—No puedo creerlo —Donatello se cubre la boca con sorpresa, atónito, sin poder creer lo que está viendo en la pantalla de su computador. Su respiración se corta y sus ojos comienzan a arderle.
Comienza a leer el documento que tiene en frente e intenta no perder la cabeza en ese momento. Las cosas que lee cada vez se van haciendo mucho más absurdas y justo se detiene en una imagen a la que observa por al menos diez minutos con muchísima atención.
—Imposible… —susurra, sin saber realmente cómo sentirse. Decide levantarse e ir a buscar a Leonardo, quién estaba en el dojo meditando.
Aquella casa le traía tantos recuerdos que le abrumaban y que lo hacían revivir todo aquello por lo que todos habían pasado durante esos últimos seis años llenos de dolor y desesperación; y aunque Donatello no lo admitiera, aquellos seis años ellos sólo habían intentado borrar la memoria de Miguel Ángel en vez de intentar recordarlo.
Como debieron de haber hecho desde un principio.
Cuando abrió el dojo, observó cómo Leonardo estaba entrenando con su Katana; este tenía los ojos vendados y se movía ágilmente por todo el lugar, haciendo movimientos certeros y llenos de fuerza. El menor se quedó observándolo por un buen tiempo, no queriendo interrumpir su concentración y reteniendo la información que iba a decirle picándole fuertemente en la lengua.
De repente, Donnie sólo suspira con fuerza, frustrado y bastante confundido. No sabía qué hacer. El mayor, al escuchar el suspiro, decide dejar de entrenar y se descubre los ojos, mirando directamente hacia donde se encontraba su hermano, quien al parecer estaba perdido en sus pensamientos.
Leo lo observa atentamente: estaba reposando su espalda en la puerta del dojo, miraba al suelo con atención y su entrecejo estaba fruncido; se estaba mordiendo el labio inferior y parecía preocupado.
—Donnie, ¿qué pasa? —el pelinegro se acerca hacia el más alto y el aludido sólo levanta la mirada, observándolo directamente a los ojos.
Leonardo puede notar como sus hermosos ojos rojizos están irritados y un poco encharcados.
El castaño suspira y mira a su hermano mayor con tanta seriedad, que provoca en Leo un fuerte escalofrío.
—¿Y si Mikey hubiese sobrevivido? —ante la pregunta, el mayor da dos pasos hacia atrás en un estado de shock, casi aturdido. Observa a su hermano menor con confusión y, luego de estar en ese estado por unos cuantos segundos, sólo se endereza, le mira con seriedad y con un cierto deje de ira.
—No digas estupideces, Donnie —se aclara la garganta y se da la vuelta, dispuesto a guardar su Katana en el lugar donde todos guardaban sus armas y, cuando lo hace, se queda observando los Nunchaku y los Kusarigama de Miguel Ángel que hasta ese día, su padre aún atesoraba—. Él murió.
—¿Y si no? —la pregunta del castaño, por alguna razón, al mayor le sonó más como un comentario que como una cuestión en sí y voltea a verlo con inquisición, pidiéndole con la mirada que le explicara su duda con respecto a la muerte del rubio—. Quiero mostrarte algo —susurra lo suficientemente fuerte como para que Leo lo escuchara; sin embargo, el tono que había usado le hizo sentir al mayor que quizás estaba dudando muchísimo en mostrarle aquello que lo tenía de esa forma tan distante y dubitativa.
Y por alguna razón, Leonardo también duda en querer saber qué era lo que Donnie le mostraría.
Cuando ambos entran al laboratorio, el pelinegro sigue de cerca a su hermano, quien se había apresurado a llegar a su computador y a subir en el documento que anteriormente estaba leyendo.
El corazón de Leo, sin razón aparente, comienza a acelerarse inevitablemente.
Se siente nervioso.
—¿Qué quieres mostrarme, Donnie? —el mayor se posiciona justo detrás de su hermano y observa la pantalla quizás con la misma intensidad con la que su hermanito lo estaba haciendo.
El aludido suspira.
—Hackeé la base de datos del gobierno y me encontré con una agencia de la cual nunca había llegado a escuchar —Donatello se aclara la garganta y le muestra a Leo una imagen con el escudo de la agencia. Esta tenía la forma de un fénix y en medio de él, había una enorme letra ‘S’ grabada. Alrededor, decía: «Organización Homologa Secreta de Defensa Mundial y Antiterrorismo»—. Sus siglas en inglés forman la palabra S.H.A.D.O.W.
—¿Y el punto es…? —Leo comienza a leer las cosas que decía aquel documento sobre la organización y espera a que su hermano llegue a la parte sobre Miguel Ángel.
—Ellos al parecer lo saben todo —responde con simpleza y comienza a bajar rápidamente hasta una imagen en específico—. Y aquí están hablando sobre Miguel Ángel Hamato —Donatello señala con su dedo la fotografía y posa el cursor sobre quién al parecer, era Miguel Ángel—, y su relación con La Bratvá.
La habitación se queda en silencio y el menor se voltea en la silla para poder observar la reacción de Leonardo, quién sólo tiene el ceño fruncido y analiza a profundidad la fotografía.
El que al parecer era Mikey, estaba en medio de muchos hombres imponentes y bien vestidos. La Bratvá. El rubio se veía bastante joven, el pelinegro no le daría más de quince años, quizás trece o catorce, no tenía modo de saberlo, pero su expresión era dura y su rostro estaba sucio, tenía suciedad y sangre seca en las mejillas y unos cuantos pequeños rasguños en una de sus mejillas y en el cuello.
Sus ojos están inquietos y, al igual que le sucedió a Donatello con anterioridad, su respiración se agita y las lágrimas comienzan a acumularse en sus ojos.
—Eso es imposible —dice Leonardo al fin, negando con la cabeza y tomando distancia del computador, dando varios pasos hacia atrás.
—Eso… —el menor suspira y voltea de nuevo en la silla, quedando otra vez frente a la pantalla del computador—… pensé yo; sin embargo… leí todo esto y… —Donnie se quita los lentes y se soba el puente de la nariz—… no hay duda de que es Mikey —se aclara la garganta y luego de volver a ponerse sus lentes, baja un poco más en el archivo hackeado—. Y no es lo único que dice sobre él.
—No entiendo… —comenta Leonardo, comenzando a dar vueltas por la habitación—. Si está vivo, ¿por qué no ha regresado?, ¿por qué hacernos creer que está muerto?
Donatello sólo se queda en silencio, sin saber qué responderle.
—No lo sé, Leo…
—No le vayas a decir esto a Rapha —sentencia el mayor, mirando con profundidad al castaño. Quien le devuelve la mirada confundido.
—¿Y eso como por qué? Él también merece saberlo —dice, sin terminar de entender a su hermano mayor.
Leonardo suspira.
—A Rapha fue a quien más duro le dio la muerte de Mikey —suspira, Donatello ya se da una idea por dónde iría su hermano—. Y si se entera de que sigue vivo… —el menor asiente, comprendiendo su punto.
—¿Entonces no le diremos? —pregunta, intentando aclarar las cosas un poco más. El pelinegro niega, poniendo una expresión totalmente neutra, sin trasmitir lo que verdaderamente siente en esos momentos.
—Primero hay que asegurarnos de que siga vivo.
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Cielo negro → TMNT {Raphangelo}
Fanfic❝Después de una batalla contra los Kraang, Miguel Ángel cae en la dimensión X y es considerado muerto por sus hermanos, quienes se culpan por lo ocurrido. Seis años después, el mundo corre peligro. Hay muchas nuevas amenazas que están surgiendo para...