Capítulo 40

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Aynari

Jake había regañado a lo'ak diciendo cosas para nada lindas a su hijo menor, esta vez no pude meterme, aunque quisiera que su padre lo comprendiera un poco más no podía oponerme en estos momentos a su autoridad como padre.

 Lo'ak salió enojado caminando rápidamente, iba a ir tras él, pero como consecuencia lateral de las acciones anteriores del menor, su padre comenzó a regañar a Neteyam también.

-Eres su hermano mayor y no puedes controlarlo.- Gritó Jake.- no importa lo que ella diga, no tiene autoridad sobre ustedes, entendiste?- me señaló enfadado, Neytiri lo miro atónita ante lo que acababa de decir.

-Él no es su padre. Es su hermano, y no tiene porque cumplir el roll de un adulto siendo que no le corresponde con lo'ak.- Dije con enfado, Neteyam negaba haciendo señas para que me detuviera.

Quizá lo que dijo sobre mi era cierto, pero no podía poner toda esa presión sobre su hijo pensando que está bien hacer cargo a un niño de otro niño.

-Callate, esto a sido tu culpa. No puedes darles lo que quieren cuando se les antoje. Estamos en una situación de peligro no pueden permitirse estas cosas.- Me gritó señalándome.

-Vete a la mierda Jake! tu eres el que está criando guerreros en vez de hijos, no yo. Y si puedo hacer que tus niños se sientan al menos un poco libres y comprendidos lo voy a hacer, porque siempre voy a protegerlos de la mejor manera.- me acerque.- no como tú.- lo señale

-Más respeto.- su cuerpo se tensó y sus orejas fueron hacia atrás con un aura intimidante entrecerrando levemente los ojos.- todo lo que hice y estoy haciendo es por el bien de mis hijos. Tu que sabes sobre estos niños, llegaste hace unos meses solo para dar más problemas.

-El respeto se gana Jake. Y yo no soy uno de ellos.- señalé a su familia.- no voy a detenerme de decir lo que pienso solo porque fuiste Toruk Makto y el olo'eyktan de los Omaticaya. No soy así y jamas lo seré.- Lo mire seria.- Jamas lo seremos Sully, porque quieras o no los dos aún tenemos un espíritu humano; los humanos no nos regimos por las mismas reglas o normas. No pertenecemos ni merecemos a pandora.- Lo empuje.

Jake se reincorporo e iba a atacarme pero su hijo se interpuso y su mujer lo sujeto.

-Tranquilo, la discusión se les está yendo de las manos.-Neteyam trató de apaciguarle.

-No voy a dejar que ninguna extraña me falte el respeto, ella no sabe nada.- Gritó.

-Jódete Jake! Me voy.- di unos pasos hacia la salida y antes de dirigirme hacia mi marui voltee.- en el fondo sabes que tengo razón.- volví a girarme y camine molesta comenzando a juntar mis cosas en cuanto llegue al marui.

Lagrimas recorrían mis mejillas, una punzada atravesó mi pecho. Pare un segundo de juntar mis cosas y caí al suelo de rodillas.

-Eywa que estas haciendo conmigo.- Enterré mis manos en mi rostro.

Solloce unos minutos con un montón de preguntas recorriendo mi mente.

Se que es totalmente verdad lo que le dije a Jake, no pertenecemos a pandora. Todo este tiempo me he estado engañando, no pertenezco aquí ni aunque hiciera mi mayor esfuerzo.

 -¿Porque pandora es tan hermosa y acogedora que da miedo? Estoy harta de no saber porqué estoy aquí, que malditos planes tienen los de mi especie para mi? porqué me trajeron de vuelta? todo debió quedar como estaba. Debí quedar como un recuerdo en la mente de Jake y Neytiri...nada más.- Sollocé en mis manos nuevamente y me tensé cuando unos brazos me rodearon.

-No digas eso.- La voz de neteyam me relajó.- Ten fe en Eywa, tu misma dijiste que la gran madre no hace cosas por casualidad. Y aunque te hayan revivido las personas del cielo, estoy mas que seguro de que todo era un plan de la gran madre para que llegaras a nosotros.- frotó mi espalda.

-No lo entiendes.- suspire deslizando mis manos de mi rostro.- yo no soy como tu Neteyam, soy una rata de laboratorio humano. Los milagros y las oportunidades que Eywa otorga no son para mi.- Lo mire a los ojos.

-Lo son.- habló con firmeza.- Estoy mas que seguro de ello.- Me abrazó con fuerza.

Un sollozo escapo de mi garganta y no me quedó más que corresponder su abrazo quedando los dos abrazados en el silencioso suelo de ese marui.





***

Las cosas se ponen cada vez más difíciles.

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