En sus ojos note un silencio, aquel que dice tantas cosas sin haber pronunciado una palabra. Ella había planeado esta despedida y yo había anticipado esta escena, pero por un despiste de mi corazón en plena madrugada, mis sentidos se quedaron frágiles ante su mirada.
La voz se le quebró en su tristeza y las palabras resonaron en mi mente como un incesante eco. Adiós, una palabra tan simple y subestimada que no nos damos cuenta del daño que le hace a nuestro ser, hasta que es muy tarde para sentirlo. No había motivos para mí, ella solo quería escapar...y en su huida también se llevaría cada atisbo de amor que quedaba en mí. Yo no la odiaba por eso.
Seguí amándola con locura por el resto de mis días.
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El arte de escribir en soledad
PoesíaMi universo tallado en poemas...bueno, casi poemas. Buen provecho !