Persecución

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Diría que el camino fue fácil, pero no lo fue. Me encontré con muchos baches por el camino por no decir que me perdí un par de veces, o más bien me distraje.. por así decirlo, ese mapa era muy difícil de leer, en escasas ocasiones sabía dónde me encontraba. Aunque mirándolo por el lado bueno, me encontré con varias tiendas de comida, tristemente no llevaba dinero encima, pero fue tan sencillo como sacar la pistola y señalar lo que quería.

Finalmente me encontré con el edificio, tenía una arquitectura antigua pero estaba muy bien cuidado, lo cual me hacía quitar cualquier sospecha que se me cruzara por la cabeza.

Mientras caminaba, el teléfono extraño sonó.

—¿Síii?—Contesté, con la boca llena de dulces se las tiendas que había atracado.

—¿Ya has llegado? Dios mío, sí que te costó.—Dijo Tsubuki en un tono frustrado.

—¿Ah? ¿Cómo sabes si quiera si llegué o no?—Apenas se me entendía hablar por los dulces, pero me pareció extraño que supiera que ya había llegado, aunque, realmente, me dió igual.

—¿Por qué diantres al supuesto prodigio de la mafia más importante de todo el país se le puede complicar tanto la tarea de seguir un mapa y llegar a un lugar? ¡Dios mío!—Preguntó con un tono frustrado, pero luego se interrumpió a sí mismo.—Olvídalo.. Shuji, lo que necesito es que entres ahí, no hay peligro, deberás ir a la habitación con la puerta más grande de todas, está en el tercer piso, al final del pasillo derecho. ¿Lo tienes? Ahí tendrás algo muy valioso que recuperar.

No sé cuanta calidad tiene este teléfono extraño, pero se ve que bastante, pues, no le estaba escuchando sino abriendo la puerta principal, y parece que Tsubuki escuchó el chillido de la puerta.

—¡Ugh! Qué complicado es trabajar contigo. Como sea, haz lo que quieras, mucha suerte.—finalmente colgó la llamada. Me encogí de hombros y guardé el móvil en mi bolsillo.

Cuando entré, las luces del edificio estaban encendidas pero no había ni un alma, olía bien y se notaba que había gente dentro, no habían ruidos ni nada así, pero este sitio no se mantendrá solo.

Empecé a divagar por el edificio, buscando a alguien por mera curiosidad, pero no parecía ver a nadie. No había nada colgado en las paredes y eso me pareció extraño, todo estaba impoluto y el silencio era silencio blanco, a excepción de mis pasos. A medida que avanzaba por el gran pasillo no podía evitar suspirar.

—La última vez que entré a un lugar, por poco y no salgo con vida... Que se repita.—Me adelanté y empecé a caminar más rápido, la verdad es que no le hice caso a las directrices de Tsubaki hasta que llegué viendo la enorme puerta a la que se refería.

—Con que es aquí.—Murmuré. Miré hacia los lados buscando a alguien. Tsubaki no me dijo que tuviera que esconderme de nadie pero ciertamente, era obvio que si él no vino por su cuenta es por algo. Pensé en llamarle para avisarle de que llegué a la puerta, pero ni que fuera mi superior.

Entré a la puerta, era una habitación grande y muy.. como decirlo, sofisticada. Estaba caminando por encima de una alfombra roja, a lo lejos, al fondo de la habitación, había un trono, parecía haber alguien sentado pero no podía verle bien.

Caminé a pasos lentos pero decididos, mientras miraba al hombre sentado en el trono. No le distinguía bien al hombre, pero por su forma tan robusta, era obvio que era uno. Es más, uno aparentemente importante.

Mientras más caminaba, un olor desagradable iba aumentando.

Finalmente llegué frente a él.

—Oye.—Le llamé en un tono firme, el trono estaba bastante en alto, tuve que elevar un poco mi voz para que me escuchara. Parecía una especie de líder.

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⏰ Última actualización: Feb 15 ⏰

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Un compañero insoportable (soukoku)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora