XIX

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Paseando por el templo lo encuentro, 

se bañaba en las aguas heladas.

No tenía heridas, así que no le ardía. 

Aunque congelarse me parece tortura declarada.


Se prepara para la próxima purificación, 

me dice que intentan sacarle un demonio,

que duerme en su interior.


Su cabello negro se entumece, 

ante el frío latente.

Me invita a acompañarlo, 

sabe que aún me quedan pruebas pendientes.


Él está desnudo, 

lo cual hace que me sonroje

y mi piel hierva, 

a pesar del frío sofocante.


Él se ríe de mí, 

y me salpica agua helada. 

y esboza una sonrisa, 

ante nuestras miradas tácitas.

Luna de Nieve y SangreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora