Tony tamborilea los dedos sobre el volante a la espera. El mensaje que había llegado a su celular era claro en cuanto a lugar y hora. Intenta no pensar en lo estúpido de su accionar. Pepper escupía fuego al otro lado de la línea cuando al fin se molestó en responderle.
Ella creyó que le dejó en claro que, y la citaba: no debía hacer más estupideces a menos que quisiera que le corte los huevos. A favor de ella, sí lo dejó en claro. Pero Tony no podía arrancarse al maldito chico. No va a decir mentiras, tampoco intentó hacerlo. Seguía sin poder creer que hubiera hecho lo que hizo, pero vio los mensajes y eso no podía estar inventándoselo. Era inconcebible para él que existiera un ser humano como ese.
Y que fuera tan caliente. Porque mierda santa, la distancia entre ellos lo único que había hecho por él a lo largo del día fue agrandar esa idea. Un poco más a cada segundo. Espera secretamente que volver a verlo hiciera que se le aquiete la polla en los pantalones. Estaba seguro de que no era tan atractivo como su mente se empeñaba en recordar. Tony solía idealizar a la gente y le ponía características que generalmente no tenían. Riesgo añadido de vivir teniendo que desdoblar sus emociones para manipularlas a gusto y placer. A veces lo hacía de manera inconsciente. Por eso le era fácil encarnar papeles tan variados y únicos.
El golpeteo en la puerta del acompañante le hace saltar en su lugar. Destraba la puerta y clava la vista en la ventana, para ver al chico que se tira hacia atrás para abrirla.
Se guarda un gemido en el fondo de la garganta. Dios, era condenadamente caliente. Joder. Sexy a reventar y era quedarse corto. No tenía el uniforme y de la manera más incomprensible eso solo era mejor.
Había que joderse. Su mirada se prende de sus muslos fuertes y gruesos, que enfundados en un jean negro y ajustado, se veían como algo que quería comer de postre.
El estómago le protesta un poco al pensar en comida, pero la boca se le seca cuando el chico se termina de acomodar a su lado. Trae una chaqueta de cuero que le aprieta el cuerpo, resaltando la grandiosa forma de triángulo invertido que tenía.
—¿Sabes ir desde aquí o necesitas indicaciones? —le pregunta con una mirada preocupada en el rostro.
—No me lo creerías, pero existe algo llamado sistema de navegación...
Traga duro cuando el chico suelta una carcajada. Oh, mierda. ¿Cuánto hacía que no tenía sexo? Qué clase de ridiculez era la erección que se le apretaba contra el pantalón. La noche anterior no consiguió ni un mínimo de reacción al pensar en tener a dos niñatos mamándosela en el baño, ¿y ahora esto?
Pisa el acelerador y se incorpora a la calle algo preocupado. Quizá fuera más oportuno sentirse asombrado, pero sabía bien cómo funcionaba y le preocupaban más las reacciones de su cuerpo y el creciente deseo de saber más y más de ese chico que cualquier otra cosa.
Si fuera fácil de asombrar, lo más probable es que jamás hubiera conseguido algo más que papeles chatos y rudimentarios. Si llevó su carrera por todo tipo de lugares era porque todo le parecía fascinante y posible. Pero la cabeza le hierve casi tanto como las venas, y el deseo de trabar las puertas y no dejarlo salir hasta no quedar satisfecho en toda su curiosidad y necesidad podría estar al caer si no se iba con cuidado.
Y ese pobre chico no tenía idea de lo que eso significaba. Porque Tony podía no admitir muchas cosas de él, pero jamás diría que no era avasallante. Así esa jamás fuera su meta, no había forma de que su estilo de vida no se llevara puesto el de cualquiera de sus amistades o parejas. Siempre se trataría sobre él y sus necesidades, así él intentara que fuera de otra manera. Siempre había una nota, una película, una obra, una campaña, una reunión, etc, etc, etc.

ESTÁS LEYENDO
Un giro del Destino │Starker AU │
FanfictionCuando eres la superestrella más famosa de Hollywood y vives en el encerrado armario, no hay forma de que puedas dejar que la noche previa a San Valentín te saquen a rastras del bar más homosexual de todo Nueva York. Tony, en pos de conservar su ca...