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" 05: fruncir el ceño "
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En cuanto sonó el despertador, literalmente lo tiré contra la pared con todas mis fuerzas. Una de las cosas que más odiaba era madrugar, aunque sea por ir a trabajar, jamás había soportado escuchar el ruido de ese aparato electrónico que te despertaba por las mañanas.
Así que nada más despertarme y hacerme una coleta en el cabello, abrí la puerta de mi habitación encontrándome con George mojado de café. Al verle hicé una mueca y Izzie a lo lejos se rio por mi reacción. - ¿Pasa algo?
- Yo, quería hablar contigo, ¿qué fue ese golpe?
Al ver que él estaba asomándose, lo aparté y cerré la puerta para luego empezar a caminar hasta la cocina, siendo seguida por este mismo. - Habla -dije directa mientras me servía zumo.
- Esque... yo, yo... creo que... me gusta Meredith -estaba nervioso, pero lo dijo. Yo tan solo lo miré sorprendida por ello, y sonreí un poco- ¿algún consejo?
- Díselo.
- ¿Que se lo diga? ¿enserio Britney? no se me había pasado por la cabeza, gracias -dijo ironico.
Si ya odiaba madrugar, que me hablen con sarcasmo ya me superaba. Así que bebí todo el zumo que me quedaba y miré al chico fijamente. - Yo ya te di mi consejo, ahora haz lo que te de la real gana, ya estoy acostumbrada a que la gente pase de mi.
Y sin más, agarré mis cosas y me fui, pasando por delante de ambos y dejándoles con la palabra en la boca. Sin esperarles, cogí el coche y me dirigí al hospital, lógicamente con la música a todo volumen. Lo que no esperaba era llegar y encontrarme con Derek, así que otra vez pase por su lado ignorandole.
- ¿Pasas de mi? -preguntó alcanzándome.
- ¿No es obvio?
- Creí que después de lo que pasó el otro día, no se, hablarías conmigo, o pasaría algo entre nosotros -me dijo, mientras apretaba el botón del ascensor. Se quedó plantado frente mi y sonrió un poco por mi presencia- mola tu pijama.
Negé con la cabeza, viendo por encima mi absurdo pijama que eran unos pantalones de malla cortos y una camisa gris de deporte vieja. - Yo creí, que después de que mi residente nos viera, tu pasarías de mi, como haría cualquier persona en su sano juicio.
- Oh -abrió la boca ante mi forma tan seca de responderle- ya olvide que eras una borde por las mañanas, ¿te invito a comer luego?
- Vete a la mierda -dicho esto, le enseñe mi dedo corazón y me fui, no sin antes escuchar una risa algo fuerte por su parte.
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Supe que Bailey me odiaba en cuanto me ignoró por llegar tarde, y no era algo que me sorprenda realmente, pero a mi pesar no hacía falta ser tan borde si nisiqueira conocía mi historia con Derek. Así que en partes la entendí, porque era su jefe, aunque bueno, tampoco podía decir nada ya que ella de alguna forma era la mía; mi residente.
- No os riais, ni hagáis mucas ni comentarios absurdos que hacéis los internos -nos avisó nada más entrar en la sala de una paciente, que muy a mi pesar tenía un tumor enorme, demasiado.