Capítulo 43: Despierta

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Me dolían los ojos al seguir la luz que se movía de un lado al otro frente a mi rostro, mi cabeza también retumbaba y no podía oír con claridad, me sentía tan ida y no sabía cómo donde estaba y tampoco recordaba nada de lo que me había pasado.

—¿Sabes cuál es tu nombre? — escuché la voz de alguien preguntar después de alejar aquella luz.

Llevé mi temblorosa mano a mi garganta por el dolor que me producía si quiera intentar hablar porque no dejaba que pudiera responder a la pregunta. La mujer me dio un vaso con agua; el cual terminé bebiendo todo.

—¿Cuál es tu nombre?

—H-Halukahid Goomund. — mi voz se escuchaba muy ronca.

—¿Cuántos años tienes?

—Veintisiete años.

—¿Tienes hijos? — preguntó mientras volvía a anotar en unas hojas, al mirar a mi alrededor me di cuenta de que los enfermeros recogían unos aparatos que no pude identificar.

—Sí, tiene tres años, se llama Akashi Goomund.

—¿Tiene hermanos, parejas, mascotas?

—Dos hermanos, no tengo mascotas y... pareja... él se fue... pero sé que volverá cuando termine su trabajo. — me quedé mirando a un enfermero que retiraba las venoclisis de mi antebrazo.

—¿Cuánto tiempo tienen de relación?

—El 10 de agosto tendremos un año de estar juntos, voy a pedirle que se case conmigo.

—¿Cómo se llaman sus hermanos?

—Hideki Matsuno, tiene veintitrés años, y Masaru Bushida que tiene veintiséis años.

—¿Cuáles son los nombres de tus padres? — volvió a escribir en sus hojas.

—Mi madre se llamaba Midori Goomund, y no tengo papá, solo lo tenía a él.

—Ultima pregunta, ¿Qué es lo último que recuerda? — miré a la enfermera tratando de mantener mis ojos abiertos, me sentía cansada.

—Yo... ammh... estaba con alguien en un campo... eran dos chicos, no recuerdo sus rostros, pero eran muy familiares... sabía que tenía que volver con Bolita. — toqué mi cabeza sintiendo el dolor en ella incrementar.

—¿No recuerdas un auto?

—¿Auto? ... Sí, yo iba en el auto de regreso a casa, Hideki me llamó y el celular cayó en el suelo del auto... recuerdo dos grandes luces y... y... — volví a tocar mi cabeza incomoda por el dolor que sentía y el de mi garganta.

—Muy bien, hablaré con el doctor para que te dé un diagnóstico como tal, pero todo parece estar en orden por el momento. — me sonrió para luego salir de la habitación junto a los demás.

Admiré la habitación después de que salieran, había unos cuantos peluches y pequeños zapatos por el lugar, además de unas flores, sonreí para mí misma al saber que mi cachorra estuvo ahí. Quería verla. Me recosté sobre la cama usando mi brazo para tapar mis ojos, me dolía todo el cuerpo. Me quería quedar en esa posición hasta que el dolor de cabeza desapareciese.

—F-Frijolito blanco.

Esas palabras me hicieron traer recuerdos que tenía olvidados, de forma inmediata lo admiré: cabello castaño claro con varias canas, ojos color fucsia, alto y con rosto empapado de lágrimas y un par de arrugas. Se veía más viejo que como lo recordaba, él se acercó a la cama con lentitud, pero una vez estuvo cerca le di una patada en su cara haciendo que cayera al suelo.

Me posicioné encima de él dejando que toda mi rabia y odio se vieran reflejadas en mi puño contra su cara una y otra vez.

—Por dejar solo a mi hermano... — dos golpes más. — Por dejarme sola a mí... — tres golpes más y pude ver la sangre manchando el suelo y mis manos. — ¡Y por abandonar a mamá! — cuatro, cinco, seis y otros golpes más, no media mi fuerza para nada. — ¡MUERE!

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⏰ Última actualización: Oct 09 ⏰

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