Capítulo 30: Instintos

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El cuerpo de Kurapika comenzó a sentirse caliente conforme pasaban los minutos, para luego quedarse dormido. Levanté la mirada para encontrarme con los rostros llenos de preocupación y confusión de los chicos, me levanté del suelo cargándolo en el proceso, como sus brazos continuaban aferrados a mi cuello hice que sus piernas se envolvieran a mi cintura.

—¿Qué le ocurrió a Kurapika? — preguntó Gon.

—Se comportó como un Omega marcando territorio. — mencionó Leorio.

—¿Él no dijo que era un Beta? Sabía que mentía. — dijo Killua.

—Tú sabías de esto ¿cierto, Halukahid-san? — inquirió Senritsu.

—Sí, Kurapika es un Omega. Sin embargo, hay algo más detrás de todo esto, por una promesa que le hice no les contaré mucho, deberán esperar a que su celo pase y que él decida si contarles o no. — les expliqué a la vez que me sentaba en las cajas con sumo cuidado de no despertarlo.

—¿Tan serio es para que no puedas decirnos? — preguntó Killua.

—Sí, espero puedan entender, pero no quiero que se enoje conmigo. — confesé.

—Tranquila, nosotros esperaremos a que despierte. — sonrió Gon.

—Gracias, chicos. Ahora podrían por favor pasarme un supresor, no quiero entrar en celo también. — pedí sintiendo como el aroma de Kurapika me comenzaba a dar mareos.

—¿Dónde hay? — preguntó Leorio.

—En mi bolso, justo en el bolsillo pequeño, tiene una etiqueta. — rápidamente Leorio me pasó el supresor de acción rápida; el cual tomé sin siquiera tener agua.

—Tú eres la Alfa de Kurapika. — habló Senritsu.

—¿Yo? N-No, nosotros solo somos amigos.

—Disculpa, Halukahid-san. Pero no era una pregunta. — respondió la Beta acercándose un poco más a mi lado.

—¿A qué te refieres? — inquirí muy confundida.

—El Omega interior de Kurapika ya te ve como su Alfa. — contestó con simpleza dando una ligera sonrisa.

—No entiendo, Senritsu.

—Verás, cuando un Alfa y su Omega están vinculados sus corazones laten a la misma vez, esto se produce debido al vínculo que la marca por mordida les genera. — empezó a explicar a medida que se sentaba en la caja que está enfrente mío. — Cuando conocí a Kurapika y dijo ser un Beta sabía que mentía, pero en realidad no tenía pruebas porque sí parecía uno. Lo que no entendía era por qué podía escuchar dos latidos que provenían de él, sospechaba que era por su lobo interno, hasta que te conocí hace unas horas, Halukahid-san. En ti también pude escuchar aquellos dos latidos por unos segundos, hasta que luego lo único que podía oír eran cuatro latidos que danzaban en una hermosa armonía... jamás había escuchado algo igual. — expresó con una gran sonrisa y ojos brillantes.

Los chicos que también estaban a nuestro alrededor prestaban mucha atención a lo que decía Senritsu. Ella se quedó en silencio unos segundos, como si estuviera pensando en las palabras correctas para poder continuar.

—En realidad, no podía creer lo que oía con aquella melodía, puesto que sólo había leído de eso en los libros de música que he estudiado a lo largo de los años, pero hoy me di cuenta de que sí existe, ustedes tienen eso que le llaman: "La marca interna". — comentó con mucha nostalgia y sentimiento.

—¿Qué es eso? Jamás lo oí. — pregunté no pudiendo comprender todo aquello, sintiendo como mis nervios se ponían a flor de piel.

—Según la teoría o leyenda, este vínculo surge cuando Alfa y Omega tienen un momento tan íntimo en el que confiesan sus sentimientos el uno por el otro, de ese momento íntimo surge aquella conexión que hace que los dos lobos internos de los individuos se vinculen. — continuó hablando con voz baja. Yo sentía un nudo en la garganta y mis manos temblando.

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