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𝓛as calles se encontraban vacías, lo cual era extraño, siempre estaban cogestionadas de carros. Imaushi aprovechó para aumentar la velocidad en su moto, siempre conducía sin cuidado alguno. El peliblanco sonrió cuando sintió como Kei se aferró más a él, sintiendo todo el cuerpo de la chica pegado a su espalda.
El viendo golpeaba con fuerza a ambos jóvenes pero eso solo hizo que les diera más ganas de aumentar la velocidad. Kei veía todas las luces chillonas y coloridas de los rótulos y de las farolas. Incluso vio pasar uno que otro borracho por la acera. Kei definitivamente estaba disfrutando mucho del viaje.
Ya llevaban unos cinco minutos en la carretera cuando, debido a la posición en la que se encontraba en la moto, Kei empezó a sentir como su vestido se enrollaba y a causa de eso se estaba subiendo.
—Wakasa, puedes detenerte un momento, necesito acomodarme. —Le pidió Kei al chico.
Wakasa empezó a bajar un poco la velocidad mientras buscaba con su mirada un buen lugar para estacionar. Se detuvo al lado de un parquecito y esperó a la que la joven se acomodara mejor. Wakasa no estuvo mucho tiempo sentado en la moto, terminó levantándose. Kei miró como el joven se estiraba y le ofrecía una mano para bajar de la moto, ella la aceptó y bajó. Ya en la acera, acomodó bien su vestido y miró con curiosidad a Wakasa.
—¿Quieres ir a caminar? —Le ofreció Wakasa a la chica.
—Esta bien. —Kei terminó aceptando luego de pensarlo por unos segundos.
Si a Wakasa se le pasaba alguna idea por la cabeza, no dudaría en hacerlo, pero en este caso fue distinto, prefirió preguntar por la opinión de la joven. Si ella se hubiera negado, él hubiera regresado a la moto y hubieran seguido el camino hacia el edificio donde Kei vivía.
Imaushi empezó a caminar por el parque, Kei lo siguió. Era un parque pequeño, rodeado de muchos árboles, incluso había un pequeño play para los niños. Luego de caminar por algunos minutos, ambos jóvenes se sentaron en una banquita. No habían intercambio palabra alguna en ese pequeño transcurso.