8. Eres demasiado buena para este mundo.

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El agua para darnos una ducha, dura horas bajo el sol para que no esté tan helada, cuando sentí que estaba perfecta comencé a desvestirme en las regaderas de la prisión, no había nada más que silencio y el ruido que provocaba yo misma al mover las cosas.

Comencé a echarme agua y a su vez a tararear una canción, me llené el cuerpo de jabón, estaba concentrada en la letra de la melodía, escuché la puerta abrirse y cerrarse.

—¡Está ocupado!— grité.

Nadie respondió, intenté tapar mis pechos con ambos brazos, —¡intento ducharme!— grité nuevamente. 

No había nadie, miré alrededor para ver si alguien más había entrado, pero las cortinas no dejaban ver nada y la luz que pegaba sobre ellas no reflejaba alguna sombra. Al no escuchar alguna respuesta, seguí con lo mío, cantando Como La Flor, y de vez en cuando, moviendo mis caderas al ritmo de la canción, sin embargo, sentía esa extraña sensación de que alguien miraba.

No me importó, quién sea que me estuviera viendo no lo sabría y no sería capaz de hacerme algo. 

Terminé mi ritual acuático, me vestí, subí a mi celda, nadie dijo nada y no sentí miradas incómodas o culpables, simplemente todo estaba igual.

Subí a una torre a hacer mi vigilancia diaria, tenía un francotirador con un visor bastante bueno, me gustaba mirar los árboles a lo lejos, a veces aparecían ciervos entre el bosque, era entretenido estar en las alturas. 

Sin darme cuenta Rick estaba en la torre conmigo.

—Queta...— Me sacó de mis pensamientos.

—Hola, ¿cómo estás?

—Bien, gracias.— respondió confundido.

—¿En qué te puedo ayudar?

—Tenemos un plan para el ataque que hará el gobernador, es necesario que te quedes con Hershel y los demás en el bosque, sabemos que viene a buscarte a ti y a Michonne, por lo que no podemos tenerlas en primera fila. Espero que lo entiendas.

—Por supuesto. Me encantaría poder hacer más, pero entiendo porqué haces esto.

Lo miré con detenimiento, hubo silencio, le sonreí y me devolvió la sonrisa. Se acercó y me quedé inmóvil. 

—Queta... Yo... De verdad no quiero que te pase nada, pero si logramos capturarlo con vida quisiera que tú hicieras los honores.

—¿Honores?

—Sí, matarlo.

Abrí los ojos como platos, quise decir algo pero no salió nada de mí.

—Rick, yo nunca he matado a nadie.

Por la expresión de su cara sé que se sorprendió. Ambos estábamos confundidos por lo que el otro dijo.

—Lo siento mucho, Rick. Puedo ser lo peor que puedas imaginar, pero no soy una asesina.— se cortó mi voz. 

—No sé en qué pensé, yo creí que habías asesinado... Ya sabes, por lo que pasó en el mundo, hay gente mala y como sobreviviente pensé que lo habrías hecho ya.

—Rick. Antes de los muertos, vi gente asesina, pero yo jamás podría... 

Nos miramos una vez más. Sentí una conexión de complicidad, terminó de acercarse y me besó la frente. Nadie dijo más, bajó de la torre y seguí con mis actividades. 

(...)

Más tarde ayudé a guardar provisiones para el ataque, abrimos bloques infestados dentro de los que estaban limpios, pusimos trampas, vaciamos todas las secciones y nos fuimos al bosque para estar a salvo, pues no sabíamos exactamente cuándo llegarían. 

Cuando nos resguardamos y el resto del grupo se iba, Daryl se acercó.

—Cuídate, no dejes que te maten.— le dije. 

Ambos chocamos los puños, por último me dio una pequeña arma, por si acaso. Rick también se despidió de todos, me llamó lejos de todos.

—Por favor, solo si es necesario tienes que matar, esto se trata de sobrevivir, pero solo si es necesario, no tienes que hacer algo por gusto o por órdenes mías, solo por protección, ¿de acuerdo?, vi que Daryl te dio un arma extra, eso será suficiente.

—Claro, nos mantendré vivos sin importar que tenga que hacer. 

Todo el grupo de ataque se fue, en medio del bosque, estaba con el anciano, Michonne, Carl, Beth, Michonne, todos teníamos armas, listos para defendernos de los muertos o de alguna persona mala. 

Cuando la guerra comenzó solo pudimos escuchar disparos y ruidos estruendosos, pero no más. Todo fue bastante tranquilo, pasaron los minutos, las horas, no sé cuánto más. Decidí ir a dar rondines por el bosque, por si alguna persona de Woodbury andaba por aquí.

Caminé con mi querida hacha en mis manos, maté un par de caminantes, volteaba rápidamente cuando escuchaba crujir las hojas del suelo, en una de esas ocasiones miré a Phillip, sudaba, tenía la respiración agitada y tenía ambas manos libres de armas. Me preparé para dar el primer golpe con mi hacha, sin embargo, no pude hacerlo.

—Por favor, Queta... No te haré nada, ganaron. Déjame ir.

Dijo con ambas manos por encima de su cabeza, miré la parte de su cinturón y no traía consigo armas.

—Lamento mucho que lo nuestro no haya funcionado.— continuó hablando.

—Mataste a mi madre.

Saqué el arma de Daryl y le apunté directamente al rostro

—Lo siento... Ella primero me atacó.

—No es verdad.

—Queta... Tú no eres así, baja el arma y huyamos.

—¿Cuántos años tienes?, ¿10? Jamás me iría contigo, ahora, arrodíllate.

Mis manos sudaban y temblaban un poco, se dió cuenta de lo nerviosismo, cuando estaba a punto de poner ambas rodillas en el suelo saltó sobre mí, caímos al suelo y el arma salió volando, se puso sobre mi y con sus manos sujetó más mías sobre mi cabeza, forcejeaba pero no logré moverlo un centímetro.

—Eres demasiado buena para este mundo.

Me dió una bofetada en el rostro. Estaba asustada, enojada, decepcionada por no haberlo matado.

—Mátame, hazo que quieras conmigo pero deja a estas personas en paz.— le dije.

—¿Por qué te importa esta gente? Son unos pobres ingenuos...

—Mátame.

Una de sus manos bajó por mi cara, después el cuello y terminó bajando en mis pechos, había Sido cuidadoso y delicado, su roce me provocó asco y le escupí en la cara.

—No debiste hacer eso.

Volvió a golpearme, ahora con puños, me pateó un par de veces y me dejó tirada, antes de irse dijo que me dejaría viva para después matarme enfrente de todos. .

—Morirás en los brazos de Rick, no podrá salvarte... Y tú, sufrirás como nadie más lo ha hecho.

Lo Prohibido || Rick G. & TúDonde viven las historias. Descúbrelo ahora