Capítulo 11.

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A la mañana siguiente me desperté e hice mis maletas. Volvería a mi casa y a mi trabajo. Tenía que tener la mente ocupada en otras cosas.

Cuando lo tenía todo preparado abrí la puerta. Escuché a Alex, y a mi hermano, hablar bajito en una de las habitaciones. Tenían la puerta abierta, así que me acerqué un poco, para poder escuchar mejor, pero no demasiado, para que no me vieran.

- Tenemos un soplo, Ángel –escuché decir a Alex –Si todo sale como esperamos, esta noche Erick estará en la cárcel.

- Eso espero. No puedo permitir que le haga más daño a mi hermana con sus mentiras.

- Ella no debe saber nada –hizo una pausa –No podemos arriesgarnos a que lo avise.

- No creo que sepa nada –hizo una pausa -¿Crees que lo avisaría si se enterase de algo?

- Está... obsesionada con ese tipo. No podemos fiarnos.

No escuché más. Cogí mis maletas y salí de la casa. Tenía que averiguar qué estaba pasando. Hablaban de un soplo. ¿De quién? ¿De qué? ¿Sería una trampa? Tenía que hablar con Marina.

Llamé un taxi y me llevó a mi casa. Solté mis maletas y volví al taxi, que me llevó hasta el club.

Al llegar, le pagué al taxista y me bajé. Los chicos de la puerta se sorprendieron de verme allí.

- Necesito hablar con Marina –les dije.

Los muchachos me abrieron. Entré al club y encontré a varias chicas en la barra.

- Hola –les sonreí -¿Sabéis dónde está Marina? Necesito hablar con ella.

- Está en la cocina –dijo una de ellas.

Y allí la encontré, comiendo unas galletitas de chocolate a escondidas.

- ¡Te pillé! –le dije.

- ¡Me asustaste! –dijo escondiendo el paquete de galletas en su espalda.

- Venga ya –reí –Te he visto comiendo galletas, pero tranquila, no diré nada.

- ¿Qué haces aquí? –se sorprendió –Erick no está.

- ¿Dónde está? –pregunté nerviosa.

- Se fue con algunos chicos.

- Marina –le dije seria –Esto es muy importante. Necesito que me digas dónde está Erick. Creo que le van a tender una trampa.

- ¿Una trampa? –me miró extrañada -¿De qué estás hablando?

- ¿Dónde está Carlos? –pregunté al momento –Seguro él sabe dónde está Erick.

- Carlos está... -empezó a decir –En el patio de atrás, creo –dijo nerviosa.

Yo me dirigí al patio sin decir una palabra. Lo encontré revisando una de las motos.

- Carlos –dije al llegar -¿Dónde está Erick?

- Que sorpresa –me sonrió –Erick se ha ido con algunos chicos para unas cosas del club, pero volverán pronto.

- Necesito que me lleves dónde esté.

- Tranquila –dijo llegando hasta mí –Te veo muy nerviosa. ¿Pasa algo?

- No lo sé –suspiré –Necesito hablar con él, ahora mismo.

- ¿De qué hablas?

- Le han tendido una trampa –solté –Necesito que me lleves con él. Carlos, por favor.

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