"La Delicia Del Príncipe Canalla"

Capítulo Extra 2

— Traidor — Ser Harwin solo sonrió, divertido.
— Saliste del castillo, sin permiso, y solo mírate, pareces un desastre, dijeron que te metiste una pelea.
— Y hubiera ganado, pero los capa dorada de nuestro querido hermano se interpusieron.
— Viserys suspiro — ¿y qué hacías fuera de la fortaleza? — pregunto Daemon.
— Golpear gente, claramente — se burló, pero solo ocultaba los nervios que sentía, si Daemon se enteraba de a quién golpeó y dónde estaba la mataría.
— Se puso de pie — Con permiso, tengo que organizar mi próxima pelea.
— Eso fue todo, estás castigada, a tu habitación.
— ¡No puedes hacer eso, no eres el mayor!

Viserys solo miro a sus hermanos discutir.

— ¡Claro que puedo, no desafies mi orden, Daelyra!

La Targaryen lo miro con los ojos acuosos antes de correr fuera del salón.

— Fuiste muy duro con ella.
— ¿Y si algo le hubiera pasado, Viserys? Tu eres muy blando.

Pero las palabras de Viserys habían calado en su subconsciente, haciéndolo sentir culpable.

— Toco la puerta — ¿Puedo pasar?
— No — el lo hizo — ¿Para que preguntas si harás lo que se te venga en gana?
— Se que estás molesta, me preocupe por ti, porque cuando dijeron que no estaban en tus aposentos.

La muchacha no le contesto mientras jugaba con el títere de dragón en su mano,lo acercó a su oído como sí le susurrara algo y ella asintió.

— ¿No vas a hablarme? — Daelyra lo miro y con el dragón negó — Daelyra, estoy tratando de resolver el problema que tenemos, !No pondrás de tu parte? — volvio a negar con el títere.

Le arrebato el muñeco de la mano, poniéndose de pie y ella hizo lo mismo de inmediato,tratando de recuperar el títere.

— ¡No, dámelo!

Daemon se acercó a tirarlo por el balcón y Daelyra se estiró para tratar de quitárselo.

— ¡No! — su voz se quebro y las lágrimas estaban por salirsele — !Daemon! ¡Por favor! !Dámelo! Por favor, es de mamá.

Eso basto para que Daemon le entregará el muñeco y se adentrará en la habitación, ella hizo lo mismo tras el, aún con los ojos llorosos y algo de resentimiento.

— Se sentó frente a él — Daelyra, mírame, mírame, lo siento.
— Tu sabias que era de mamá, sabías que significa para mí — hablo mientras acariciaba el dragón.
— Lo sé, yo... me exalte, se que ella te lo dió, aprecias a ese muñeco.
— No solo lo aprecio porque ella me lo dió, lo hago porque me recuerda a ella, incluso tiene un ojo violeta y el otro verde.

Daemon sonrió y se acercó a su melliza, pegó su frente a la suya, tomándola de la nuca, Daelyra quiso rehusarse, pero Daemon lo impidió.

Unieron sus frentes en un momento íntimo y de confianza, Daemon pidiendo perdón a su manera y Daelyra entendiendolo y aceptando.

— Unir nuestras frentes también me recuerda a ella — hablo la princesa con los ojos cerrados,al igual que su hermano.
— Lo sé — se miraron al mismo tiempo y fue Daemon quien unió sus labios, un beso torpe por parte de Daelyra que no sabía cómo hacerlo.
— Daemon — ella se alejó y él lo lamento, estaba mal, ella no lo veía de esa forma — Yo... no se hacerlo.

Sonrió casi de inmediato,como un reflejo y volvió a envolver sus labios con los suyos, Daelyra logro seguir su ritmo con algo de ayuda.

Las manos de Daemon descendieron hacía la pequeña cintura de su hermana,levantándola para sentarla sobre su regazo.

Rompieron el beso por falta de aire y volvieron a pegar sus frentes.

— ¿Fue Mysaria?
— ¿Qué? — Daelyra estaba confundida y enojada, ¿que tenía que ver esa mujer en aquel maravilloso momento?
— ¿Fue a Mysaria a quién golpeaste? No mientas,sabré si lo haces.
— Miro hacia abajo despegado sus frentes— Si, ¿Cómo supiste?
— Reconocería la presencia de mi melliza en cualquier lugar, ¿Qué hacías en un burdel?
— Yo... te seguí,me molestó que me alejaras — mintió.
— Estabas celosa — sonrio maquiavélicamente.
— Claro que no
— Oh ,claro que sí,mi dulce hermana celosa — aquello a él le parecía sumamente divertido.
— Ella dijo algo sobre conseguirte a una de cabello plateado ¿Qué significa eso?
— Daemon frunció el ceño — ¿Qué tanto viste?

Daelyra supo que había hablado de más, se acercó más a él y unió sus frentes nuevamente.

— Eso no importa.

Su técnica de distracción sirvió, lo noto cuando su mellizo, atrapo sus labios en un nuevo beso, uno suave, pero cargado de deseo.