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𝓐quella semana se pasó algo rápido, pues los estudiantes solamente iban al colegio por la mañana para hacer los exámenes de fin de semestre y luego se iban a sus respectivas casas. Aunque algunos preferían salir con sus amigos a comer, de compras, o simplemente a pasar el rato en algún centro comercial o caminando por las calles soleadas.
Ya casi iniciaban las vacaciones de verano y las mujeres salían a comprar trajes de baño con sus amigas para ir a disfrutar en la playa, mientras que los hombres preferían pasar el rato haciendo tonto o, uno que otro, buscando algún trabajo de medio tiempo para ganar algo de plata. Y mejor aún si era en la playa, así podrían estar allí sin gastar casi nada de dinero.
Kei estaba muerta. Como no había prestado atención en clases por quedarse dormida, llegar tarde, o saltarse clases, tuvo que pasar todas las tardes con los cuadernos entre sus manos Cuadernos los cuales tomó prestado de algunos de sus compañeros que amablemente se ofrecieron. Realmente solo tuvo que hacerles ojitos y ellos ya se imaginaron que tenían oportunidad con la azabache. Y con aquella simple acción, le dieron sus cuadernos a Kei con todos los apuntes necesarios sin queja alguna.
Pero lo peor de todo fue que, tras de todo el esfuerzo que la chica ya estaba haciendo para intentar sacarse buenas notas, aún así le tocó ir a trabajar, y cuando regresaba a su apartamento, todavía más agotada, no podía descansar por tener que estudiar más. Benkei la visitó dos veces al menos para intentar ayudarla, aunque no logró mucho, pues ella decía que podía sola y lo repetía una y otra vez. Al final, Keizo solo se quedó a acompañarla y le preparó cuantas tazas de cafés quisiera.
Benkei era inteligente a pesar de no importarle mucho el colegio. Entendía todo muy rápido y se le facilitaba memorizar cosas, pero fue Kei la que no se dejó ayudar por su orgullo y aquella actitud de mierda que tomaba al estar cansada.
Kei no podía fallar esos exámenes. Debido a que tenía tantas tardías y ausencias injustificadas, de alguna u otra manera lo tenía que reponer, y eso significaba tener que sacarse buenas notas. Y para su sorpresa, luego de terminar con los demás exámenes, sintió que no le había ido tan mal. Pero aquel examen que tenía frente a ella estaba mucho más difícil de lo que pensó.