DOS | La Guarida de la Serpiente

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A las ocho en punto, Jennie llega al club. Lisa la había citado a las ocho y le dijo a Jennie que tendría su propio camerino para prepararse.

Eso es mucho más de lo que Jennie esperaba.

Está acostumbrada a compartir un gran camerino con otras quince mujeres y hombres y, sin embargo, aquí está ahora, siendo conducida por un largo pasillo rojo iluminado por luces de neón rojas y atravesando una gran puerta negra.

Cuando el guardia le abre la puerta, Jennie se queda sin aliento.

El camerino es igual que todo el club, rojo. Y enorme.

Jennie no puede creer que, aunque sólo sea por una noche, sea su camerino.

Tiene un enorme tocador con frascos de maquillaje y perfume ya colocados. Un gran espejo con bombillas incorporadas en los lados y por encima del espejo, parecido a su club anterior.

Hay una mesa de centro de cristal con dos grandes sofás de cuero. Un espejo de cuerpo entero y un vestidor individual con gruesas cortinas que protegen el espacio de las miradas.

Junto al vestidor hay un armario lleno de ropa y zapatos. Un televisor cuelga de una de las paredes, justo encima de una chimenea eléctrica.

Hay una nevera de cristal llena de bebidas energéticas y cosas como frutas y yogures.

─Puede elegir el conjunto que quiera ponerse esta noche, señorita. Ordenes de la jefa. ─ El guardia es sorprendentemente respetuoso. Jennie asiente, emocionada por la amabilidad de la Encantadora de Serpientes.

─ Gracias. ─ Murmura, y el guardia se va.

Cuando la puerta se cierra detrás de ella, Jennie se adentra en la habitación. Esta noche había traído su propia vestimenta, pero parece que no será necesario. Deja la bolsa en uno de los sofás y se sienta. Tiene que sentarse un rato y respirar hondo.

No puede creer que esté aquí. No entiende ni siquiera cómo encaja aquí. ¿Acaso encaja?

Sus ojos se posan en el gran ramo de rosas rojas como la sangre que hay en el centro de la mesita. Por un segundo piensa que es solo un adorno, pero entonces sus ojos se posan en la tarjetita blanca que está pegada al ramo.

Se acerca con dedos ligeramente temblorosos. Cuando abre la tarjeta, no puede evitar sonrojarse. O sonreír.

[

Buena suerte esta noche, preciosa.

Impresióname.

LM

]

Jennie, extrañamente, siente el impulso casi desesperado de impresionar de verdad a la Encantadora de Serpientes. No porque quiera el trabajo (aunque realmente lo quiere).

No.

Porque, ella genuinamente quiere ver algo parecido a la fascinación en los ojos de la hermosa mujer, la fascinación pintada a través de sus rasgos.

Por primera vez en su carrera de bailarina, quiere impresionar a alguien que no sea ella misma o su madre.

Quiere ser merecedora del título.

Preciosa.

Preciosa

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VENOMOUS┃ JENLISADonde viven las historias. Descúbrelo ahora