Capítulo 27: Despedida

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Eran alrededor de las tres de la mañana cuando llegamos a casa, y en todo el trayecto había pensado que sería difícil bajar del auto a Hideki, pero el conflicto en realidad fue para llevarlo a su habitación porque no quería separarse de Leorio.

—Hideki no me gruñas. — le pedí a mi hermano a medida que intentaba alejarlo del contrario; el cual estaba muy sonrojado. — Leorio, disculpa que te pida esto, pero ¿puedes darme tu chaqueta?

—¿Para qué? — inquirió con el rostro lleno de confusión.

—Verás, él está cerca de su celo; por lo que necesita algunas prendas para su nido y... parece que le gustó tú olor... por eso te estoy pidiendo esto. — expliqué con mucha vergüenza. Leorio asintió y se quitó la chaqueta, Hideki se la arrebató inmediatamente para comenzar a olfatearla. — ¿Ya estás bien? Vamos a tú habitación. — él por fin pareció reaccionar ante mi voz y levantó sus brazos otra vez para que lo cargara.

Kurapika tenía a mi cachorra en sus brazos, por lo que al cargar a Hideki le hice un ademán con la cabeza para que pudiera seguirme a mi habitación. Al llegar al final de la escalera le dije cuál era mi cuarto y que me esperara adentro con Bolita.

Estando en la habitación de Hideki le cambié la ropa dejándolo solamente en bóxer, él se acurrucó entre las sábanas soltando ronroneos sin apartar la prenda de Leorio de su nariz, yo liberé feromonas para calmarlo hasta que se quedó dormido.

Salí de su habitación para dirigirme a la mía, Kurapika seguía cargando a mi cachorra a la vez que se encontraba de pie mirando las fotos de Dashi en la mesita de noche. Ingresé completamente al cuarto cerrando la puerta con seguro.

—¿Él es Tadashi? — inquirió cuando me vio parada en el marco de la puerta.

—Sí.

—Vaya... es...

—¿Muy guapo? Sí jajajjaj... — interrumpí cargando a mi cachorra para que él pudiera sentarse en la cama.

—También, pero iba a decir que es idéntico a Akashi-chan. — me miró fijamente. — Excepto por el tono de su piel, las pecas y sus rulos, esos los tomó de ti.

—Eso es cierto jajajajjaj... — me reí suavemente a medida que acomodaba a Bolita sobre el nido en su cuna para cambiarme de ropa.

Me empecé a desvestir ante la intensa mirada de Kurapika sobre mi espalda, segundos después sentí sus fríos dedos recorrer mi tatuaje para luego pasar sus manos por mi abdomen abrazándome con fuerza mientras restregaba su cara en mi espalda, para posteriormente ubicarse frente a mí. Le sonreí a medida que peinaba sus cabellos hacia atrás sintiendo la suavidad de estos.

Abrí el closet de mi ropa para tomar un pantalón de algodón largo y una blusa de tirantes, y noté como Kurapika comenzó a mirarme detenidamente a medida que buscaba entre mi ropa.

—¿Quieres ponerte algo de mi ropa?

—¿Puedo? — preguntó en voz baja y con cierta timidez.

—Claro, eres libre de escoger lo que quieras.

Después de vestirme, aparté la mirada de su cuerpo para enfocarme en sacar a mi cachorra de la cuna y luego acostarme con ella en la cama, poniéndola sobre mi pecho. Al momento de regresar mi vista a Kurapika, noté que se había puesto un camisón que no recordaba tener, era de seda con tiras tan finas que permitía ver sus hombros, se veía muy hermoso.

—Wao... — comenté a medida que lo veía acercarse a la cama. — Ven aquí... puedes subirte sin miedo. — se acostó a mi lado tapando su cuerpo con las sábanas. — Tengo que contarte algo, Kurapika. No te lo quise contar en su momento por llamada, por eso esperé hasta hoy.

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