A Raphael nunca le había gustado el Bronx, le daba una sensación de inseguridad que lo mantenía alerta; además de todos los callejones que había por ahí, que estaban llenos de pinturas que podían ponerle los pelos de punta a cualquiera. Sin duda era algo que él prefería evitar.
En definitiva nunca le había gustado.
El pelirrojo podía ver a lo lejos el local que Miguel Ángel le había dicho.
Miguel Ángel.
Su nombre aún sonaba extraño para él, aún le causaba un dolor en el pecho que le hacía dificultosa la respiración pero que al parecer, desde ese momento, iba a comenzar a decir demasiado.
Suspira, deteniéndose a una cuadra del local, justo cuando escucha como alguien cae suavemente detrás de él. Raphael no tuvo ni qué voltearse para saber que había sido su hermano quién se había lanzado del techo de la casa que justo había acabado de dejar atrás; sin embargo, le tocó voltearse cuando escuchó su nombre.
—Rapha —el nombrado se voltea, aún con la esperanza de que todo sea una mala jugada de su cerebro sólo porque hacía más o menos un mes, se había cumplido el aniversario de la muerte de su hermano. Pero para su mala suerte (que la verdad ya no sabría ni cómo clasificarla, si mala o buena), notó a su hermanito frente a él, mirándolo con los ojos encharcados, justo como él los tenía. Lo miraba con aquel brillo que lo caracterizaba y que no pudo encontrar hacía un buen rato en el depósito. Mikey estaba vestido como un chico cualquiera de dieciséis años. Tenía una camisa blanca, una chaqueta de cuero negra y unos jeans oscuros, sus zapatos eran unos converse negros y tenía su cabello suelto—. No sabes cuánto te extrañé.
Miguel Ángel lo abraza. Le pasa los brazos por el cuello y lo acerca a él, apretándolo con fuerza. El mayor se queda estático en su lugar y se queda de esa manera por unos segundos, pero luego lo abraza desesperadamente también, pasando sus brazos por la cintura de este y apretándolo como si jamás en su vida quisiera volver a dejarlo ir.
—No tanto como yo... —susurra al fin, cerrando los ojos y dejando que las lágrimas que se habían acumulado en sus ojos resbalaran por sus mejillas.
Miguel Ángel en serio estaba allí.
—Vamos al restaurante... —dice Mikey, separándose de él y caminando decidido hacia el local de comida asiática que se veía realmente horrible.
El lugar estaba relativamente vacío, pero las pocas personas que estaban allí parecían ser borrachos despechados y sin nada ni nadie en la vida quien los amara y se preocupara por ellos. La iluminación era escasa, demasiado para su gusto, y una de las luces titilaba de manera irritante sobre la mesa que Miguel Ángel había decidido ocupar.
Cuando ambos estuvieron sentados, sólo se miraron a los ojos por largos segundos que parecieron años.
—Debes irte de la ciudad, Raphael —el mencionado cierra los ojos, perturbado y bastante aturdido. Él esperaba cualquier otra cosa por parte de la persona que hasta ese día estaba muerta para él. No... aquello.
—¿Qué? —Raphael niega con la cabeza y hace un amague con su mano para que Miguel Ángel espere un momento—. ¿Sólo eso vas a decir? —Raphael observa los ojos azules de su hermano menor y los nota recorrer todo el lugar con cierta inquietud.
—No tengo nada más qué decir —el de ojos verdes deja caer todo su peso en el espaldar de la silla y lo mira con incredulidad.
—Vuelves aquí... a la vida —Mikey sonríe incómodo por aquello y desvía su mirada a la mesa—. ¿Y sólo eso piensas decir?, ¿qué debo salir de la ciudad?
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Cielo negro → TMNT {Raphangelo}
Fanfiction❝Después de una batalla contra los Kraang, Miguel Ángel cae en la dimensión X y es considerado muerto por sus hermanos, quienes se culpan por lo ocurrido. Seis años después, el mundo corre peligro. Hay muchas nuevas amenazas que están surgiendo para...