Nuevo comienzo

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—Usa tu gravedad.— Dije bastante seguro. Pretendía demostrarle algo que tenía claro para que dejara de sospechar de mis palabras, ciertamente no sería la primera vez que engaño a Chuuya con alguna situación de estas, pero por primera vez era cierto.

—¿Hah? tch.. ¿para qué quieres que haga eso?—Rechistó el pelirrojo, mirándome extrañado.

—Hazlo y deja de hablar, molesto.— Contesté cansado de sus quejas.

Chuuya finalmente hizo caso a mis palabras, se acercó a uno de los cuadros de la pared y puso su mano en el, Chuuya se veía muy seguro de lo que estaba haciendo, y no pensó que ocurriría lo que sucedió.

Su poder no funcionó, no hizo nada de efecto en el cuadro. Chuuya, extrañado, volvió a intentarlo.

—¿Qué diantres..?—Murmuró Chuuya, aún intentando usar su poder.

—No funciona, eso es porque pareciera que estamos en una dimensión nada similar a la nuestra. No sé de qué se trate, podría decir que el museo es una especie de portal a otra dimensión, pero no parece nada de eso.—Me puse una mano en la barbilla mientras hacía una pausa para recopilar la información en mi cabeza y poder seguir explicándole al perro tonto de Chuuya la situación en la que nos encontramos—Más bien parece que este espacio está creado para intrusos, al igual que el resto de obstáculos que nos hemos encontrado; pero un museo no tiene este tipo de seguridad ni de broma, está claro que esta seguridad tan peligrosa se debe a que esconde algo. No pretendo que lo entiendas, quizás es demasiado para tu corta mente.—Tras decir esto continúe caminando, está vez fijándome especialmente en las paredes, cuadros, y obstáculos que nos podamos encontrar por el camino.

El enano pelirrojo se había quedado congelado, demasiado confundido como para articular palabra.—¿Pero qué estás diciendo vagabundo?—Me preguntó mientras se daba prisa para alcanzarme.

—Sí, lo que oyes. Ahora deja de cuestionarme todo y busquemos una forma de romper este espacio temporal.

Chuuya frunció su ceño, pero aceptó, y al igual que yo comenzó a buscar por su cuenta.

Nos llevó un rato buscar, comenzábamos a perder la noción del tiempo, comenzaba a costarme el triple tener consciencia de cuantos minutos habían pasado. Por lo que una vez me cansé simplemente me senté en el suelo y dejé a Chuuya buscando, él no tardó en regañarme. La verdad es que los dos estábamos hartos de buscar y pensar, quería echarme una cabezadita, aunque preferiría una cabezadita eterna pero pereger en un lugar como este no sonaba como una muerta hermosa como la que yo merecía

—Oye imbécil. No te sientes, aún tenemos que buscar como salir de aquí..—Chuuya también se veía algo cansado, pero este chico parece que se toma tres cafés por la mañana de toda la energía violenta que tiene durante el día, por eso mismo, frustrado, no tardó en golpear las paredes en busca de vete tu a saber qué.

Mientras Chuuya golpeaba las paredes, pude notar algo que llamó mi atención.

—Chuuya, vuelve a hacer eso.—Le indiqué señalando un lado de la pared.

—¿Hm?—Chuuya estaba confuso, pero me hizo caso y pateó con fuerza el lado de la pared que le indiqué con uno de sus pies, mientras mantenía ambas de sus manos refugiadas en sus bolsillos. Chuuya enseguida se dió cuenta de lo que estaba comprobando.

—Suena distinto..—Pensó el pelirrojo en voz alta, él tenía toda la razón, en ese lado de la pared sonaba muy distinto que en otro, la diferencia era que esta vez sonaba hueco.—Pero no tiene sentido, si estamos en otra dimensión dudo que podamos salir de esta rompiendo una pared.

Chuuya tenía mucha razón, no iba a ser tan simple salir de un espacio que parecía estar hecho para mantenernos aquí por mucho tiempo, pero no podíamos pasar por alto algo como esto.

Un compañero insoportable (soukoku)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora