CAPÍTULO 3

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DÉBORA

Hay fechas que jamás se olvidan.

El tiempo pasa volando desde ese primer encuentro con el grupo. Pasaron cerca de tres semanas, durante todo este tiempo hemos hecho actividades conjuntas, nos enseñaron los sitios más turísticos, hicimos caminatas por el bosque en donde nos bañamos en lagos, aunque yo no me metí. ¡El agua estaba helada! Además, hicimos las tirolinas y montamos a caballo. Resulta que aquí un niño empieza antes a montar a caballo que a caminar. Al final el grupo desconocido, se volvieron amigos durante estas semanas juntos. Yo especialmente con Emma, nos hicimos inseparables. Con Oliver vivimos momentos tensos e incomodos, él es un chico sexy y mis hormonas lo saben. Jordi se pone celoso porque me reprocha que, si Oliver quisiera, yo caería. Jona es el chistoso del grupo, mientras que William es él más serio y reacio hacer actividades, aun así, nos acompaña en todas.

-Por cierto, no nos habéis enseñado aún dónde se encuentra el pueblo en el que vivís. – Les comento, mientras caminamos de vuelta a nuestra casa temporal.

He sacado varias veces el tema sobre visitar su pueblo, pero siempre me esquivan o me ignoran. Me molesta porque todas las fiestas las hemos pasado en nuestra casa y siempre Jordi y yo hemos acabado limpiando el desastre formado por la noche anterior. Aún que no puedo negar que es más por curiosidad, todo ellos desprenden una esencia misteriosa.

-Está un poco lejos... - Comenta Emma.

-¡Vamos! Oriéntame un poco más. – Le insisto.

-Aunque te oriente no te servirá de nada. – Dice Jordi con burla, ya que mi orientación es muy mala.

-¿Sabes el camino que se adentra en el bosque? – Me pregunta Emma señalando en la distancia al camino que separa la dirección hacia el bosque y hacia nuestra casa.

-Sí. – Le contesto.

-Pues... a unos 10km más o menos todo recto, sin desviarte, llegarás a un pueblo. – Explica Emma.

-Mentirosa. – Escucho que susurra muy bajito William. Decido ignorarlo, pues su comentario es casi imperceptible si no fuera porque estaba cerca de mí y estaba muy atenta a las respuestas que me dirían.

-¿Venís desde allí todos los días? – Les pregunto asombrada, ya que es una gran distancia.

-Ya estamos acostumbrados. – Contesta Oliver encogiéndose de hombros.

-Además, no tenemos problemas. – Añade Jona.

-Esta noche es luna llena. – Dice William cortando la conversación y mirando al cielo. Todos le imitados por inercia y nos quedamos unos segundos en silencio.

-Ya sabéis lo que debéis hacer esta noche, ¿no? – Nos pregunta Oliver.

-¿Es necesario? – Le pregunta Jordi extrañado por la gran importancia que le dan a este asunto.

Jordi siempre ha sido muy astuto con las personas, como él describe, ve los patrones. Analiza aspectos más allá de lo que podría deducir una persona con una capacidad intelectual normal.Creo que está sospechando de ellos sobre alguna cosa, al fin y al cabo, solo nos conocemos de hace poco.

-Sí. - Contesta Oliver muy serio. Nunca lo había visto con una expresión tan seria, pero sigue siendo sexy.

Así pues, nos despedimos del grupo. Ellos tomaron rumbo al camino del bosque y nosotros entramos en la casa.

Era de noche, aún la luna no estaba en la cima. Jordi y yo estamos acostados en la cama, ya habíamos arreglado la casa como nos advirtieron solo faltaba cerrar del todo las cortinas de nuestra habitación para no tentarnos de mirar hacia el bosque.

IMPROBUSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora