Capítulo 10

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Han pasado dos semanas desde mi ingreso a la Preparatoria Juuban, y la verdad empieza a gustarme el estar ahí. Poco a poco me estoy familiarizando con el lugar, no voy a negar que extraño mucho el Private Girls y a mis amigas pero este lugar no es tan malo como parecía.

Claro, la chica rubia y los demás siguen haciendo de mi estancia un infierno pero desde que descubrí mi propósito todo ha sido más llevadero. Y heme aquí yendo con el director de la escuela para contarle mi propuesta.

Debo reconocer que suena muy interesante señorita Hino, pero no tenemos la infraestructura para crear un equipo de animadoras. Eso cuesta mucho dinero, hay que mandar hacer uniformes y todas ésas cosas, y como usted ya se habrá dado cuenta somos una escuela que se sostiene con la ayuda del gobierno.

No me decepcionó nada escuchar ello, al contrario se puede decir que esperaba tal respuesta pero añadí podemos hacer algo para recaudar fondos, una fiesta, rifa o baile y lo que se junte lo usamos para los uniformes. Por favor director, yo tengo experiencia como animadora y sé lo que se requiere.

Está bien señorita Hino, acepto su propuesta pero todo depende única y exclusivamente de usted agregó no muy convencido. Salí de allí con una sonrisa y justo en ése momento me encontré a la rubia vaya princesa, parece que te fue muy bien con el director no es así chicas dijo mirando a su grupo de chicas quienes la secundaron, molesta por su entromisión respondí escúchame bien, estoy harta de tu comportamiento conmigo; no te hecho nada malo para que me trates de ésa manera.

Al parecer no esperaba mi reacción porque de inmediato repuso miren chicas, la princesa tiene carácter mientras las demás reían , furiosa tomé el vaso que llevaba y lo arrojé sobre su rostro al tiempo que las otras me miraban atónitas; la rubia enojada reviró te lo juro que te vas a arrepentir, esto no se quedará así princesa. Acto seguido ordenó a su séquito marcharse de allí.

Cuando se fueron me arrepentí de lo hecho, realmente no quería tener problemas con nadie pero la rubia ya había colmado mi paciencia y era hora de mostrar que no me iba a pisotear por siempre.  En el salón solo me miraba de reojo y por su expresión supe que seguía molesta.

Animada por la respuesta del director pero contrariada debido al incidente con la rubia llegué a casa, allí mi sorpresa fue grande al descubrir un camión de mudanza. Papá me estaba esperando y al verme señaló ha llegado la hora de marcharnos Rei, ya he vendido la casa con lágrimas en los ojos al abandonar el lugar donde había crecido y pasado hasta entonces mis dieciséis años le di un último vistazo.

Noté que papá también estaba quebrado, sin duda vender el sitio en el que había pasado tanto tiempo era igual o más difícil que para mí. Adónde nos mudaremos papá pregunté tan pronto salimos de nuestra casa por última vez conseguí que me prestasen un pequeño departamento hija, no es algo muy grande pero lo suficiente como para ti y para mí; te prometo que recuperaré todo lo que perdí Rei.

El apartamento al cuál nos mudamos resultó ser algo doloroso, efectivamente era tan pequeño que apenas tenía dos habitaciones, el baño, la cocina y una sala. Solamente el segundo piso de nuestra casa era más grande que todo el lugar, pero no había tiempo de lamentarse, ahora que tenía algo en lo que distraerme no podía pensar en otras cosas.

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