Capítulo 2

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Las clases se me hicieron eternas. Había intentado de todo para no pensar lo que ocurrió con mi hermana, por eso he estado garabateando, poniendo atención en clases o simplemente navegar en el internet.

Trataba en cada cambio de ver a mi hermana y de arreglar las estúpidas cosas de la mañana. En el desayuno fue una broma, lo tomó mal y todo por no poner atención en mi tono de voz. Pensaba que estaría reflexionando o de mal humor, mi gran error fue creer que estaría así.

A la salida la encontré riendo. Otra vez, con el jodido de Dylan, me empezaba a hartar que rondara a mi hermana. Me quedé mirando a la parejita. Tal vez fue obra divina o cualquier cosa que ella giro a verme. Estaba relajado y tranquilo por fuera. Pero hecho una furia por dentro, no dejaría que la tocara enfrente de mis narices.

- Dylan, tienes tres segundos para alejarte de MI pequeña - mi tono era demandante y tranquilo, remarcando que ella me pertenecía, sólo a mí.

Sus ojos hermosos rodearon. Lo toman como una broma. Y me molestaba bastante. ¿No te das cuenta que te estoy protegiendo?

- Vámonos Dylan - agarró su mano, me empujó y se iba tan tranquila con ese idiota. No debió hacerlo. Y menos si antes la había reclamado

Antes de que llegaran mas lejos los jalé y Abby cayó de trasero al suelo. Evité reírme y quería disculparme, pero primero era golpear a ese idiota. Lo levanté como hace pocas horas, muy fácil.

- ¡Suéltalo con una mierda! Ocúpate de tus estúpidos asuntos Max - mi hermanita sacaba su ira contra mí. ¿La novedad? Siempre era así.

- No creo que tú, seas algo estúpido - fue mi sencilla respuesta. Y esperaba que me entendiera y no hiciera esto más grande de lo que era.

Mi pequeña estaba realmente furiosa, sus nudillos estaban blancos y su respiración era acelerada.

A nuestro alrededor poco a poco se juntaba la gente. No era normal que explotara de esa manera. Y si lo hacía atraía la atención de todos. Se supone que debo estar con Amanda para encontentarla y ahora estoy defiendo a mi hermana.

- ¡No, no soy estúpida! Pero yo me puedo encargar de mis asuntos. - se tranquilizó y prosiguió. - Ahora suéltalo, por favor - rogaba por este cabrón. Eso me hizo enfadar más de la cuenta, si es que se podía

- ¡No! No tolero que coquetee con mi pequeña. Este hijo de perra se lo merece. Haz el favor de decirle a Amanda, que me tardaré un poco en llevarla a casa - debía ocuparme de los tres y era agotador. Por un lado, estaba Amanda y sus berrinches, por otro, estaba Dylan y sus intentos fallidos de coquetear y estaba mi pequeña Abby, con sus hermosos enojos.

- ¡NO LO HARÉ, NO DEJARÉ QUE LO GOLPEES!

¡Mierda!
La hice enojar más. Claro le había dicho que fuera con Amanda. Estas mujeres me van a matar algún día.

- POR UNA VEZ EN TU PUTA VIDA HAZ CASO DE LO QUE TE ORDENO - jamás le había gritado. Y es que la ira y los celos me cegaban que no pensaba bien las cosas y sé que eso traería consecuencias muy pronto.

- NO DEJARÉ QUE ME ORDENES, NO SOY TU MALDITA CRIADA, ASI QUE SI QUIERES DECIRLE A LA ZORRA DE TU NOVIA VE Y DILE - se cubrió la boca. Por primera vez, en tres años, había insultado a Amanda.

De repente, Amanda había abofeteado a Abby. Se lo merecía por no hacer caso. Otra vez, lo dejé en el suelo y me dirigía a las dos. Agarré a Amanda por la cintura y le dije a mi hermana:

- Eso te pasa, por andar como una cualquiera.

En su mirada pude ver que le dolió y tenía un sabor amargo cuando terminé de decirle. Ella no lo era, Amanda si.

- YA ESTOY HARTA DE TI, MAX ¡QUÉDATE CON TU NOVIA! PARA MÍ ESTAS MUERTO Y TE PUEDES IR MUCHO A LA MIERDA. JAMÁS ME HABIAS INSULTADO. NO SABES CUÁNTO TE DETESTO.

Eso dolió como no tienen idea. Jamás me había dicho semejantes palabra que la tenía bien merecidas. Mi furia otra vez se instaló en mi y mi agarre se hizo mas fuerte en Amanda.

Mi pequeña salió corriendo de la es cual y sus amigos, siempre fieles, la siguieron no sin antes decir que era un cabrón y un hijo de puta.

Solté a Amanda y me dirigí a descargar mi furia con Dylan. Y lo golpeé en un ojo y le partí el labio.

- ¡Alejate de ella! Es la última vez que te lo advierto.

Mi pies me guiaban al estacionamiento, que ya estaba casi desértico.

- ¡Max! - Amanda me llamó - ¿¡Qué miseria ocurrió ahí!?

- No empieces con tus estupideces - me dolía la cabeza, además quería ir a casa para arreglar la metida de pata que hice.

- ¿Estúpideces? - dijo indignada - Últimamente le haces mas caso a ella que a mí.

- Ella es mi hermana, Amanda - ¿realmente tenía celos de ella?

- No lo parece. No en la forma que la miras.

- Mentira

¿Se notaba que algo en mí había cambiado?

- Te diré una cosa - ¡claro! Ahora demanda - o te olvidas de ella o me haré cargo de hacerla mierda y crear una fama de perra.

- Tú no lo harás - me enojé - no te lo permitiré. Ya la base hecho mucho daño.

- Le hemos hecho, tú también aceptaste.

Y era cierto. Recuerdo que mi madre me enseñó una foto con el joven que iba a sus cumpleaños. Abrazados, fue reciente porque le regalé la blusa en día de sus cumpleaños. Desde ahí cambié con ella. Y ni siquiera se dio cuenta. Los tres le hemos hecho daño.

Me quedé en silencio.

- Bien, ya lo sabes. - suspiró - cuando quieras hablar ya sabes que estoy para ti.

Me besó y se marchó.
Me sorprendía el hecho que a veces fueran tan... ¿perra? Y otras tan comprensible y amable.

Su relación con Abby el primer año fue muy bien. Después de eso, Amanda cambió y la empezaba a odiar. ¡Por el amor de Dios! Si es mi hermana.

Me dirigí a mi carro y conduje como un loco a la casa. No había nadie. Ni mamá ni papá, ni mucho menos Abby.
Subí a su habitación y me quedé ahí. Esperándola que no llegó en toda la noche. Le intenté marcar pero me.mandaba a buzón.
De seguro estaba con él. Déjalo por la paz Max, es dañino y enfermizo.

En la noche de ese día, soñé que la tenía entre mis brazos y la cuidaba. No me importaba nada ni nadie y sólo quería estar con ella y ella conmigo. Una fantasía sin duda rara y excitante.

El jueves fue una mierda y no la vi en todo el día. Necesitaba de ella como una droga y no sabía si era como hermana o como alguien más. Y mis sueños sobre ella se intensificaron.
Ya no había escapatoria, mi hermana había hecho algo, y ese algo era meterse más en mi cabeza.

HOLA CHICAS.
¿QUÉ LES PARECIÓ?

LAS AMO
Kx

Mi pequeña hermana Donde viven las historias. Descúbrelo ahora