DÉBORA
Los celos son como el azúcar. Un poco, agrada. De más, pierde su sabor. Y excesiva, solo daña...
Ahora estoy caminando distraídamente por los alrededores de la manada, tratando de calmar mi mente puesto que he tenido un enfrentamiento con Ella y una rabia ha crecido dentro de mi para ir contra ella.
ENFRENTAMIENTO
Estaba entrenando tranquilamente con las demás chicas. A veces es incomodo porque siento miradas sobre mí y los cuchicheos que tienen es lo que más me atormenta, porque todos ya asumen que he perdido a Jordi, que él ya no es nada mío. Golpeo fuertemente a la otra chica tirándola al suelo, desahogando mi enfado interior. Respiro profundamente, pero escucho una ligera risa y veo a Ella hablando con algunos miembros de la manada. Sin pensarlo, apretando los puños, camino hacia ella, soy incapaz de contener el dolor que me consume.
-Tenemos que hablar. – Le digo seria sin suavizar mi tono de voz brusco.
Ella me mira con calma y despide a los otros con un gesto antes de dirigirse hacia mí, enfrentándome con una serenidad que me desespera.
-¿Qué pasa? – Me pregunta tranquila, cruzándose de brazos. No hay tono de burla, sino como si se preparara para la confrontación, como si supiera que esto iba a pasar. La miro a los ojos expresando a través de ellos todo mi dolor y rabia.
-Tú... te lo estás llevando. – Le expreso con una voz temblorosa y con el peso de todas mis emociones. – No es justo. Él y yo teníamos una vida juntos. Esto no debería estar pasando.
Los ojos de Ella me miran con un destello de compasión, pero no retrocede.
-No lo pedí, Débora. – Me responde con firmeza. – No elegí yo que Jordi fuera mi alma gemela. Esto es lo que somos, lo que él es ahora. Y lo que tú y él tenían... ya no existe de la misma manera.
-¿Y pretendes que simplemente lo acepte? – Le pregunto ironica dando un paso hacia adelante y con una mirada cargada de furia y desesperación. - ¿Qué me haga a un lado y te lo deje, como si fuera algo que puedo abandonar?
Ella mantiene la compostura, pero su tono se vuelve más duro, como si ya no pudiera contenerse más.
-No te estoy pidiendo que lo aceptes, pero tienes que enfrentarlo. Jordi está cambiando, y cuando despierte, su vinculo conmigo será algo que no puedes entender ni romper. No es un juego, Débora. Esto es más profundo de lo que tú o yo podamos controlar. – Me explica intentando hacerme entrar en razón, pero sus palabras caen como un balde de agua fría.
Sé que Ella tiene razón, pero no puedo evitar luchar contra lo inevitable. Mi corazón se niega a aceptar lo que mi mente ya sabe.
-¿Y qué soy yo ahora? – Le pregunto con lagrimas ardiendo en los ojos. - ¿Simplemente alguien que ya no tiene un lugar en su vida?
Ella me mira con una mezcla de pena y resolución.
-Tú siempre serás parte de él. Eso no cambiará. Pero lo que tenía contigo ya no es lo mismo. Ahora es uno de nosotros, y el vínculo que compartimos es algo que no puedes detener. – Me explica con un tono de voz más suave.
Respiro intentando contener las lagrimas que no dejan de caer cada vez que pienso en Jordi y en lo que teníamos. Me voy incapaz de seguir luchando y con el corazón roto.
FIN DEL ENFRENTAMIENTO
Estoy frustrada, rabiosa y no sé cómo gestionarlo. "¿Cómo se puede aceptar que tu novio ha encontrado a su alma gemela y debes dejarlo ir por su supuesta felicidad?" Suspiro, frotándome la cara con mis manos tratando de limpiar el rastro de lágrimas. Caminar por el bosque al aire libre, me calma, pero aún persiste esa sensación de no encajar en este mundo sobrenatural. A veces me pregunto qué hago aquí. Al hospital no me acerco porque ver a Jordi me hace recordar que ya no podremos estar juntos. "Además, la mayoría del tiempo está Ella con él." Pienso con molestia al recordar el último encuentro con ella cuando fui a verle al hospital.
FLASHBACK
"Tercer día que estoy aquí en la manada." Pienso mientras estoy sentada junto a la cama de Jordi, tomando su mano esperando cualquier signo de movimiento. Mi corazón se rompe cada vez más con cada segundo que pasó aquí. Las maquinas zumban suavemente en el fondo, es el único sonido que llena la habitación silenciosa.
Levanto la vista al sentir la puerta abriéndose. Ella, la loba que vi anteayer, quién se dice que es la mate, es decir, la alma gemela de Jordi, su compatible. No me mira cuando entra, solo camina con esa determinación y confianza para sentarse al otro lado de Jordi. Lo que más me hiere ver es la forma en que sus ojos se posan en Jordi, con una conexión que no logro comprender.
-¿Qué haces aquí? – Le pregunto con una voz temblorosa y un toque de molestia. Siento que mi lugar esta siendo arrebatado. Ella no me contesta inmediatamente, sino que se toma unos segundos.
-Estoy aquí porque él me necesita. – Me responde finalmente con una calma que solo augmenta mi molestia.
Me pongo de pie, incapaz de contenerme estando sentada. Siento que estoy perdiendo no solo a Jordi, sino también mi propia identidad, mi lugar en su vida. ¿Qué ahora con la casa? ¿Con las gatas? ¿Qué le digo a sus padres o a los míos?
-Él... Me necesita a mí. – Le digo en un tono fuerte, incapaz de aceptar lo que Ella representa. – Yo soy su pareja, he estado con él desde siempre. Esto... no es... no puede ser real.
Observo como los ojos de Ella se oscurecen un poco y su rostro se pone más serio que antes.
-Tú no puedes darle lo que yo puedo. No es culpa tuya, pero la diosa Luna lo eligió así, Débora. No lo elegí y, tampoco lo elegiste tú. Sin embargo, soy su MATE ahora. – Me responde Ella con palabras directas, cortando como una cuchilla.
Siento el golpe de sus palabras, como si cada frase desmoronara la realidad en la que he estado viviendo. Las lagrimas queman en mis ojos, pero no niego a dejarlas ir frente a Ella.
-Yo...le quiero... - Le susurro con mi voz quebrada.
Ella me mira, y por un momento, algo parecido a la compasión cruza sus ojos, pero no cambia su postura.
-Eso no lo dudo, pero lo que viene... no puedes ser parte de ello. No puedes entender lo que será cuando despierte. – Me dice Ella con voz firme, sin crueldad, sino mostrándome la realidad de la situación.
-No puedo. – Le digo llena de impotencia. "No puedo seguir aquí dentro de la habitación, del hospital". Pienso y me voy sin decirle nada.
FIN DEL FLASHBACK
Por un lado, me siento feliz por Jordi. Mira a Emma, años que lleva como Lykon y aún no encuentra a su mate, en cambio Jordi ya la tiene... Incluso esperando por él, pero... Por otro lado, me pongo a llorar cuando sé que no soy yo la que estará a su lado en el futuro.
-No es fácil, ¿verdad? – Me pregunta una voz suave que me sobresalta, ya que no me la esperaba.
Giro la cabeza y veo a Clara. ¿Qué manía tiene de aparecer y desaparecer de repente? Está a unos metros de distancia, observándome con una sonrisa enigmática.
-No, no lo es. – Le admito, incomoda por su repentina aparición.
Clara se acerca lentamente, sus movimientos son casi hipnóticos. Lleva un abrigo que resalta su magnífica figura y el cabello rubio ondea al viento.
-Oliver tiene muchas responsabilidades. – Comenta Clara, mientras que sus ojos me recorren de arriba abajo. – Supongo que te habrás dado cuenta de eso. – Añade. Siento un ligero escalofrío, pero no es por el frío, puesto que estamos en pleno verano.
-Sí...algo así. – Le respondo con cautela, sin saber como interpretar el tono de Clara y sus intenciones. "¿Por qué me habla de Oliver de repente?" "¿Se habrá puesto celosa por nuestro acercamiento?" Según Oliver, ella es solo una amiga íntima.
-Sabes, las cosas son complicadas cuando no encajas en este mundo. – Dice Clara dando un paso más cerca de mí. Esta demasiado cerca. Pienso y retrocedo un poco instintivamente. – Pero tú... me pregunto qué lugar tendrás aquí.
-No estoy buscando encajar. – Le respondo más a la defensiva de lo que tenía planeado. Clara me sonríe, pero no alcanza a sus ojos.
-Veremos. Mantente alejada de Oliver. – Me dice y sin más, se da la vuelta y desaparece entre los árboles. Suelto un suspiro inconsciente cuando se va.
-¿Qué le pasa a está? – Pregunto en voz alta, sin recibir respuesta de nadie.
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IMPROBUS
WerewolfAño 2024, Débora Gutiérrez Smith, una chica humana normal de 24 años junto a su pareja Jordi Rodríguez García de 30 años deciden después de años ahorrando hacer un viaje a Noruega para celebrar que se han comprometido. Sin embargo, el que debería ha...