diez

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—¿Qué mierda les pasa a todos ustedes? —pregunta Abril sin detenerse a pensar mucho las cosas. Casey, quién estaba a su lado, la mira con una leve sonrisa y alza su lata de cerveza hacia ella.

—La pelirroja tiene razón —dice él, bebiendo un poco del alcohol—. Desde que llegamos ustedes se ven tensos y no han hablado ni un poco —Abril asiente con la cabeza y se dedica a observar con dureza a los chicos, quienes ni por asomo se dieron el tiempo de observarse entre sí.

—No tenemos nada, ¿por qué lo dicen? —intenta disimular Leonardo, suspirando y levantándose del sofá, caminando directamente hacia la nevera en busca de otra cerveza, a pesar de que tenía una a la mitad justo en la mesa de centro que había en la sala.

Sin duda, estaba escapando de la situación.

—¿Qué no se están viendo? —Casey los señala como si fuese la cosa más obvia del mundo y frunce el entrecejo—. Se están evitando como si se hubiesen peleado y no han dicho nada en todo el tiempo que llevamos aquí. Sólo Abril y yo hemos ambientado el lugar.

Las miradas de los chicos, por primera vez en toda la noche, se cruzan entre ellos. Y cómo si todos se leyeran la mente, suspiran, notando que sí, todos tenían una expresión de preocupación instalada en sus rostros.

Hay un silencio donde sólo se puede escuchar como Casey y Abril tomaban de su cerveza y la tragaban. Los demás se habían acomodado en su asiento como pudieron y se rascaron diferentes partes de su cuerpo en un acto inconsciente de incomodidad.

—¿Entonces? —Abril los anima a que digan algo, mirándolos acusatoriamente—. ¿No dirán nada?

Donatello suspira con resignación, volteando a ver a Raphael. Leonardo se alarma por ese acto y sabe perfectamente que su hermano menor no podría soportar mucho el hecho de mantener el secreto de que Miguel Ángel quizás estaba vivo; de hecho, cabía la posibilidad de que Donnie sólo lo dijese sin más. Sin rodeos.

Porque mierda, le conocía. Y después de la muerte de Miguel Ángel, Donatello había cambiado muchísimo. Todos lo habían hecho, obviamente, y en diferentes sentidos. Y el ahora menor simplemente había decidido no guardarse absolutamente nada de lo que pensaba o lo que sentía, todo aquello porque cuando Mikey murió, él tenía tantas cosas por decirle que se abrumó y terminó encerrándose en su habitación por dos semanas sin comer casi nada. Se encerró y meditó profundamente al respecto de todo lo que él no había dicho pero que siempre había querido decirle a Miguel Ángel, que cuando se reintegró con los demás, lo que sea que pasase por su cabeza lo sacaba a la luz sin profundos miramientos; claro, evitando los comentarios fuera de contexto y las opiniones que él creía no iban a aportar mucho en la situación.

Donatello se había vuelto muy directo al decir las cosas, y lo hacía sin ningún tapujo. Sin pelos en la lengua.

Así que, antes de que su hermano menor admitiese lo que ellos habían visto acerca de su hermano supuestamente fallecido, prefiere interrumpirle.

—Bien, sucede que… —Donatello lo observa con el entrecejo un poco fruncido y niega tan levemente con la cabeza que el mayor a penas sí puede creer haberlo visto. Su hermano parecía un poco decepcionado por tal interrupción—… Donnie hackeó una base de datos del gobierno y descubrimos una organización gubernamental fantasma —los demás, aparte de Donatello, le observan con intriga, queriendo saber más al respecto—. Y esa organización sólo… parece saberlo todo, ¿verdad, Donnie? —el menor lo observa con seriedad al principio, pero después, luego de ver la insistente y acusatoria mirada de Leonardo, asiente con la cabeza.

—Tiene información del Kraang y el Clan del Pie que jamás habíamos llegado a saber —Abril abre la boca con cierta sorpresa y se acerca un poco más a Donatello, prestando muchísima atención. Raphael y Casey intercambian unas miradas asombradas y luego vuelven mirar a Donnie—. Es como si hubiese espías de esa organización entre ellos. Porque de verdad tienen demasiada información.

Cielo negro → TMNT {Raphangelo}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora