2 💐

133 26 5
                                    

Seungmin no tomaba alcohol. Desde lo que había pasado ese día en la fiesta de bienvenida que organizó su facultad para los alumnos de nuevo ingreso, él se sintió terriblemente asqueado ante la sola idea de volver a emborracharse de esa manera. Esa noche se repetía en su cabeza, ahora menos constante que los primeros días, pero seguía teniendo cabida en su memoria cada que intentaba cerrar los ojos.

Había repetido aquel día tantas veces en su cabeza que tenía un mapa mental y cronológico de cómo los hechos sucedieron y todo lo que lo llevó a hacer lo que hizo. Todas las oportunidades de haber podido evitarlo habían sido cautelosamente estudiadas como un alumno en clase de química que diseca y examina cada órgano de un animal para analizarlo a profundidad y conocer su constitución. Seungmin incluso había pasado tiempo pensando en los posibles resultados de aquellas oportunidades que no tomó y que nunca podría volver a tomar.

La sensación tan solo había florecido de nuevo en él en esa tarde de otoño. Era el aniversario, y ya había pasado un tortuoso año desde la última vez que vio a Hyunjin en el vecindario, con sus amigos, en sus restaurantes favoritos, en la cafetería de su tía, o siquiera en sus redes sociales de las cuales cuatro habían desaparecido.

En un principio, pensó que lo había bloqueado de ellas. Seungmin consideró que era tan solo justo, así que lo dejó pasar, pero en una ocasión tuvo que quedarse a pasar la noche en el dormitorio de Jeongin por un proyecto de la universidad y Jeongin, siendo el hombre enamorado que era, no le importó que fueran las tres de la mañana para tener su llamada telefónica diaria con Minho. Seungmin tan solo se acurrucó en el sofá dispuesto a dormir las pocas horas que les quedaban, pero fue imposible con las tontas risas enamoradizas de Jeongin que nunca parecían decrecer.

Escuchó algunas partes de su conversación mientras intentaba quedarse dormido y, cuando finalmente lo estaba logrando, la voz de Minho a través de la línea llamó su atención.

—Ya casi es cumpleaños de Felix. He estado pensando en que podemos hacer una fiesta sorpresa para él antes de que viaje de regreso a Australia. He estado organizando todo y falta que me confirmen tú y Hyunjin.

—Cuenta conmigo.—Afirmó Jeongin de inmediato.—Yo creo que Hyunjin también va a decir que sí, pero ya no lo tengo agregado en ningún lado así que suerte con eso.

—Sí, digámosle gracias a tu mejor amigo por convertirlo en un hombre del siglo diecisiete.—Bromeó cruelmente Minho.

Jeongin guardó silencio un momento antes de responder.

—No es del todo su culpa...

—Si no le hubiera roto el corazón no tendría que mandar un telegrama para contactarlo.

—Esa es la manera de Hyunjin de superarlo, Minho. Deja de meterte en sus asuntos.

Seungmin quería desaparecer en el sillón sobre el que descansaba antes de escuchar la pequeña pelea que se avecinaba. No le gustaba estar en boca de otras personas y aún así, sabía que así eran las cosas con los amigos de su ex. Sin embargo, una cosa era saberlo y haber fingido demencia y otra muy distinta era directamente escucharlo.

—Simplemente era una broma.—Se defendió Minho algo ofendido.—No puedo no darle importancia porque sabes lo mucho que quiero a Hyunjin.

—Y tú sabes lo mucho que yo quiero a Seungmin.—Respondió Jeongin.—Y aún así, nunca te has reservado ninguna opinión. Yo tampoco voy a ponerme a hablar mal de Hyunjin a pesar de que me duele ver a Seungmin extrañándolo porque no es mi relación y no es asunto mío, ni tuyo, ni el de los demás chicos. Es cuestión de ellos dos únicamente.

—Es claro que nunca vamos a llegar a un acuerdo respecto a esto.—Dijo Minho con un suspiro pesado.—Pero no quiero que eso se interponga entre nosotros, Iyen-ah.

my picture in your wallet || hyunminDonde viven las historias. Descúbrelo ahora