—¿Estás seguro de esto, sensei? —Leonardo levanta una ceja, estando muy poco convencido de la decisión que su padre había acabado de tomar y un sentimiento de inconformidad se instala en su pecho.Su padre, serio y decidido, sólo le lanza una mirada de comprensión y ahora es él quien suspira.
—Hijo mío —Leonardo sube la mirada, un poco preocupado. Su padre apoya su mano en el hombro de su hijo mayor y también le mira—. Todos tenían la edad de Miguel Ángel cuando les dejé ir a su primera misión —Leo hace memoria y sí, sabe que es cierto. Su padre los había enviado a las calles a combatir el crimen cuando tan sólo tenían diez años. A todos y cada uno—. Y creo que Miguel Ángel está más que preparado para la misión —con un leve asentimiento, uno casi imperceptible, Yoshi da por terminada la conversación y se da la vuelta, dispuesto a irse a su habitación a meditar.
El pelinegro toma todo el aire que puede y lo mantiene en sus pulmones por un largo rato hasta que la presión atmosférica le obliga a soltarlo. Revolucionándose el cabello con impotencia, se dirige hacia la habitación de su hermanito menor con la intención de despertarlo y darle las buenas nuevas.
Eran las once de la noche y, de hecho, ya se les había hecho un poco tarde para su patrullaje. Usualmente salían media hora antes de las once —media hora después de la hora en la que se supone Miguel Ángel debía irse a dormir—, para así poder volver a más tardar las tres de la mañana y que aún les diese tiempo de descansar un poco.
Sin cuidado, Leo entra a la desordenada habitación del menor e intenta no sorprenderse ante el desorden que sus ojos están observando, pero fracasa. Había cajas de pizza abiertas regadas por todo el lugar y los pedazos de aquella comida que habían sobrado estaban mohosos y bueno, sinceramente asquerosos.
Ignorando aquello, se acerca hacia la cama de su hermanito y lo sacude con suavidad, esperando a que este despertara. Mikey siempre había tenido el sueño pesado, muy pesado a decir verdad y eso Leonardo lo sabía desde que su padre llegó a casa con él.
En ese entonces, Mikey llegó dormido, ignorante ante todo lo que había sucedido en el parto y sin haber conocido a su madre, quien había fallecido justo cuando lo había traído a la vida. Una vida por otra es lo que dicen. Sin embargo, el bebé durmió plácidamente durante toda la noche aun cuando sus hermanos mayores lloraban a todo pulmón por el deceso de su amada madre, a quién extrañarían muchísimo hasta el día de hoy.
El rubio comenzó a quejarse a causa del movimiento que su hermano le proporcionaba y, abriendo sus orbes azules, miró confundido a su alrededor, aun estando más dormido que despierto. Su cabello estaba desordenado y Leo rio ante la imagen adorable de Mikey en aquel estado somnoliento.
—¿Leo?, ¿pasó algo? —con cansancio notorio, el menor se rascó uno de sus ojos con el puño, queriendo aislar el sueño de su cuerpo.
Leo sonrió.
—¿Estabas durmiendo en tu primer día de patrullaje? —sólo bastaron unos cuantos segundos y un par de miradas entre ambos para que Miguel Ángel por fin procesara las palabras de su hermano. La enorme sonrisa que se instala en su rostro hace sonreír también a su hermano.
—¿Estás hablando en serio, Leo? —el entusiasmo en su rostro le hace ver radiante y el mayor sólo se levanta de la cama y asiente con la cabeza.
—Sí, es en serio. Así que vístete —Leo se dirige hacia la puerta luego de haber visto el asentimiento a su orden por parte de Miguel Ángel—. Te esperamos afuera.
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Cielo negro → TMNT {Raphangelo}
Fanfiction❝Después de una batalla contra los Kraang, Miguel Ángel cae en la dimensión X y es considerado muerto por sus hermanos, quienes se culpan por lo ocurrido. Seis años después, el mundo corre peligro. Hay muchas nuevas amenazas que están surgiendo para...