1989: 73 años para reflexionar.

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—¿Qué demonios estás haciendo, Hob? —el hombre se pregunta a sí mismo, allanando propiedad privada.

Se suponía que debía encontrarse con Morfeo en el más reciente bar El Caballo Blanco. Estaba tan asustado cuando llegó allí, ahogándose en la incertidumbre y la preocupación mientras esperaba a un hombre que nunca llegó. Temió eso. Los últimos cien años sólo pensó en su discusión, en lo mal que había salido su confesión, aterrado de que Morfeo realmente no volvería a verlo.

Ahogó sus penas en alcohol hasta que la noche llegó, conversando con el hombre al otro lado de la barra sobre Whisky, amistad y la reciente noticia de que la antigua taberna había sido vendida para demoler y construir edificios.

Aquella noticia devastó a Hob, quien consideraba el lugar como una reliquia con tanto valor para él y Morfeo. Fue donde se conocieron por primera vez, fue donde su amistad se desarrolló, donde pudo por primera vez tocar el cuerpo de un ser tan divino como lo era Morfeo. También fue, el lugar de su última discusión. No podían permitir que su último recuerdo allí fuera ese... pero Morfeo nunca llegó. Hob se lo esperaba, e incluso así se sintió furioso, herido y desdichado.

Maldijo a Morfeo y a su extraña personalidad, a su ego o lo que sea que le hubiera hecho actuar de aquella manera hace cien años. ¿Había sido ofensivo al hablar? No, en absoluto. ¿Había sido miedo lo que sintió Morfeo? Era tan difícil saberlo. Y ahora, en 1989 esperando encontrar una respuesta, el misterioso hombre no aparece.

Hob debió simplemente aceptarlo, esperar cien años más, pero cuando el hombre del bar le comentó sobre una antigua casa que el gobierno también quería comprar pero el propietario se negaba porque aseguraba que el diablo estaba encerrado en su sótano, algo se plantó en el pecho de Gadling. Un presentimiento.

Cuando el bar cerró, subió a su auto, pero no se dirigió de vuelta a casa. —El diablo —murmuró mientras conducía en dirección a la casa que se le había sido mencionada, recordando cuando Morfeo y él fueron confundidos con el diablo y un judío.

Fue una tontería, pero debía quitarse aquella sensación de encima. No podría vivir cien años más con ese pinchazo detrás de su cabeza.

Entonces, allí estaba, merodeando en medio de la noche por la parte trasera de una casa supuestamente abandona o maldita. Se asustaría, pero luego de tantos años vividos, había visto bastante cosas como para-

—¡Ah! —grita cuando escucha algo cerca de él. —Demonios. —dice. —Lo que hago por el imbécil de Morfeo. —entra a la casa por una ventana que logra abrir.

Mientras camina por los pasillos, siente una aprensiva sensación en su corazón. Se cuestiona qué hace realmente allí, por qué entró en la casa, qué espera encontrar. Y entonces se detiene en la puerta al sótano. ¿Espera encontrar a Morfeo? ¿Por qué estaría allí? ¿Sólo por un tonto presentimiento que nació de un comentario al azar? —Que estúpido. —Gadling se dice a sí mismo, retrocediendo un paso, pensando en marcharse. Sin embargo... dándole una mirada a la puerta... Si ya estaba allí.

Hob suspira, abriendo la puerta para descender las escaleras. Entonces llega a un pequeño pasadizo hasta el sótano, donde intenta encender la luz, lo cual inesperadamente funciona a media. No todos los bombillos se encienden, lo normal en un lugar aparentemente abandonado, pero el lugar se ilumina lo suficiente para que Hob vea una enorme esfera de cristal en el centro del lugar.

—Nunca entenderé a la gente rica de esta época. —menciona sin entender la ostentosa cosa en el enorme espacio. —¿Qué es esto? ¿Para qué es? —el hombre inmortal se acerca con curiosidad, enfocando la vista en el interior de la esfera. Y luego, cuando ve lo que allí se encuentra, Hob Gadling que ha vivido batallas, guerras e intentos de asesinatos, por primera vez se congela ante el miedo. Su piel se pone pálida, se siente débil, su corazón se detiene por medio segundo antes de bombear con fuerza y descontrol.

En cada época [Dreamling]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora