--- Esto nunca pasó, y sí pasó no fue conmigo. -decía mientras me abrazaba-
--- ¿Acaso crees qué me conviene decirlo? -respondí-
--- Yo ya no confío en ti, me engañaste. Pero, por lo mucho que me quisiste no le cuentes a nadie, de lo contrario yo me encargaré de negarlo. -continuó-
No era necesaria la crueldad disfrazada de redundancia yo lo sabía, tenías que respetar tu nuevo amor, que esa era la despedida y a mí tampoco me convenía que ellos supieran sobre lo que había sucedido, aún así me pregunté ¿en qué arteria de tu corazón se había extraviado tu empatía?
Cariño ante el mundo yo lo negaba, ante los que a la mañana siguiente para satisfacer su curiosidad inquirieron, ante aquellos que vinieron y les dije que de una charla no habíamos pasado y no era del todo incierto lo que había alegado, si nuestras pieles en todos los idiomas platicaron, dije que solo te había ayudado y no fue mentira, pues te ayudé a satisfacer cada centímetro de tu ser.
Dije que habíamos en un momento reído, ¿y cómo no iba a hacerlo querido? Si fuimos uno y al serlo le quitamos el significado al júbilo. Dije que luego habíamos ido a la cama, mas juré una vez más que no ocurrió nada, solo entre nosotros ese instante quedaba. Pero que cruel fue que hasta donde solo estábamos nosotros ese momento lo negaras.
Fue raro despertar y sentir un nudo en la garganta mas que felicidad, verte pasar y ni siquiera un "buenos días” desear como dolía ese sentimiento experimentar. Intenté guardar mis lágrimas hasta llegar a casa, y ahí me sumerguí en aflicción durante semanas, aunque no reproché era la consecuencia de un acto que yo misma deseé
Además casi olvido decir, al final te dije la verdad nunca mentí, no me reproches, no te conozco por ser hijo del cinismo. Muy en el fondo sabes, aunque te empeñes en negarlo que al hacerlo vida eterna a tu ego le di.
...
--- Ves, precisamente por eso no quería. -expresó con pesar-
--- No lloro porque me arrepienta. -dije con la voz entrecortada-
--- ¿Entonces? -inquirió-
--- Porque sé que es la última vez
--- Nunca la última vez es la última vez. -suspiró-
Esa frase ha endulzado a mis esperanzas y todo este tiempo a mis anhelos abraza, supongo que es por ella que no te puedo dejar ir, pues cada vez que digo "no sucederá otra vez" regreso a tu brazos en abril, te dejo partir por meses y regresas luego en invierno, total no paso la página, doblo la esquina como lo hago con mi poema favorito, pero debo pasar, dirigir mi mirada hacia otro horizonte.
Deja de alimentar mi amor, que muera deshidratado, al final al solo sufro yo, dime que terminó, dime que jamás nos volveremos a encontrar, que esta historia concluyó, que no tendrá secuela, es el capítulo final. Que el corazón con el futuro se ilusiona y no deseo volver a destruirme el alma y la piel por hacerte eterno en mi memoria.
Deja de esparcir pétalos adrede en el camino, no seguiré tus pasos, ya basta de apostar mis noches por un llamado tuyo, de vincular mi felicidad a tu abrigo. Me siento agotada al solo ser la que buscas una noche, mírame a los ojos y acaríciame el alma una vez más, dime que no volverá a pasar, dime adiós, que del destino no importe su plan, dime que no sientes nada ya, para recoger mis maletas e intentar dejarte de amar.
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Los 273 latidos de mi corazón.
PoesíaEros, ¿dónde yace el antídoto factible contra el veneno que causa un amor no correspondido? Ella, enamorada de las primaveras, un alma ingenua, amante de la ventura, curiosa hacia la vida. Su nombre es el capullo de la rosa que no ha visto tormenta...