En la brisa suave de la mañana
se desliza su alma, pura y liviana,
como flor que al viento se mece,
tan delicada que al cielo pertenece.
Junto a el, la fuerza resplandece,
un corazón de hierro que no desfallece,
como roca firme ante el mar bravío,
i...
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Le tome una última foto al paisaje armónico que dejó atrás, le sonrió a mamá cuando me da la señal.
Camino con cuidado de caer por algún bache, la camioneta nueva que mamá compro para este viaje me da tranquilidad. Le doy una sonrisa nerviosa cuando me señala que debo subir.
Con cuidado de no caer subí un pie en el pequeño escalón de metal que está bajo la camioneta, subo en la parte de adelante al lado de mamá. Ella cierra con delicadeza antes de asegurar que este bien, sin ningún rasguño.
Rodea la camioneta caminando rápido, sube con facilidad gracias a la altura. Cierra la puerta en cuanto está sentada, toma el volante antes de darme una de esas sonrisas tan amables como solo ella sabe dar.
--- Tú cinturón cariño.
Mi mano aprieta la cámara que cuelga de mi cuello, pesa bastante a pesar de solo tener minutos colgada, la dejo descansar en el espacio entre mis piernas.
Cubiertas por un short de campamento, al menos hasta arriba de las rodillas, mis piernas están cubiertas por vendas que llegan desde abajo de la rodilla hasta mi tobillo. Mirarlo es raro. La ventanilla está cerrada para evitar alguna ramita que pueda chocar contra mi rostro o brazo, mamá lo hace con intención, solo quiere cuidarme.
Mi manga empieza a incomodar, la arremango un poco, pero las vendas en las muñecas me hacen dejar de hacerlo, me da repulsión saber que esa adicción dejo graves cicatrices.
--- ¿Sucede algo Gil? ---me renuevo nervioso buscando alguna excusa, aún sin mirarme por estar fijando su atención en la carretera sabe que mi silencio extenso es por algo.
Se que no puedo mentirle -ya sea porqué es mamá o porqué me siento pequeño cuando lo hago- pero decidí confesar.
--- Las vendas ---no voltea a mirarme, pero sus labios se unen en una fina línea recta, su labial rojo apenas se nota, sus cejas se juntan. Siempre expresiva.
--- ¿Sucede algo? ¿están sucias? ¿necesitas cambiarlas? ---me aturden las preguntas, acostumbrado a solo unas cuantas por minuto.
A pesar del frío por el aire acondicionado que tiene el auto nuevo me siento caluroso, las vendas me hacen sudar, las siento pegajosas y deliberadamente decido buena opción frotarlas contra mis uñas meticulosamente cortadas. Todo por mamá.
--- No ---detengo mi acción, un rojo leve se hace paso en mi pierna derecha, dónde frotaba mis uñas, respiro nervioso--- ¿Y si Charlie no me acepta así? ¿y si Isabella decide que soy raro?
Mis ojos lagrimean con facilidad, mi nariz se siente caliente, rasposa, no lo sé. Jugueteo las mangas buscando distracción.
El carro se detiene a un lado de la carreta para evitar molestar a los de atrás -que son muy pocos realmente pero, algunos deben haber- siento la mirada culpable de mamá en mi costado.
