6

8 1 1
                                    

Doce y media. Son las doce y media de la noche.

Estoy fumando otro cigarrillo más, escuchando música y llorando como me gusta hacer. En silencio. Y me suena el celular.

Puede ser que tengas un nuevo mensaje..

Abrir.

Abre, sal. Soy yo.

Toc, toc, toc...

Siento cómo toca mí ventana. Es ella, es Sophia. Veo su sombra gracias a la luz de la luna. Ella está parada a las doce y media de la mañana afuera de mí casa. ¡Está loca! ¿ahora a dónde me quiere llevar?

Me levanto de la cama tratando de no hacer nada de ruido, pero a la vez trato de ir rápido hacia la ventana, ocasionando que mis pies se confundan y me tuerza los tobillos. Si. Los dos. Trato de no gritar o quejarme para no despertar a mí madre y para colmo Soph me vió y se está riendo de mí. Me acerco a la ventana y la abro.

- ¡Me vas a matar algún día y no del susto! Te odio.- le digo intentando minimizar el dolor.

- ¡Jajaja! Bueno señorita militar...- ¿estaría bien si le pegara?.. no- Te estoy pasando a buscar para ir a la fiesta que hacen en la Frontera, te cambias y vamos, ¿Okey? - ¿cómo no me dí cuenta? Ella está vestida con unas de sus típicas camisetas que parecen de prostituta blanca, con un short negro que creo que se sería igual si llevase ropa interior por lo corto que se vé.

- Ja... ¿Es broma, no? Jaja...

- Si no quieres ir me voy sola.. - me dice para luego hacer de cuenta que se vá caminando, y la agarro del brazo para que no se vaya.

- ¡No! Si, si quiero ir, pero no sé... - se da la vuelta y me mira

- ¡Vamos, por favor! Te sueltas el pelo, te cambias y vuelves antes de que tu madre se despierte y listo. Vamos, tengo el auto de mí padre. Tu madre no se dará cuenta, se va a levantar a las 10, como siempre.

- Bueno... entra y ayudame, pero no hagas ruido.- y entra por la ventana de mí habitación para luego irnos a una fiesta lejos de aquí. Me convenció con su mejor cara de pobrecita.

Me vestí con lo primero que encontré para ir a una fiesta, aunque la verdad es que revolví todo el armario buscando ropa linda, porque simplemente no uso ese tipo de ropa tan apretada y sofocante todos los días, no. Me puse un top de tirantes cómo un corset, ajustada, roja, y con detalles en un encaje de flores en la parte de abajo. Una mini falda de cuero negro, unos zapatos borcegos de también, color negro. Me solté y cepillé el cabello largo. Y sobrantes, como un collar de gargantilla negro, con una cadenita plateada. Unas varias pulseras plateadas y por último una chaqueta de cuero. Y en menos de veinte minutos ya estábamos saliendo por la ventana de nuevo. Caminamos hasta el auto negro de Soph y nos subimos, yo en el asiento del copiloto. Vamos solas.

- ¿Pero la Frontera no era esa discoteca rara a la que iban famosos, y estaba lejísimos de aquí? - le digo confundida. Yo ya sabía a dónde hibamos a ir, pero nunca está mal preguntar.

- Rara... es, y mucho, pero es muy divertida. Además en una hora y media ya vamos a estar allá, no te preocupes. Queda en la capital ya sabés, no está taan lejos.

- Bueno... pero, ¿a qué te refieres a "rara"? Espero que no sea un puto prostíbulo Sophia, no me olvido de esa vez.- aunque lo digo en tono muy evidente de broma, de verdad espero que no sea un prostíbulo. Aunque la verdad si estamos llendo a capital es muy posible que no sea un prostíbulo. La Frontera es un lugar famosísimo. Es difícil entrar, pero a nosotras nos conocen por un contacto de allá. Se dice que ahí mismo se han visto a famosos en esas fiestas "fan party", que van desde cantantes, hasta modelos internacionales. La Frontera es un buen lugar. Es muy grande, y nunca he podido ir. Pero por lo que se dice es muy buen lugar para hacer cualquier cosa.

𝑷𝒂𝒕é𝒕𝒊𝒄𝒂Donde viven las historias. Descúbrelo ahora