PONME A PRUEBA #2 - Final

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Eider

Me encontraba alistando mis cosas para poder irme a casa. Había terminado de hacer todo mi trabajo en el salón y de estar tanto tiempo parado enseñando a diversos alumnos terminé cansado. Lo único que quería era irme a despejar la mente con cualquier cosa y esa era mi cama. Pero la imagen de Massiel se me presentaba cuando ingresaba a mi departamento y peor cuando...

Mierda. Desabro el botón de mi cuello y aflojo mi corbata por lo sofocado que me encontraba debido a esa imagen de ella mientras me lamía y chupaba el miembro ese día, comenzando a sentir de nuevo el bulto entre mis piernas.

Deja de pensar en eso. Deja de pensar en eso, pienso. Sin embargo, al tratar de cerrar mis ojos esa mirada que me hacía en ese momento viene nuevamente a mi mente. Me levanto inquieto y sujeto el maletín para salir rápidamente del salón donde me encontraba. Necesito calmarme.

Camino por el pasillo ocultando lo que se formó en mi entrepierna con el maletín sin cruzarme con alguien menos mal y agradezco encontrar los servicios higiénicos. Entro y dejo el maletín en el lavamanos para echarme agua sobre la cara para bajar la calentura que estoy sintiendo. Pero los minutos bajan y todavía no cesa la dureza que tengo. Trato de pensar en otra cosa y sigo igual que hago puños a mis dos manos y miro mi reflejo al espejo.

Todos están en receso, en el patio. Estás a solas, dice mi subconsciente. Sin pensar me meto al último cubículo y me recuesto en la pared llevando a mis manos a desabrochar el cinturón y botón para luego bajar mi cremallera junto con el boxer y ver cómo mi pene cae en mi mano.

Toco mi longitud y comienzo a masajear de manera suave para luego mover mi mano rápidamente. Arqueo las cejas al sentir como la excitación se hace más presente que mi cabeza se inclina hacia atrás abriendo mi boca levemente e imaginandola a ella de rodillas con mi pene dentro de su boca. Todos los recuerdos de ese día vienen a mi mente: Ella en el sillón chupandomela. Yo refregandome contra ella. Ella gimiendo contra mis oídos. Ella y yo solos en medio de la sala hasta venirnos.

La opresión que siento en la parte baja de mi abdomen se muestra más que trato de callar algún sonido de mi boca y solo deje salir un «Oh... Massiel...» cuando mi cuerpo se estremece y el líquido que siento sobre mi mano hace que regrese a la realidad.

Sé que no está bien. Y más, masturbarme en la escuela. Sin embargo, la carga que sentía dentro de mí desde hace varios días no me dejaba tranquilo.

Limpio mi mano con papel higiénico y lo tiro al tacho de basura, acomodo mi ropa y sujeto de inmediato el maletín para salir del cubículo antes que acabe el receso. Solo faltaban veinte minutos al ver de reojo mi reloj que estaba en mi muñeca. Sin embargo, ni bien abrí la puerta la presencia de Massiel que estaba sentada en uno de los lavamanos me sorprendió que quedé estático y parpadeé asustado cuando ella se bajó y caminó hacia mí empujándome hacia dentro del cubículo y sentándome de golpe en la tapa del baño. Veo como pone seguro a la puerta y voltea a verme.

—Hola hermanito. —ladea la cabeza y me observa detenidamente— ¿Qué estabas haciendo?

Massiel

(Treinta minutos antes)

Estaba aburrida. Me encontraba en receso y no ponía ningún interés a mi amiga a pesar de que estuviera hablando de cualquier novedad. Me gustaba escucharla ya que era muy parlanchina y sabía los últimos acontecimientos que sucedían en la escuela y otras cosas más, pero no estaba de ánimos al notar cómo Eider me evitaba cada vez que me lo encontraba. Parecía un ratón huyendo de su cazador.

—Y cambiando de tema. ¿Vas a ir a la fiesta?

—¿Qué? —miré a Lucy quién estaba esperando una respuesta sobre la dichosa fiesta que había organizado Santi para este sábado— No lo sé, capaz iré o tal vez... —quedo con la palabra en el aire cuando miro a Eider caminar rápidamente por el otro pasillo. ¿Adónde va tan apurado?

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