𝐆𝐨𝐫𝐠𝐞𝐨𝐮𝐬; Isaac Arellanes

07. 𝑭lowers

Los hermanos Perez se dirigían al aeropuerto muy emocionados. Una de las amigas de Mar iba a ir a visitarlos por navidad, ya que sus padres estarían trabajando y vivía en un país cercano.

Aunque ella fuera la amiga de la castaña, Myles amaba a esa chica, en todos los sentidos.
Siempre había tenido un pequeño enamoramiento con la pelirroja de ojos celestes. Simplemente era perfecta para él.

—¿Cuanto falta?.

Myles miro por la ventanilla para intentar identificar por donde iban, —Supongo que unos minutos.—

—¡Ya quiero llegar!— exclamó siento callada por su hermano. Iban en un taxi y le parecía de mala educación gritar.

—Yo también pero, no grites como una loca. nos van a bajar si sigues así.

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Ya en el aeropuerto, los dos chicos esperaban con ansias que la pelirroja bajara del avión.
Cuando vieron la cabellera de la chica entre la multitud corrieron hacia ella para fundirla en un fuerte abrazo que casi le hace perder el equilibrio y caerse.

—¡Ginger!— exclamó Myles mientras la abrazaba,
—¿Por qué demoraste tanto?.—

La chica se encogió de hombros, —No puedo apresurar al avión.—

Mar frunció el ceño aún confundida por el apodo que Myles había utilizado con Audrey. Él siempre decía que le parecían ridículos ese tipo de apodos.

—Mar, que grande estás— dijo la pelirroja abrazando a su amiga.

La castaña soltó una carcajada, —No hables como una señora, ya te pareces a mi mamá.—

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Durante la noche Mar y Audrey se encontraban recostadas en él respaldar de la cama de la chica mientras hablaban y se ponían al día.

No se veían hace bastante tiempo y habían muchos temas de los que hablar.

—¿Como vas con eso? Ya sabes, el amor— pregunto la pelirroja recostando su cabeza sobre el hombro de la castaña.

—Ni bien ni mal, no tengo una vida amorosa— contestó frunciendo el ceño, —Ya te he dicho mil veces que eso no es lo que me interesa en este momento.—

Audrey río y negó dándole entender que no creía ni una palabra de lo que la chica estaba diciendo. Nadie podía renunciar completamente al amor, —Un pajarito me contó, qué hay un chico que está intentando conseguir tu atención.—

Mar frunció el ceño confundida, no tenía forma de saber eso, ya que nunca se lo había contado.
—¿Un pajarito? ¿Quien?.

—Eso es confidencial.

La castaña rodó los ojos antes de hablar, —Bueno, da igual. Yo no estoy interesada en nadie y dudo estarlo en algún momento.—

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Marlene se despertó de una manera poco agradable. Ya era la cuarta vez que se caía de la cama con alguna de las patadas de la pelirroja, la cual no parecía querer quedarse quieta mientras dormía.