Capítulo 11

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-¡no puedo creer que lo corriera! - exclamó Nami molesta.

Zoro frunció el ceño, no se encontraba de buen humor y en realidad no quería escuchar reclamos a esa hora.

-olvidalo Nami... El dijo que no cocinaria nada para mi y en realidad no lo necesito... Su comida ni siquiera es tan buena, puedo comer donde sea ¿quién se cree que es?...

La seria mujer observaba atentamente al peliverde quien trataba de acomodar su corbata mientras alegaba en voz baja maldiciones hacia el rubio, Nami lo conocía muy buen más que cualquier otra persona en el mundo y su comportamiento desde hace días es uno diferente, sigue siendo el mismo pero... Ya saben, algo en el a cambiado.

-No puedo creer que tenga que preocuparme por ese cocinero de cuarta - continuaba murmurando, mientras Nami lo seguía observando fijamente.

-sólo debo conseguir a alguien mejor... Con eso debería ser suficiente...

-además... Su comida ya había perdido ese brillo especial... - gruño.

La suave risa de su secretaria personal lo saco de sus pensamientos y dirigió su molesta mirada hacia ella alzando una ceja con expresión de pocos amigos.

-¿que? - preguntó amargado.

-¿porque lo estás dejando ir tan fácilmente? - preguntó - te gusta- aseguró con picardia.

Los ojos de Zoro se abrieron tanto y tan rápido que Nami logró confirmar la información muy rápido en ellos, incluso aunque sólo fuera un segundo, Zoro nunca se rendía cuando quería algo.

-no digas idioteces... Nami - el peliverde se dio media vuelta y continuó buscando su saco, quería restarle importancia a algo que lo mantenía inquieto estos últimos días, aún podía sentir ese delicioso aroma en sus fosas nasales y necesitaba borrarlo con algo más lo antes posible o sentía que podría volverse loco.

-¿que harás con la deuda? - preguntó curiosa.

-ese dinero no me interesa - aclaró mirándola de reojo y esa sonrisa en sus labios que era muy explícita, porque si, Zoro también conocía muy bien a Nami - ya te dije que no lo necesito...

-¡lo cobrarle por ti! - exclamó llena de energía mientras alzaba su pulgar con un brillo especial en su mirada.

-Nami...

-¡Bien! - celebró con su puño en el aire - cobrare la deuda y encontraré un nuevo cocinero!...

Nami dio media vuelta y salió rápidamente de la oficina, Zoro solo suspiró largamente relajando un poco su cuerpo.

-¿como puede ser tan buena cobrando deudas? - se preguntó en voz baja con algo de gracia.

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El caprichoso peliverde había decidido que era suficiente de esa tonta obsecion con el olor de ese rubio cocinero, ni siquiera se conocían tan bien y nunca le pareció llamativo entonces ¿por qué lo que comenzó como un castigo terminó gustando le demasiado?

La suave voz de Sanji cada vez que se perdía de su mismo y no hacía más que disfrutar dejando salir toda esa deliciosa feromona, su piel era realmente suave y tersa, lo colorado que se puso en sus mejillas y como lo observava de reojo con ese par de ojos azules intensos.

Incluso cuando despertaba de su trance para forcejear con él, aventarle cachetadas y empujarlo para que lo dejara ir - cosa que nunca funcionó - fue un verdadero festín de aromas, todos deliciosos y especiales, como si le hubiera dejado ver todo de él en solo una noche.

Buscando un Cocinero Donde viven las historias. Descúbrelo ahora