Capítulo 7.

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Llevo dos meses viviendo en un club. Siendo la "chica" del jefe de moteros. Ser su chica me da ciertas libertades de las que por supuesto me he aprovechado.

Pero cada día que pasa me siento más lejos de mi propósito inicial; encontrar a mi hermano.

Por más que he tratado, y por más que he preguntado, nadie me ha dado respuesta. Lo único que sé es que mi hermano está en ese almacén, al que nadie puede ir. Marina sabe dónde está, pero se ha negado a llevarme. Erick no quiere escucharme hablar del tema. No entiende mi insistencia, y creo que empieza a sospechar.

Alex ha estado muy raro últimamente. Todas las miradas están puestas en él. Todas las sospechas van en su dirección. Pero según él, está bien cubierto, con su vida secreta inventada a la perfección. ¿Podrían descubrirlo? No estoy segura.

Llevo unos días sintiéndome mal. Así que hoy voy a ir al médico.

Busco a Alex por todas partes, para que me acompañe, pero no lo encuentro. Así que cojo las llaves del coche y le digo a los hombres de la puerta que me dejen salir. Ellos se niegan y yo me enfado.

Busco a Erick, y tampoco lo encuentro. En su lugar, me encuentro a Carlos, que actúa algo extraño.

- Carlos, necesito salir –le dijo sin más –Los chicos de la puerta no me quieren dejar salir y no encuentro a Erick, ¿sabes dónde está?

- Está ocupado –me mira con desconfianza -¿Qué necesitas?

- Necesito comprar unas cosas en la farmacia –me mira sin entender –Ya sabes, cosas de chicas.

- Dame un momento y yo mismo te llevo.

- He buscado a Alex, él siempre me lleva a estas cosas, pero tampoco lo encuentro.

- Erick está con el novato.

- Tengo el coche fuera. ¿Lo guardo?

- No, te llevaré en el coche.

- De acuerdo, te espero fuera.

Salí y lo esperé en el coche. Él llegó, parecía algo molesto, y se montó. Los hombres nos abrieron y me llevó a la farmacia más cercana.

- Te acompaño –dijo saliendo del coche.

- Para nada –lo miré molesta –Cosas de chicas, ¿recuerdas? Entraré en la farmacia, compraré mis cosas, y vendré al coche. No me va a pasar nada.

- Está bien –se cruzó de brazos –Esperaré aquí.

Entré en la farmacia y compré un test de embarazo. Esperaba que mis sospechas fueran erróneas, pero tenía que salir de dudas. No podía salir con el test en la bolsa, así que compré varias cosas más para ocultar la prueba del delito. Guardé el test en mi bolso, y dejé las otras cosas en la bolsa.

Al entrar en el coche me miró con desconfianza. ¿Qué le estaba pasando? Antes nunca me había tratado así.

- ¿Y bien? –me preguntó -¿Puedo saber qué compraste, con tanta urgencia, que no podía esperar?

- Ya te lo dije, cosas de chicas.

- ¿Puedo ver la bolsa?

- ¿Por qué? ¿Es una nueva norma, o algo?

- ¿Estás escondiendo algo? –levantó una ceja.

- ¿Esconder? Por favor, me parece una falta de respeto hacia mí –dije molesta –Pero no tengo nada que ocultar. ¿Quieres verlo? Pues adelante –le entregué la bolsa.

Amor sobre ruedasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora