Capítulo 4

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Era domingo y antes del amanecer decidí salir un tiempo a correr. Me relajaba y al sentir el aire contra mi cuerpo me sentía increíblemente renovado, como si el viento se llevara mis penas y me diera energía. Normalmente lo hago los sábados, para seguir manteniendo mi forma, al ser capitán del equipo de fútbol, pero hasta este momento se presentó.
Llegué al parque que estaba cerca de la casa, sin darme cuanta.

Me gustaba este parque... venía con mi hermana antes. Siempre me caía y Abby me ayudaba, dándome besitos en mis heridas y regalandome una hermosa sonrisa que tanto me gustaba de ella.

*

Al llegar a la casa Abby ya no estaba, es muy raro. Siempre se quedaba los domingos para estar con la familia y era nuestro día para hablar. Sin interrupciones. Me decepcioné bastante, hoy quería arreglar, nuevamente, las cosas con mi pequeña. Era un fastidio no poder estar cerca de ella. Papá siempre me decía que éramos muy cercanos y que le agradaba que nos llevamos bien. Es todo lo contrario de lo que piensa mi madre.

Recibí un mensaje de texto por parte de Amanda y me citó en la playa. Quería hablar conmigo de lo que sucedió y arreglar las cosas.
Otra vez con la misma mierda. No la puedo culpar. La quiero, pero ya no estoy seguro que si como mi novia o como mi amiga y todo por el beso que me di con Abby, que provocó en mi algo nuevo y diferente. Algo carnal, egoísta e increíblemente maravilloso.

*

Llegué a la playa y le marqué a Amanda para saber dónde se encontraba y me lo hizo saber rápidamente.

La encontré en el mar y le grité. Ella una seña para que fuera con ella. Rodee los ojos. Y no me quedó de otra y fui tras de ella. A medida que iba acercandome la vi con un bikini de dos piezas color coral. Realmente se veía hermosa, como siempre.

- Mi amor - se lanzó a mi cuello y me dio un robó un beso. Me quedé quieto. No pretendía hacer nada ni mucho menos corresponderle. No eran los labios que quería besar. No era Abby, mi Abby.

Cuando Amanda se apartó de mi lado, pude alcanzar a ver a Abby con los ojos abiertos y llenos de decepción.

- ¡Mierda! - murmuré.

Amanda se giró y la vio, una sonrisa de satisfacción se formó en su rostro. Luego hablaría con ella y me iba a escuchar seriamente. Ahora lo importante era aclarar las cosas con mi pequeña, las cosas que se habían salido de control por mi culpa.

Me llevaba ventaja, pero era más rápido y tenía mejor condición con ella. Le gritaba y no hacia caso hasta que se detuvo, seguramente, por estar cansada.

- Para no hacer ejercicio, estas en buenas condiciones -. Por lo general mis bromas siempre le sacaban una sonrisa, esta vez no funcionó y compliqué las cosas. ¿Cuándo dejarás de ser tan idiota?

- ¡LARGATE! - gritó entre sollozos y me partió el alma verla así por mi culpa... ¿Acaso ella...?

- Pequeña - mi tono era de arrepentimiento y de inseguridad total, no sabía cómo reaccionaría.

- Vete a la mierda con la palabra "pequeña". La escogiste a ella. Siempre a ella sobre tu hermana - Estaba un poco agresiva, intentando sonar serena. Intento fallido.

La conocía bien, pero sabía que éste estado era imposible conversar con ella.

- No lo entiendes. No es así Abby - traté de que entendiera, y seleccioné cuidadosamente mis palabras. No era ni el lugar ni el momento para pelear.

- ¿No? Entonces, ¿cómo es?

Me complica las cosas y no le contesté. Porque me quedó mirándola de pies a cabeza.
Traía un traje de baño que dejaba mucho a la imaginación y por los momentos que estaba pasando. Su visión envió una descarga a mi entrepierna.

- No quiero que uses ese traje de baño - estaba poniéndome egoísta y lo que quería era estrecharla y darle un profundo beso.

- Tu no me mandas - dijo cruzandome de brazos, haciendo que sus pechos se junten y se vean increíblemente atractivos - Además no vine contigo. Vine con... - esas palabras me sacaron de mi fantasía y antes de que me dijera con quién venía alguien contestó:

- Conmigo - Dylan tenía una sonrisa. Me daban ganas de quitársela a golpes.

- ¿Viniste con este pedazo de idiota? - mi enojo pronto se convirtió en ira y sino se iba me encargaría de que no se volviera a acercar a ella.

- No empieces Max... te lo advierto - Si Abby no me detuvo antes, no lo hará ahora. Y más porque se la come con los ojos. En ese traje de baño.

- Ni una mierda. Pobre de ti si le haces al...

Agarró la mano de Dylan, ya se la hacía costumbre, tal vez ellos... no, no podía haber algo entre ellos. Pronto se correría el rumor. Y se fueron dejándome con la palabra en la boca.
Al momento de que se marchaban él le sujetó la mano con firmeza y los celos me invadieron. Iba tras de ellos cuando Amanda me detuvo:

- Max, es más que obvio ella lo prefiera a él - Amanda lo dijo muy a su pesar, como si realmente le doliera que estuviera así.

A veces no la comprendo, en jn momento puede hacer un berrinche y ser tan perra, pero otras me mostraba que tenía corazón y que realmente se preocupaban por mi.

- ¡No! Ella es mía - dije con los dientes apretados mientras la veía a los ojos - y no quiero que sigas haciéndole daño, ella no tiene la culpa.

Abrió los ojos como plato - Siempre es ella. No sé que te pasa, pero le pones más atención a ella que a mí. Quiero que vuelvas hacer el mismo Max encantador que antes.

- ¿Vas a empezar? - me frustraba el hecho que iniciara esta pelea una y otra vez - Yo soy el mismo de siempre, sólo no me gusta que mi hermana crezca y tenga citas. Soy su hermano sobreprotector ¿Me entiendes?

- Sí, claro que lo hago. Yo soy así con mi hermanita. Pero tienes que demostrarme que me quieres.

- ¿Cómo?

- Dime que me amas y prometo no hacerle mas daño a Abby. Pero tendrás que alejarte un poco de ella

¡No puedo creerlo! Yo no la amaba, simplemente la quiero.

- Yo mmmh - no podía hacerle creer algo que no siento. Tenia dos opciones: decirle que la amaba y dejar a mi hermana en paz con mis celos o decirle la verdad y romper el corazón de mi hermana y a ella y que mi pequeña sufra las consecuencias.

- Bien - suspiré - te amo, pero ya no le harás nada a Abby.

Una sonrisa en sus labios, lentamente, se formaba y un nudo en mi garganta se estaba haciendo presente.

Mi pequeña hermana Donde viven las historias. Descúbrelo ahora