III. TE DIGO ADIOS

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     Me bastó mirarte solo una vez,

para entender que aquí me quedaría.

Quise llenarte de primeras veces,

y tú me diste un corazón roto.

Me entregaste tantas despedidas

que las hice parte de mi rutina,

y volver a verte fue como tener

mil veces el mismo déjà vu.

Primera despedida,

una bala en mi pecho.

Dices que

no estás preparado para este amor

y yo camino herido, esperando

que vengas a socorrerme

mientras lentamente este cuerpo

se desangra.

No sé cómo me siento,

mis emociones me han abandonado y

tengo un cuerpo vacío,

mi alma se ha cansado y ha huido.

Caminas pintando mariposas en esta herida,

hay cien estrellas

observándonos bailar en la cama

al compás de todas las melodías,

te espero entre rutinas para

escucharte reír una vez más.

Segunda despedida,

mi cuerpo se desvanece,

lo que llaman una

muerte lenta y súbita.

Me dices que estamos en

puntos diferentes y que

no quieres estancarte con mi

presente.

Camino lentamente

buscando(te) en algún rincón,

coqueteando con otro cuerpo,

buscando nuevas esperanzas

o solo un lugar donde descansar.

Te acercas y me dices – Amor -,

te observo mientras

me cuentas todas nuestras fantasías

y veo nuestro futuro en tus ojos

tan azules como el mar.

El mundo se detiene

con la tercera despedida,

te digo adiós no porque no

te quiera,

solo he encontrado otra esperanza.

Entiendo que hay historias que no terminan,

solo se pausan para contarse en el momento

adecuado.

Entre Café y lagrimasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora