Capítulo 11

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Cuando llegaron los bomberos, ya era demasiado tarde para salvar el Merlotte's. El edificio se había convertido en un infierno. Lo único que podían hacer era intentar contenerlo y dejar que el fuego se extinguiera solo.

Sam me rodeaba con el brazo, mirando impotente cómo nuestro medio de vida se destruía ante nuestros ojos. Las lágrimas caían silenciosas por mis mejillas mientras el calor de las llamas me abrasaba la cara.

Finalmente, el techo de la estructura cedió con un horrible crujido. Sam me apartó y yo enterré la cabeza en su pecho, respirando bocanadas de su reconfortante esencia para intentar calmarme. Cuando por fin me atreví a levantar la mirada, vi a Tara llorando sobre el hombro de Andy, el resto de los presentes mirando con horror las ruinas carbonizadas del bar.

Minutos después, el jefe de bomberos se acercó a nosotros con gesto sombrío.

—Lo siento, no pudimos hacer nada. Por lo rápido que se ha extendido, me temo que ha sido provocado. —

Aquellas palabras confirmaron nuestros peores temores. esto no había sido un mero accidente. Alguien quería hacernos daño de la peor forma posible, y lo había conseguido. ¿Pero quién, y por qué? Aquellas preguntas no paraban de dar vueltas en mi cabeza mientras caminaba junto a Sam de vuelta a la caravana.

La mañana siguiente al incendio, me movía entumecida por la pequeña cocina de la caravana preparando un escaso desayuno. A través de las delgadas paredes podía escuchar la enfurecida voz de Sam discutiendo con el hombre de la compañía de seguros,

Y a juzgar por su tono, la cosa no iba muy bien.

"¿Cómo que la póliza no cubre los incendios provocados? ¡No fue un accidente, le estoy diciendo que alguien provocó ese incendio! ¿Al menos, pueden enviar a alguien para examinar los daños?

El miedo y la angustia se instalaron como una piedra en mi estómago. Después de todo lo que habíamos pasado, lo último que necesitábamos eran más malas noticias.

En ese momento, Sam entró en el habitáculo, colgando el auricular con tal fuerza que hizo temblar las paredes.

—Ese imbécil dice que las causas del incendio no están claras, así que el seguro no cubre los daños. Por lo menos he conseguido que alguien venga a inspeccionar el bar, o bueno... lo que queda de él. —Concluyó con la mirada gacha.

Asentí, incapaz de decir palabra.

Desayunamos en un silencio enrarecido, con los últimos acontecimientos pesando sobre ambos. Cuando recogía los platos a penas sin tocar, Sam se levantó de la mesa.

—Voy a echar otro vistazo antes de que llegue el perito. Tal vez encuentre algo más —

—Iré contigo. —repliqué yo. él me dirigió una mirada agradecida antes de abandonar el vehículo. Encontráramos lo que encontráramos, lo afrontaríamos juntos.

Una vez en el lugar del incendio, buscamos entre los escombros carbonizados cualquier señal que explicara este ataque sin sentido. Fue entonces cuando un destello metálico llamó nuestra atención. Agachándose, Sam sacó un cilindro retorcido con restos de cinta adhesiva de entre las cenizas.

Un cóctel molotov.

Se me heló la sangre, Aquella era la prueba definitiva de que el fuego no había sido un mero accidente.

El sol de la tarde caía a plomo sobre nosotros mientras Sam y yo esperábamos junto a las ruinas, con la tensión aumentando a cada minuto que pasaba.

Por fin un viejo sedán se detuvo ante los vestigios del bar, y de él se apeó un hombre de mediana edad vestido con un traje barato.

—¿Señor Merlotte? Soy el agente Wilson —dijo él dándole un flojo apretón. Sus ojos recorrieron con indiferencia los restos calcinados.

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⏰ Última actualización: Jun 23 ⏰

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Hope (Sam Merlotte)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora