Jennie no tarda en descubrir que las personas que sienten debilidad por las serpientes no son bienvenidas en el club. Es obvio, teniendo en cuenta la cantidad de serpientes que Jennie puede ver descansando en los sofás durante el día; puede verlas deslizándose por la suave alfombra, y puede oír sus siseos cuando ella camina por el pasillo hacia su camerino después de que su ensayo ha terminado y regresa a buscar un yogur y una barra de granola para merendar y tal vez, llenarse de energía.
Las serpientes están literalmente por todas partes, y son tratadas con el máximo respeto por el personal que trabaja en el club; por las bailarinas y los guardias de seguridad, los DJ y los camareros que van cambiando de turno.
Hay algunos hombres que llegan al club para hablar de negocios con la Encantadora de Serpientes, y es evidente que tienen miedo de las serpientes. Se nota en su forma de andar por el club, casi de puntillas para no molestar a ninguna de las serpientes que se deslizan por el suelo; se nota en su forma de hablar, en voz baja y discreta, como si temieran despertar a las serpientes que duermen enroscadas en los sofás y los mostradores.
Jennie, por primera vez en su vida, da gracias a Dios por no tener miedo a las serpientes. No puede ni imaginarse lo difícil que sería trabajar aquí si así fuera.
O lo difícil que sería estar con una mujer que puede hablar con ellas como con cualquier ser humano.
Lisa está teniendo una reunión en una de las salas VIP, no muy lejos del escenario; casualmente, es exactamente el mismo lugar en el que Lisa se había sentado durante la primera actuación de Jennie en el club, dos semanas atrás. El recuerdo trae una sensación de nostalgia al pecho de Jennie, y ni siquiera ha pasado tanto tiempo; desearía poder repetir aquella noche, concretamente la parte de su camerino.
No puede quitarse de la piel la sensación de los labios de Lisa sobre su pómulo. Tampoco es que quiera hacerlo.
Cuando Jennie baja del escenario después de ensayar para el espectáculo de esta noche, tiene que pasar por delante de la plataforma elevada de la sección VIP en la que se encuentra Lisa.
Hace todo lo posible por caminar con la cabeza alta y los ojos fijos en su camino, pero al oír su nombre casi tropieza.
─Jennie. ─ Es la voz de Lisa, baja, suave y profunda. Cuando Jennie levanta la vista, se encuentra con los ojos oscuros de Lisa clavados en ella, devorándola casi por completo.
La mujer está sentada en uno de los grandes sillones, con las piernas abiertas y las manos apoyadas en los reposabrazos. Hay una serpiente alrededor del reposacabezas del sillón y otra serpiente hecha un ovillo a los pies de Lisa. Unos pequeños rayos de neón rojo se reflejan en su pelo negro, dándole un aspecto diabólicamente hermoso.
─ ¿Te importaría venir aquí, preciosa? ─ A pesar de ser una pregunta, suena más como una orden.
A Jennie le tiemblan las rodillas mientras se dirige lentamente hacia la sección VIP.
¿La van a despedir? ¿Por qué razón? ¿Su actuación de esta noche no es lo suficientemente buena?
Mientras Jennie sube la pequeña escalera hasta la plataforma elevada, sus ojos se fijan en todos los hombres sentados alrededor de Lisa. La mayoría de ellos la miran fijamente; miradas oscuras y hambrientas que siguen cada centímetro de su cuerpo de una forma que Jennie no aprecia. Está acostumbrada a las miradas hambrientas cuando se encuentra en la seguridad de los reflectores, lo suficientemente lejos del alcance de los clientes que la observan.
Aquí, rodeada de hombres y de Lisa 一 poderosos que pueden salirse con la suya con cualquier cosa que se les antoje sin ninguna repercusión 一 no se siente tan segura. No se siente segura.
ESTÁS LEYENDO
VENOMOUS┃ JENLISA
Short Story一 Me gustaba. La deseaba. Quería más y lo tomé. La tomé como si la necesitara, como si mi vida tuviera un límite y si no conseguía tanto de ella como pudiera, dejaría de respirar al siguiente instante. En el corazón de Jennie Kim, hay lugar para dos...