No debí ir.
Solo tenía que hacer una cosa y era ignorar aquel sonido. Pero, la curiosidad me ganó.
Hace dos semanas llegamos a la casa de un amigo de papá, que nos invitó a pasar una buenas vacaciones en California y... al llegar no pensé que todo se iba a descontrolar. Mejor dicho, mis hormonas. Todo iba bien, el señor Schneider junto a su esposa nos recibieron y mostraron su casa que en realidad es muy espaciosa. Demasiado y lindo por el paisaje que se encontraba en este lugar. Hasta que nos enseñaron la piscina que estaba ocupada por dos personas que reían al divertirse.
Al principio me dio igual, solo escuchaba los relatos que decía la pareja de esposos cuando la voz de mi hermana de ocho años me distrajo. Mis ojos se dirigieron donde miraba ella y la sorpresa fue que de esas dos personas que creía que eran solo niños, en realidad, eran una niña y un chico.
Un chico que no pase desapercibida porque lo primero que pude visualizar fue su torso, el cabello despeinado que le rozaba la frente y esas piernas que estaban cubiertas por algunas gotas de agua con ese short pegado a los muslos y aquel bulto que se le notaba entre sus piernas. En ese momento solo pensaba en lo atractivo que se veía que no me daba cuenta de lo observadora que estaba cuando mis ojos chocaron con los de él y de manera apresurada aparté la mirada hacia otro lado mordiendo el interior de mi mejilla por haber sido pillada.
¿Su nombre? Uriel. ¿Edad? Diecinueve años.
Y atrae a cualquier chica que se le cruza. ¿Por qué? Bueno, lo sé por los paseos que hicimos al centro de la ciudad el pasado sábado y domingo, y ninguna chica perdía el tiempo en ver su complexión atlética bien trabajada.
No cruzábamos palabras aunque si lo miraba discretamente cuando ayudaba en algunas cosas mientras él hacía otras. Me quedaba embobada a la hora que cargaba algunas cajas y me mostraban esos brazos fuertes que me imaginaba siendo cargada por él de una manera tan erótica o cuando pasaba su lengua por sus labios y fantaseaba con ellos por mi piel o en una zona erógena de mi cuerpo.
Sé que no era normal, lo admito.
Pero, tampoco era normal lo que hice hace dos días.
Eso sí, no era normal.
Nuestros padres habían salido a comprar algo para la cena junto con nuestras hermanas y me había quedado viendo televisión en la sala hasta que la película terminó. No tenía mi celular en la mano ya que lo había dejado en la habitación y no me quedaba de otra en subir para verlo pero en vez de ir directo al cuarto mis ojos fueron directo a la puerta semiabierta de él.
Yo no quería entrar pero una vocecita interior me hizo hacer lo contrario. Con cuidado abrí la puerta sin hacer ningún ruido para no llamar la atención. Todo estaba en su orden había algunos libros y fotografías de él solo, con amigos y de su familia. Un cuarto normal pintado de un azul cobalto y de blanco con algunos cuadros de paisajes colgados en la pared. Todo estaba en total silencio hasta que el sonido que provenía de otra puerta me hizo girar y dirigirme a ella dejando entrever el cuerpo desnudo de él. Se estaba duchando y el agua recorría todo su cuerpo que pasé saliva cuando su mano derecha se posó en su miembro.
Santa madre de los ángeles caídos de los cielos. ¿Qué estaba viendo?
Era la primera vez que veía uno en la vida real. En vivo y en directo.
Sus gruñidos me sacaron de mis pensamientos y sentía como mi garganta se secaba al verlo masturbar rápidamente lo que hizo apretar mis piernas por el cosquilleo que sentía en mi sexo. Mis pezones tampoco se quedaron atrás cuando los noté hechos piedras debajo de la blusa que traía puesto que me daban ganas de tocarlos pero la realidad me pegó en la cara cuando las voces chillonas de nuestras hermanas gritaban por el pasillo que me hicieron despertar y me fuera corriendo a mi habitación sin ser descubierta.
ESTÁS LEYENDO
Historias +18
Short StoryHistorias cortas +18 Estas historias van a ser leídas bajo su responsabilidad. Creadas 100% por esta imaginación mía. Espero que te guste :) y me des una estrellita o un comentario. Gracias por pasar por aquí, te lo agradezco.