Capítulo 8

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No pude dormir en toda la noche. Los sentimientos que tengo floreciendo por mi pequeña me traen como un completo loco e idiota, y es que no puedo enamorarme de ella, pero me he imposible. Su belleza natural es atrayente, pero su carácter a veces es un poco complicado. Es buena hermana, siempre lo ha sido...
Ella no se parece a nosotros una voz dijo en mi cabeza, no había pensado mucho en eso... Ella tiene ojos cafés y yo azules... ¡Eso es un recuerdo de mi niñez! Oh... Mierda

Escucho la alarma de mi hermana y sé que tengo que levantarme, no quiero pero debo. Me apresuré para encontrarme con mi pequeña Abby.
Pasó bastante tiempo y no se escuchaba su puerta, lo sé, soy un completo obsesionado.
Quiero que mi relación con ella no cambie en absoluto, no lo puede controlar, ya que me lo impide mis sentimientos por ella. Resignandome salgo y mi sorpresa, la veo con un vestido floreado y unas sandalias, se ve preciosa, como siempre.

- Buenos días hermanito - me saludó y mostraba una falsa felicidad, ¿acaso ella también está hecha nudos la cabeza? Pero no comenté nada

- Vaya, creo que si estabas en tus días - creo que es algo estúpido, pero no me importa le daré lo que quiere y cuando no pueda más, sé lo diré.

Me seguía el juego, enseñándome la lengua, y me rompí.

Ella bajó primero que yo, el motivo tenía que controlar los pensamientos pervertidos que tengo hacia ella en momentos en lo que parecemos normales.
Sin hacer ruido bajé, antes de que llegará escuché a mi madre decirle:

- Quiero hablar contigo - su tono no me gustaba mucho.

Me asomé sin que ellas me vieran

- No creo que quieras, me imagino que debes - como suele contestarle a mi madre

- Abby, Abby eres igual al idiota de tu padre - contraatacó

¡Oh no! ¿Qué acaba de decir? ¿Por qué siempre tiene que haber algún roce entre ellas dos?

- No lo insultes, que tu seas una perra codiciosa, no quiera decir que él es así. ¡ ÉL ES QUE TE MANTIENE TUS ESTUPIDOS GUSTOS DE NIÑA MIMADA - gritó furiosa.

Y me duele le verdad que se lleven así.

Y pude escuchar un golpe, se atrevió a pegarle. La furia crecía dentro de mi y no pararía hasta hacer erupción, pero me contuve. Hay que arreglar esto sin que mi pequeña esté presente.

- No me hables así - ésta vez, actuaba - soy tu madre.

- Mamá ¿qué pasó? - preguntaba mientras me dejaba ver por mi madre.

Pregunté, haciendo caso omiso de mi enojo. Lo que he aprendido durante mis 19 años es que hay que saber cuando hacer las cosas a espaldas de la gente para que no salgan heridos. Éste caso es uno de ellos

- Tu hermana me insultó. Trataba de hablar con ella, pero es imposible. - fui a abrazarla, ignorando con todo mi corazón y mi alma a mi pequeña, que es la que me necesitaba, más que a mi madre.

Poco a poco sentía a mi hermana ponerse tensa y sabía que en cualquier momento podía explotar así que le comenté en forma de reprenda:

- Abby, no puedes hacerlo eso a tu madre. Debes respetarla.

- No le creas, es una auntentica actriz - me contestó, aunque lo dijo más para ella misma que para mi

- Quiero que te disculpes Abby - continuaba actuando, si que tengo suficiente autocontrol

- No, no lo haré. Ella también debe respetarme - y era cierto.

- Mamá, ¿qué fue lo que pasó? - continuaba con mi rollo

- Yo le dije que quería hablar con ella, pero... - "lloraba" - ella me contestó mal, la traté de controlar pero al fin me contestó así.

Cuando quiere puede ser buena actriz y convencerme, ésta vez no. Sé lo que escuché y vi y no puedo permitirlo.

- ¿Es cierto? Y quiero la verdad Abby - me dirigí a ella, quería ver si podría decirme la verdad.

- Aunque diga lo que realmente pasó - resaltó la palabra realmente, y esas palabras ciertamente dolorosas - sé que no me creerás, - se encogió de hombros- así que quedate con su versión.

¿Siempre ha sido así? Y ¿a penas vine a darme cuenta?

- Bien. Lo mejor es que te vayas a la escuela. Y no quiero más deslices ¿de acuerdo? - necesito estar a solas ya con mi madre, entre más pronto mejor.

- Si papá - contestó con su habitual sarcasmo.

- Hablo en serio Abby - demandé

- De acuerdo -Resopló

Abby se marchó y me separé bruscamente de mi madre.

- Max, hijo ¿qué te pasa? - Era evidente su sorpresa

- Me pasa, que siempre has tratado mal a mi hermana, no sé cuál es tu motivo, pero déjala en paz ¿está claro?

- Eso no es verdad

- Claro que sí, escuché todo y me mentiste a la cara. ¿Cuántas veces más lo has hecho?

- Ésta es la primera - admitió

- Déjala en paz

- No, tú deja de defenderla

- Sino lo haces yo...

Tenía que pensar bien

- ¿Tú qué?

- Yo dejaré de hablarte y no seré más tu hijo.

Esas palabras le cerraron la boca y sólo asintió.

Me fui a mis clases y como de costumbre, Amanda me esperaba.
No tenía ánimos de verla, no estar cerca de ella. No después del chantaje. Yo sólo quería ver a mi pequeña. Quería saber sí había llegado bien. Aunque en la escuela no pueda hablar con ella, siempre la vigilo y la cuido. Y mi sorpresa fue que pasó delante mio cuando Amanda me decía que se iba a entregar a mí. Ridícula, le grité mentalmente. Si tan sólo supiera que a la única que deseo es a mi hermana, no estaría aquí rogando por mi atención.
Mi hermana se marchó y Amanda me dijo:

- Te espero en mi casa - tendrá que esperar una eternidad

Y se marchó.

Bueno fui a clases y pasé por el salón de mi hermana y alcancé a ver a Charly, su antiguo novio ¿qué querrá? Presentía que iba a ser algo realmente malo su presencia aquí.

- Joven Devine - llamó la prefecta - tiene cinco segundos para irse a su clase

Es mejor hacerle caso. Y con el mal presentimiento me fui a mi clase

Mi pequeña hermana Donde viven las historias. Descúbrelo ahora