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En el camión, todos iban en silencio. Peter estaba muerto más allá de lo concebible. Tenía tanto sueño que podría dormirse allí mismo. Y el calor, el movimiento arrullador de las avenidas y el sonido de la respiración de sus compañeros en sus oídos le arranca un bostezo y lo hace acomodarse mejor contra Harley.

Su amigo, que no conocía el concepto de cansancio, le da un codazo, pero como no hace lo que quiere, lo empuja para que se quite de encima. Con un gruñido se endereza y menea la cabeza con un silencioso "¿Qué?"

—¿Vas a hacer algo hoy?

Peter lo mira incapaz de creer que, luego de ese día, Harley tuviera fuerzas para pensar en citas. Peter solo quería ir a casa, comer, ducharse, dormir y volver a salir. Y hacer todo eso lo más rápido que se pudiera. Era pasada la medianoche, los equipos de rescate que se harían cargo y los bomberos que se quedaron en el edificio eran unos que venían frescos y con fuerzas. Ellos debían reponer energías si lo que querían era ayudar y no ser un estorbo.

—Eres un completo caso. —dice más escandalizado que perplejo.

—Ya empiezas a juzgar —refunfuña haciendo morritos.

—Dios, Kenner. No tienes remedio. No, no saldré. Quiero ir a casa y dormir. Y tú deberías hacer lo mismo. Mañana volveremos a entrar y más te vale que no hagas que nos quedemos atrapados bajo una pila de escombros porque tienes resaca.

—Ey, pasar una buena noche es fundamental para reponer energías —se defiende muy digno—. Entonces... ¿Este año no verás a tu chico misterioso?

Tensándose de pies a cabeza, Peter ladea el rostro y lo ve controlando cada una de sus expresiones faciales. Compone una mirada extrañada, como si le costara entender de qué habla.

—No me mires así. El año pasado llegaste con tantas mordidas que el capitán llegó a preguntarle a Pietro si teníamos que ponerte la antirrábica.

—No me lo preguntó —murmura Pietro, derrumbado a unos cuerpos de ellos, con los ojos cerrados, pero con los auriculares puestos—. Pero sí que todos te envidiamos un poco. Eso tuvo que ser brutal para que te deje así.

Un corillo de: "Sí" "Totalmente" "Brutal" "Qué asquerosos son" "Dejen de usar la línea para estas cosas", satura sus oídos recordándole que nadie se perdía jamás un chisme.

Harley le sonríe y Peter desea enterrar la cabeza bajo la arena.

—¿Lo verás? Puede ser una sexy y salvaje tradición de San Valentín —añade moviendo sugerentemente las cejas.

Peter menea la cabeza y decide no seguir con esa charla. Harley se queja cuando lo ignora completamente. Por suerte, Steven se cansa de Harley y le manda cerrar la boca a riesgo de que, de no hacerlo, va a viajar, lo que queda de trayecto prendido al lateral del camión. Su amigo refunfuña, pero cierra la boca.

Agradecido, Peter se permite relajarse. Habían pasado meses desde la última vez que ese evento salió a flote en una conversación. Estaba bien. Más que bien. Dentro de poco nadie lo recordaría y eso era lo mejor que podía pasar.

Sintiendo la fatiga y el hambre asaltarlo, baja la vista al reloj y suspira pensando en que ojalá no hubiera dejado el celular en su taquilla. No es como si tuviera a quién llamar, pero ahora que el caos, la muerte y los gritos se habían apagado, solo podía pensar en ese hombre que esperaba que todos olviden. Y, sobre todo, pensaba en que de verdad le hubiera gustado poder mandarle un mensaje para distraer su mente.

Claro que no lo haría así tuviera el celular en su mano. Peter entendió completamente el silencio al otro lado de la línea cuando ni un solo mensaje llegó. Se había intentado convencer durante una semana de que podría llegar en cualquier momento, pero para cuando pasó un mes, aceptó que todo había terminado en un encuentro casual.

Un giro del Destino │Starker AU │Donde viven las historias. Descúbrelo ahora