𖣘𝔓𝔢𝔯𝔡𝔬𝔫𖣘

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❦︎𝕰𝖓 𝖑𝖆 𝖔𝖋𝖎𝖈𝖎𝖓𝖆 𝖉𝖊𝖑 𝕰𝖒𝖕𝖊𝖗𝖊𝖉𝖔𝖗❦︎

Elita está abrumada, por una parte quería hincarse ante Navier y pedirle perdón por tan siquiera existir, y por otro lado quería golpear a Sovieshu, gritarle y decirle que porque había hecho eso, que era un idiota mujeriego.
Mientras tanto el corazón de la rubia se rompía y se estrujaba, su mejor amiga, la chica que la acompaño toda su vida ahora era amante de su esposo.

-Era de esperarse- Rompió el silencio la rubia con lágrimas en sus ojos -Se conocen desde niños, era de esperarse que pasa eso. Lo que no entiendo es porque tú aceptaste

Elita la miraría, sabía que la oji-verde haría esa pregunta, lo sabia perfectamente y ella tenía una respuesta.

-Nav... No tenía otra opción...- La peli-negra se intento acerca a la emperatriz pero la rubia se apartó de manera rápida y bruscamente.

-¡CLARO QUE TENIAS OTRA OPCIÓN!- Grito Navier, sus lágrimas recorrían por sus mejillas. Elita se asusto y retrocedió -Una cosa es no tener opción y otra es que no aceptes tu decisión, ¿Por qué haces esto?, ¿Por qué me traicionaste de esta maner?- Navier está desesperada y no entendía porque Elita había hecho eso.

-¡NO TENIA OTRA OPCIÓN! Si la hubiera tenido nunca habría aceptado ser la amante de Sovieshu, pero no la tuve ¿Con que poder me niego a una petición del Emperador de Oriente?- Elita se sentía débil y sentía que se hiba a desmayar, ella nunca traicionaría a Navier pero tampoco quería perder lo único que su "Dada" dejo para ella.

-Con el poder de ser como la hija del emperador Osis III, con el poder de ser una de las hechiceras de la corte, con ese poder Elita- Esas palabras provocaron un sentimientos de irá y tristeza en la peli-negra.

-Pero no lo soy, no soy su hija, si me hubiera negado Sovieshu me abría corrido del palacio- La voz de Elita se cortaba en cada palabra mientras se acercaba a Navier -Me niego a perder el único recuerdo que tengo de Mi padre y de la mujer que me amo como si fuera su hija- La peli-negra puso su mano en el lado izquierdo de su pecho apretando un poco la parte superior de su ropa.

-Sovieshu nunca te correría, este es tu hogar, solo buscas excusas- Aunque Navier había dicho esas palabras algo dentro de ella sabía que Elita tenía razón. Sovieshu había cambiado demasiado en tan poco tiempo, ya no era el chico con el cual estuvo comprometida, ya no era aquel chico de pelo negro que se la pasaba jugando con su hermana, ya no era su Sovieshu.

-Navier, tu y yo sabemos que Sovieshu ya no es el mismo, aquel chico con el que nos criamos ya no es el mismo, te puedo apostar lo que quiera a qué si yo no fuera su amante y Rashta le pidiera que me echara del palacio lo haría- El corazón de la oji-violeta se estrujo al decir aquellas dolorosas palabras pero eran la cruda realidad -No me quitaría el puesto de hechicera de la corte pero si mi hogar en este palacio-

-Aunque eso fuera cierto, podrías quedar en la hacienda de los Trovi, ese también es tu hogar- La rubia sabía que la peli-negra tenía razón sobre que Sovieshu la abría corrido del palacio pero también la rubia sabía la razón por la cual no quería abandonar aquel palacio. En cuanto termino de decir aquellas palabras se arrepintió de inmediato.

-¡NO VOY A ABANDONAR ESTE LUGAR! AQUI VIVE LA MEMORIA DE MI PADRE, EL QUERIA QUE VIVIERA AQUI- Después de decir eso lágrimas se formaron en el pálido rostro de la oji-violeta.

Navier vio como su amiga se rompía frente a ella pero lo que no espero es que Elita se arrodilló ante ella.

-Navier, yo nunca te traicionaría pero este lugar es mi hogar y las únicas personas que me amaron vivieron es este lugar. Ódiame si lo deseas, nunca volveré a dirigirle palabra, Emperatriz- Navier escucho aquella palabras de parte de su amiga y se inco para poder observa bien a Elita.

𝕷𝖆 𝕾𝖊𝖌𝖚𝖓𝖉𝖆 𝕬𝖒𝖆𝖓𝖙𝖊||𝔏𝔞 𝔈𝔪𝔭𝔢𝔯𝔞𝔱𝔯𝔦𝔷 𝔇𝔦𝔳𝔬𝔯𝔠𝔦𝔞𝔡𝔞Donde viven las historias. Descúbrelo ahora