Ser llamado bastardo usualmente molestaba a las personas, pero no a Alyssa Targaryen.
Aunque Alyssa no vivía en desembarco del Rey, Viserys le tenía un amor profundo a su sobrina, el parecido con su difunta madre lo conmovía y era más querida que s...
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Aunque Lady Alyssa estuvo comprometida con su hermano menor, el príncipe Aegon, tenía una lista extensa de amantes, entre sus favoritos, se encontraba el príncipe Qyle Martell, se dice que lucho en una justa disfrazada de caballero y al ganar, lo coronó como el rey del amor y la belleza, escandalizado a las damas y a los señores. Aunque su amante favorito por excelencia siempre fue su propio primo, el príncipe Aemond Targaryen. Lady Alyssa afirmaba que el era el segundo dragón que más le gustaba montar.
Aunque las personas a veces tomaban a Alyssa como una persona poco femenina y grosera, ella disfrutaba a de las cosas simples como cualquier otra dama, le gustaba mucho la música, era buna cantando y apreciaba escuchar a que otro cantará bien, el arte también le entretenía, no así las tardes de té y chismes.
La princesa Aliandra apenas descubrió que estaba allí, engancho su brazo con el de ella y fueron pocos los momentos que no compartió con Alyssa.
La vida de la princesa Aliandra no era diferente a la de una princesa Targaryen, tenía tres damas de compañía que no paraban de hablar un segundo. Entre las cuatro se encargaron de vestir a Alyssa segun la moda de Dorne y la mantuvieron al tanto de todo lo que había sucedido en la corte.
Los tres hijos del príncipe de Dorne fueron mucho más amables que el, aunque Qoren había asegurado que la tomaría bajo su ala, Alyssa lo veía muy poco y estaba feliz con eso, podía ver a Vermithor cuando quisiera y ya los guardias no la perseguían con la mirada todo el tiempo.
—Agh, mi hermano es un tonto —Aliandra se queja de repente, silenciando a sus damas. Alyssa frunció el ceño— esta parado allí espiandonos como un pervertido.
Kiya, la que parece ser más cercana a la princesa solto una risa tonta.
—Esta espiando a Lady Alyssa —dijo con malicia— No le ha sacado los ojos de encima desde que llegó.
