Tara. Créeme, si hubiera otra forma... —

Ella levantó una mano.

—No te estoy juzgando. Dios sabe la clase de hombres con los que me he liado... — Una sonrisa pícara reemplazó su expresión preocupada, haciendo que se me escapara una pequeña risa.

—Ten cuidado, es todo lo que te digo. —

Le devolví un gesto afirmativo, sintiendo que me quitaba un gran peso de encima.

· Lo haré, te lo prometo. —

Seguimos comiendo en un confortable silencio, hasta que Tara sugirió.

—Tengo una idea. Un nuevo spa acaba de abrir en Shreveport. Puedo reservar masajes y tratamientos faciales para las dos, Te vendrán bien después de todo el estrés que has soportado estos días. ¿Qué dices, te apuntas? —

Enarqué una ceja ante su proposición.

"¿Un día de spa? Nunca he estado en ninguno... ¿Cómo es? — cuestioné, recordando el pueblucho de Ashdown, donde a duras penas teníamos un Walmart.

—Créeme, te encantará —repuso Tara, llevándose un bocado de tarta a los labios.

Cuando terminamos de comer, Tara se puso de pie, depositó unos billetes en la mesa y salimos del local.

Una vez fuera, subimos a su coche en dirección a Shreveport.

Cuando llegamos, miré a mi alrededor maravillada. Sonaba música suave mientras las clientas charlaban en voz baja sentadas en amplios sofás, ataviadas con batas de felpa.

Los aromas relajantes de la lavanda y el eucalipto me inundaron mientras nos registrábamos, observando con curiosidad la decoración zen minimalista: suelos de madera pálida, iluminación tenue y plantas de bambú que decoraban las paredes.

—Ahora, señoritas, es hora de relajarse —anunció ió Selene, nuestra anfitriona, acompañándonos a los vestuarios. Me puse una bata de felpa, un tanto cohibida en este nuevo mundo de lujo.

Hope (Sam Merlotte)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora