Flores

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Él debe ser una persona muy estúpida – o eso cree al menos – especialmente desde que cree que, solo por volver, las cosas seguirán como antes, cuando es obvio que demasiada agua ha corrido bajo el puente como para que algo sea exactamente como fue.

Las relaciones se han tensado, roto, reconstruido y/o acabado, pero nada se mantuvo igual, nada. Ni la relación de sus padres, ni la de sus tíos ni la suya con cada una de las personas que una vez consideró sagradas para su corazón, por lo que es lógico pensar que todo, eventualmente cambiaría y que él estaría preparado para ello.

Pues no lo estaba ni lo está.

No estaba preparado para la incomodidad de hablar con su madre una vez que todos sus recuerdos volvieron a su mente. Algo de estar a su lado lo ponía muy incómodo, lo suficiente para alejarse sin poderlo – ni quererlo – evitar. Quizás era descortés y sabía que le causaba inmenso dolor a la mujer que le dio la vida – gracias a Isis era imposible no saberlo – pero simplemente no podía estar a su lado, no como una vez lo estuvo.

Tampoco estaba preparado para el enorme dolor que trajo consigo volver a hablar con su padre – con su verdadero padre – luego de todo lo ocurrido. Luego de la batalla contra Osiris, contra ese extranjero y los nuevos juicios celebrados...bueno, el cansancio se apoderó de él y aunque ahora sabía lo que sucedió aquella horrible noche en la cual se reveló la verdad, no quitaba los años de abuso y dolor que Seth le había infringido, a él y al pueblo de Egipto.

(Tampoco quitaba lo que él había hecho como marioneta de Osiris. Quizás no había sido tan grave como lo que otros habían hecho, sin embargo, seguía siendo raro.)

Así que toda la conversación fue...extraña, extenuante y...difícil, muy difícil, mas habían quedado en un término medio en cuanto a su relación, prometiendo que mejorarían con el paso del tiempo, lo cual había sido suficiente para él.

O lo fue, hasta que empezó a toser pétalos de flor de loto.

El primer síntoma fue una sorpresa, especialmente por donde ocurrió. Fue justo cuando su papá le había anunciado que estaba saliendo con Horus – algo muy obvio – y que pronto sería rey consorte; fue curioso saber eso, ser consciente de que sus padres jamás volverían a estar juntos, que nunca volverían a ser la familia que una vez fue, pero él había creído que lo tomó bien.

No hizo escándalos, no gritó, no cuestionó, solo felicitó a la pareja mientras sentía un extraño escozor en su garganta. No le tomó mucha importancia, no era nada a comparar con otros dolores que había sufrido a lo largo de su inmortal vida, por lo que siguió haciendo sus labores, sin poder dejar de pensar en la boda que pronto vendría.

Sin embargo, las molestias continuaron con el pasar de los días, provocando que tosiera continuamente, lo que era algo extraño para un dios, un ser que no podía enfermarse. O, tal vez, él estaba tan defectuoso que incluso su ascensión había salido terriblemente mal.

Aun así no hizo mucho caso, pretendiendo que no pasaba nada grave, porque en verdad no lo hacía. Una pequeña tos no era nada ¿verdad? ni la sensación de algo raspando su pecho desde adentro.

No, no era nada, no debía preocuparse.

El primer pétalo que escupe viene luego de un largo tiempo de haber sufrido esa molesta tos continua. Sucede en el lugar menos pensado.

En la boda de Horus y Seth.

La misma fue hermosa, lujosa y extravagante, lo suficiente para que todos los dioses se unieran, incluyendo su tía Isis, por muy renuente que estuviera al respecto.

En medio de toda la diversión, él estaba en el fondo – con Upuaut y Anput, ambos compañeros y dioses mortuorios como él – viendo entre las sombras a la feliz pareja.

𝑨𝒏𝒈𝒔𝒕𝒓𝒖𝒂𝒓𝒚 2024꧁️☠️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora