Capitulo 22

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Estabamos viendo el partido con adriana y segundo. Iban 1-1 un gol de carlos y el otro de danilo, yo no podia parar de pensar en lo que me enteré, estaba angustiada y enojada. En un momento carlos recibe la pelota y hace gol.

—GOOLL—Gritaron sus papás y yo aplaudí, la cara de danilo me estaba destruyendo el corazón.

Termino el partido, gano boca 2-1 felicite a Carlos y fui a consolar a danilo.

—Jugaste bien Danilo —le dije y el chasqueo la lengua, yo tenia mi mano en su hombro y el me miro, intento darme un beso pero yo le corrí la cara.

—¿que pasa? —dijo el.

—Nada, pero me tengo que ir, mañana nos vemos. —lo salude normal como cuando eramos amigos y me fui a mi casa. Como explicarles lo mal que me sentia, y la noche de mierda que tuve, llore como una puta.

A la mañana siguiente me desperté con el sonido de pierditas chocando en mi ventana, me levante y vi que estaba danilo.

—¿dani? que haces aca, son las 6 de la mañana. —le dije y el subió.

—Me quede pensando en lo que paso ayer. —me dijo el.

—Nose que paso.

—Si sabes, me negaste un beso y nunca lo haces.

—Danilo, no me mientas mas.

—¿que?

—Ya se que te drogas.

—Bri, yo...

—No, bri nada, rompiste nuestra promesa.

—Perdoname, me hizo mierda la muerte de Sebastián.

—Y por eso rompiste nuestro juramento?

—Perdoname encerio —dijo intentando agarrarme la mano.

—Soltame —dije soltando su mano y tragando saliva, tenia muchas ganas de llorar. —quiero estar sola danilo, andate por favor.

—No quiero terminar con vos, sos lo mejor que tengo y no quiero arruinar nuestra relación porque yo soy un pelotudo.

—No estamos terminando, quiero estar sola un rato, nada mas.

—Esta bien —dijo el suspirando y se preparo para saltar por la ventana, yo lo estaba viendo y se fue.

Narra danilo:

Desde que se murió el sebastian, que estoy drogandome ya se estaba cumpliendo una semana que empece con eso y rompi la promesa que tenia con mi novia, soy un pelotudo. Meti mis manos en mis bolsillos, saque el faso que tenia y lo tire al piso. Eran las 6 de la mañana capaz el centro de rehabilitación estaba abierto.

Narra brisa:

Tenia los ojos hinchados de tanto llorar, no le iba a cortar a danilo, porque lo amo, pero iba a intentar distanciarme, por lo menos dos dias, para aunque sea despejarme. Hoy era el partido contra boca entrenamos una sola vez, ayer a la mañana, nose porque era tan rapido el partido pero no importa, si ganabamos me iba a Córdoba, Carlos también jugaba. Decidí acostarme a dormir un rato entrenaba a las 18 y eran las 6 de la mañana.

***

Me desperté a las 16, mierda que dormi, tome uno o dos mates y me empecé a preparar, me habia puesto agua helada en los ojos para que se vaya un poco la hinchazón, se fue pero hasta ahi nomas, me cambie, preparw mi ropa y una pulserita que me habia regalado danilo, siempre la llevaba, puse todo en la mochila y me fui. 

—BRI —Dijo danilo viniendo hacia donde estaba yo, finji buscar algo en la mochila para no contestarle. —Bri.

—Se me va el tren perdón. —le dije y me fui.

—Te enojaste con tu novio chiquita? —me dijo leila, apareciendo de la nada para romper la concha.

—Y a vos que mierda te importa.

—Bueeno baja un cambio —dijo haciendose la canchera con su prima al lado. Tenia una re bronca yo, le pegue dos piñas, una en la nariz y la otra en el medio de la cara, cuando estaba en el piso le puse mi pie en su panza apretandola.

—A ver si aprendes y me dejas de joder, quebrada de mierda. —Corri a su prima de mi camino y corri porque se me iba el tren, creo que danilo me habia visto pero no importa.

Entre al tren y me sente, mire para la ventana mientras se me seguian cayendo las lágrimas, me limpié con la manga de mi buzo y se sento ludmi al lado mío de la nada.

—Amiga que te pasa —me abrazo.

—Nada . —le dije siguiendole el abrazo —¿vos? que raro nunca te veo por los trenes —dije cambiandole de tema.

—Estoy yendo a jugar un partido, a River —me dijo.

—Ehh?? yo también. Pero no te vi en la prueba.

—No, yo fui un dia antes. ¿encerio también estas?

—Si boluda, vamos a jugar juntas otra vez. —sonreí un poco.

—Esaa —me dijo abrazandome por los hombros. —Y ahora me contas, ¿que te pasa?

—Una pavada —le dije.

—No creo que sea una pavada.

—Estoy bien lu, gracias.

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