Capítulo 3

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Habían pasado unas cuantas semanas desde aquel desagradable incidente en el Merlotte's.

La noche siguiente Jason regresó para disculparse, diciendo que estaba borracho y no sabía lo que hacía. como era nueva en la ciudad, decidí evitar los malos rollos y terminé perdonándole. Hice amistad con los demás empleados del bar, especialmente, con Tara, la mejor amiga de Sookie. Al principio parecía una chica borde y que se cabreaba fácilmente, pero en el fondo era buena persona.

Y lo más importante, la relación entre Sam y yo había progresado, no en plan romántico, pero ahora no éramos sólo jefe y empleada, nos habíamos convertido en amigos.

El tiempo que podía verle fuera del trabajo, me di cuenta de que era un hombre bondadoso. Siempre estaba dispuesto ayudar a quien fuera, no importaba si con ello sacrificaba su propio bienestar.

Esa noche en particular, había mucha actividad en el merlottes. Arlene se había puesto enferma, así que Tara la sustituía.

Cuando terminé de servir un boca con hielo al sheriff de Bon Temps, pude divisar a un hombre que se acercaba a una de las mesas de mi sección. Rápidamente, me dirigí hacia allí para tomar su pedido. Pronto, me di cuenta de la extrema palidez de su piel. En seguida lo comprendí. Era un vampiro. Durante el tiempo que había vivido en el pueblo, nunca había visto uno tan de cerca.

Mis padres y yo vivíamos en el culo del mundo, así que las oportunidades de ver a un ser sobrenatural eran escasas.

—¿Qué desea? —

—Quisiera una botella de TrueBlood cero negativo, por favor —Respondió el vampiro.

Esta vez pude observarle mejor. Era alto y fornido, tenía el pelo castaño y los ojos azules. Tenía que admitir que era bastante atractivo. Me obligué a apartar la mirada antes de decir:

—En seguida —

Tras calentar la botella de sangre sintética en el microondas, la vertí en un vaso para después depositarlo cuidadosamente frente al vampiro, quien me agradeció con un gesto. Sonreí levemente antes de alejarme de su mesa.

—¡Hope, me muero de hambre! — Exclamó una voz detrás de mí.

Cuando me dirigía a la cocina para encargar las comandas, me encontré con Tara, quien llevaba una pila de platos sucios al mismo sitio.

—¿Cómo lo llevas? —pregunté

Ella resopló a modo de respuesta.

Sentía bastante curiosidad por el cliente vampiro de antes, así que no se me ocurrió mejor idea que preguntarle a Tara sobre él.

¿—¿Sabes quién es el vampiro de allí? —inquirí, señalando al hombre, quien ahora charlaba distendidamente con Sookie.

—Sí, se llama Bill Compton.

—¿Lleva mucho tiempo aquí? —

Hace más de un año que se ha mudado al pueblo. Él y Sookie estuvieron liados—

—¿Qué, porqué han terminado? —

—Bueno... —

—hope, Tara, no os pago para que charléis en medio del pasillo. Atended vuestras mesas, los clientes esperan —nos interrumpió la severa voz de Sam a nuestras espaldas.

—lo siento, Sam —Me disculpé

—No pasa nada. Que no se repita —

Yo asentí y reanudé mi camino hacia la cocina.

Cuando terminó mi turno, me dirigí al despacho de Sam para despedirme. Abandonamos juntos el bar y yo eché a andar hasta mi nueva casa. Tras su negativa a que yo me hospedara en un hotel de mala muerte, Sam me ofreció uno de los domicilios que alquilaba. Al principio me negué, pero tal fue su insistencia, que no me quedó más remedio que ceder.

Pensándolo bien, era la mejor alternativa que tenía. Con el salario que ganaba no podía conseguir nada mejor, y el adosado no estaba nada mal.

Al llegar a la puerta de la casa, en seguida me percaté del olor metálico que impregnaba el ambiente. Fue cuando pude darme cuenta de que algo andaba mal, terriblemente mal.

Con cautela, me acerqué hasta la casa vecina donde descubrí el cadáver de una chica. NO la conocía mucho, pero la pude identificar como Agnes, la chica que trabajaba como cocinera suplente en el Merlotte's.

Tenía un gran charco de sangre bajo la cabeza, y su cara estaba congelada en una expresión de genuino terror.

Unas extrañas marcas atravesaban su torso y estómago, y al acercarme más pude descubrir que eran mordiscos, probablemente, de un animal salvaje. Pero cerca de allí no había ninguno.

Me aparté del cuerpo y saqué mi móvil del bolsillo para llamar a la policía. Pronto la casa se encontraba rodeada de numerosos agentes recogiendo muestras de todo tipo, y una cinta acordonaba el escenario del crimen.

En cierto momento, El sheriff Andy Bellefleur se acercó a mí con la intención de formularme unas cuantas preguntas. Gesticulé indispuesta, pero no pude librarme de su interrogatorio. Sam también estaba allí. una vez que el sheriff concluyó con sus preguntas, se acercó a mí con gesto preocupado.

—¿Hope, te encuentras bien? —

—Sí, estoy bien. Pero... ella no —le respondí con la voz quebrada.

Él me abrazó y yo apoyé mi cabeza en su pecho. El calor que emanaba su cuerpo me resultó tremendamente reconfortante.

Nos separamos y Sam me miró a los ojos.

—¿Quieres que me quede aquí hoy? No me importaría dormir en el sofá —

Asentí débilmente y ambos nos dirigimos a la pequeña vivienda.

Hope (Sam Merlotte)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora