Only Fans |BKDK|

3.-

— Hola, ¿Estas solo?

Estaba harto.

Deku llevaba al menos una semana yendo con regularidad al café donde por suerte fue contratado a tiempo indefinido.

Cada maldita vez que se sentaba en una mesa solo venia algún extra de mierda a preguntarle si quería compañía de ellos.

Malditos idiotas.

Por suerte para él, Deku siempre los mandaba a volar.

— Si. — Dijo el pecoso, el extra sonrió y Deku volvió a hablar. — Es que el café siempre sabe mejor con la compañía deseada y por desgracia no es la tuya.

El cenizo sonrió desde el mostrador, jamás habría pensado que Deku seria de los que contestan así, aunque debió imaginarlo. De seguro es bastante acosado en Only Fans o en las mismas calles por semejante belleza.

El extra le dio una mirada asesina, resopló y se alejó del pecoso.

— Debería empezar a decir que estoy con alguien para que me dejen en paz, ¿Qué opinas, Katsuki? — Le habló mientras sorbia de su café. — Quizás si te sientas de vez en cuando conmigo las personas piensen que estamos juntos y se alejarán de mí.

Lo decía tan natural mientras el corazón del cenizo quería explotar.

¿Quería que parecieran pareja?

Carraspeó e intentó cambiar de tema ya que aún no aparecían clientes.

— Por cierto, ¿Qué haces siempre en el computador? Lo traes al menos día por medio al café.

El pecoso lo miró fijamente. ¿Habrá preguntado de más?

— ¿Tanto así me miras?

Sus mejillas no podían ponerse más rojas. Si, lo miraba mucho, es increíblemente atractivo, seria pecado no mirarlo y no babear por él.

— Tienes suerte. — Volvió a hablar.— Ven, siéntate conmigo y te mostraré lo que hago.

Cautelosamente se acercó al pecoso y se sentó a su lado.

Al ver la pantalla de aquel pc su respiración se cortó, su cara y todo su cuerpo se calentó.

¿Eso hacía en un café?

— ¿Te gusta? Trabajo para la industria MidNight, diseño lencería y hermosos dildos en diferentes formas, colores y tamaño.— Su sonrisa era resplandeciente y tenía una erótica mirada acompañado con un pecaminoso sonrojo en sus pecosas mejillas.

Los pantalones de Katsuki de repente se volvieron más apretados en la entrepierna.

— ¿Eso haces en un café? — Preguntó Katsuki mientras intentaba pensar en cosas asquerosas para que su polla no quisiera escapar.

— Me inspira mucho este café, la última vez diseñé este. — Decía mientras buscaba ente sus archivos.

El archivo que mostró era un diseño en 3D sobre un dildo normal, no tenía nada fuera de lo ordinario.

— Este es a control remoto, es un vibrador con distintas frecuencias, demasiado silencioso. — Su mirada pasó de la imagen a los ojos rojos de Katsuki.— Perfecto para indecentes que les encanta sentirse bien en lugares públicos.

La polla de Katsuki se contrajo, podía fácilmente decir que goteaba con solo aquella mirada tan fuerte que le daba Deku.

Y que Deku en persona le hable de vibradores y sus funciones claramente era una pesadilla para sus pantalones.

— Imagina que vas a este café, quien te atiende es ardiente como la mierda, tanto así que tienes una necesidad abrumadora de tocarte y pensar en esa persona.

— Así que este modelo...— El rubio tragó saliva duramente, su boca de repente se sentía bastante seca.— Te haría pensar que es esa persona quien te toca mientras solo lo miras atenderte.

— Lo tienes, Katsuki.— Dijo en un susurro, su voz era tan suave y grave a la vez.

Se miraron fijamente a los ojos, estaban a solo diez centímetros el uno del otro, sus rodillas rozaban con las del otro.

Katsuki fácilmente podía sentir el aliento caliente del pecoso, olor a café llegó a sus fosas nasales.

Sus ojos se posaron en los tentativos labios del otro, rosados, brillantes, tentadores.

¿Sabrán a fresa o a café?

— ¡Bakugo!

Ambos se sobresaltaron visiblemente, sus mejillas se tiñeron de rojo.

Katsuki miró con enojo a la persona que los había interrumpido.

— Pelos de mierda, tienes diez segundos para rezar por tu vida, porque de esta no te salvas.

— Aun no sé hacer un café americano y me piden uno.

Para su desgracia, Kirishima. Gran amigo de Katsuki desde hace un par de años, contratado hace solo dos días en su café.

Si las miradas mataran. Kirishima estuviera descuartizado y sus partes flotando en un río de pirañas.

Con desgana se levantó de al lado del pecoso, y se dirigió hacia su compañero, si quería dinero, debía ser lo más agradable posible con todos en el local o se lo descontarían de su corta pero digna paga.

Rápidamente se arrepintió.

A quien debía hacerle el puto café era a una castaña de grandes mejillas. La muy desgraciada se sentó deliberadamente en el asiento que estaba compartiendo junto al pecoso.

Deku la miró y juró que vio jodidas estrellas en esos ojos.

¿Se conocían?

¿Serian novios?

El café estaba acabado, ¿Pero a que costo?

— Uraraka.— Dijo Kirishima al ver el café ya acabado, la maldita roba Dekus se levantó, vio como Deku guardaba rápidamente sus cosas.

— Gracias.— Dijo mientras pagaba a iba junto al pecoso, quien dejaba el dinero más la propina en la mesa y con un ademan con la mano se despidió del cenizo sin decir palabra alguna.

Maldita perra de cara redonda por robarse a Deku.

Maldito Kirishima por arruinar la oportunidad de besar a Deku.

Maldito Deku por excitarlo tanto en el trabajo y no darle ese jodido beso.

Maldito el día que se enamoró del desgraciado de Deku.

En cuanto lo volviera a ver, lo mandaría derecho a la mierda con GPS para que no se pierda el maldito.

— ¡Ah! Katsuki.— El pecoso volvió y habló desde la puerta de entrada abierta.— La próxima vez tal vez pida tu opinión para más artículos de mi trabajo.

Sonrió descaradamente mientras sus mejillas estaban manchadas de tinte rosa.

Sus ojos en media luna mientras sus blancas perlas lo hacían sentir como el ser más afortunado de la tierra por tener dicho placer de presenciar esa majestuosidad.

Era tan precioso, y erótico.

Su polla rápidamente se endureció nuevamente mientras lo miraba e imaginaba al pecoso en distintas posiciones con todos los dildos que lo ayude a diseñar.

— Si, la próxima vez.

Con un ademan se volvió a ir.

Desgraciado Deku excitándolo en cada momento.

Realmente lo odiaba...

No, no lo odiaba, pero entiendes.

Es un odio/amor bastante fuerte.

... Sobre todo en sus pantalones.