Capítulo 6.

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- ¿Dónde has ido? –me preguntó molesto.

Casi me sacó a rastras del coche, sin dejar que lo aparcara en su sitio.

- A comprar algunas cositas –sonreí nerviosa.

Su mirada se fijó en la bolsa que estaba en el asiento de atrás y después en mi ropa. Cogió la bolsa en una mano, y a mí con la otra. Me colocó en su hombro, como de costumbre en él, y empezó a andar hacia dentro.

Yo intentaba bajar mi falda. Seguro se me estaba viendo todo, pero a él no le importó. Siguió andando, sin hacer caso a mis quejas y mis gritos, hasta que cerró la puerta de su habitación y me soltó.

- ¿Me explicas porqué, mi mujer tiene que salir a escondidas, mintiéndole a mis hombres, para comprarse qué? –abrió la bolsa y sacó las botas -¿Unas botas?

- Son unas botas preciosas –se las quité de la mano –Las vi hace tiempo y tenía ganas de tenerlas. No puedes culparme.

- ¿Es enserio? –me miró molesto –Podrías habérmelo dicho y yo mismo te hubiera llevado, incluso, te las hubiera comprado.

- No necesito que nadie me lleve ni que compre mis cosas –lo miré molesta -¿Quieres saber la verdad? –me crucé de brazos y él me imitó –He ido a ver a mis padres.

- ¿Qué? –me miró confundido –Me dijiste que no vivías aquí.

- Dije que yo no era de aquí, pero nunca te dije dónde vivían mis padres –me senté en la cama y me puse las botas.

Caminé por la habitación y di una pequeña vuelta.

- ¿Cómo me quedan? –sonreí.

- Muy sexy –rió.

La verdad es que, las botas, con la falda corta, me quedaban súper bien. Me hacían ver unas piernas más largas de lo que tenía. Me sentí orgullosa de mi compra exprés.

- Pero no vuelvas a salir de aquí sin decírmelo –me regañó.

- ¿Tengo que pedirte permiso? –levanté una ceja.

- Sí –me abrazó por detrás –Uno de mis chicos te llevará encantado, dónde quieras ir. Pero no saldrás sola.

- ¿Y eso porqué? –intenté girarme para mirarlo, pero no me dejó.

- Por tu seguridad.

No dijo nada más. Tampoco yo quise preguntar. Suficiente por un día.

Pero la duda quedó en mí. ¿Mi seguridad? ¿Qué estaba pasando? ¿Tendría algo que ver con su salida de la otra noche? ¿O por las dudas que tenían sobre Alex? ¡Alex! tenía que avisarle de que podían estar investigándolo.

En cuanto pude, me escapé de su lado para buscar a Alex. Lo encontré con su moto, muy concentrado.

- Alex, tengo que decirte algo –dije al llegar, al ver que no había nadie cerca.

- ¿Qué pasa? –me preguntó asustado.

- Creo que te están investigando –le dije –No confían en ti. Anoche me lo contó Marina. Creo que mandaron a investigar a mi hermano también. Quizás saben quién soy yo, aunque lo dudo. Erick me hubiera dicho algo pero...

- No pueden saberlo, tranquila –me cogió de la mano –Le inventamos una vida, completamente nueva. Todo está arreglado. Por ahí no han podido sacar nada.

- Ellos saben que tiene una hermana, y que sus padres están vivos. Marina me lo dijo.

- Eso es... imposible.

- Me dijo que mi hermano está bien. Carlos ha ido varias veces a verlo.

- ¿Carlos sabe dónde está?

- Sí –le sonreí –Pero él no confía en ti. Nunca te lo dirá, ni te llevará. Tengo que convencer a Marina para que me lleve.

- No creo que ella te lleve.

- Allí está Isa. Me inventaré algo.

- Será mejor que vuelvas dentro.

- Sí. Nos vemos luego.

Me despedí y volví a la casa. Por suerte, nadie nos vio hablando en esa ocasión. Fui por un vaso de agua y volví al cuarto de Erick.

- ¿Dónde estabas? –me miró, cerrando el portátil con el que estaba.

- Fui por agua –le enseñé el vaso -¿Quieres?

- No, gracias –me sonrió y soltó el portátil en una de las mesitas –Ya he terminado lo que tenía que hacer. ¿Quieres ver una peli?

- ¡Sí! –salté a la cama, sonriendo y él rió.

- Pareces una niña pequeña –me besó en la frente.

- Y tú actúas cómo un papá –puse morritos.

- Pero un papá sexy –me besó.

- Muy sexy –lo volví a besar.

Nos tumbamos en la cama y vimos una peli en el portátil.

Amor sobre ruedasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora